Érase una vez, hace poquísimo tiempo y en un lugar muy cercano, un bufón haciendo reír a todos en Palacio, cuando de repente entra al Salón el Ujier para informarle al Rey que frente al escenario de la plaza pública destinada a obras de teatro, estaba punto de desencadenarse una gran reyerta entre dos familias nobles de la Villa, ambas con sus respectivos siervos bien armados. Enseguida el Rey envió a un Mariscal con sus hombres a resolver el conflicto. Con la seguridad de que conseguiría la paz, el Rey le pidió al bufón que siguiera deleitándolos con sus ocurrencias. Y eso hizo el aludido. Volvió a hacer reír a todos con sus chistes, imitaciones, monerías, sus sátiras e ironías.
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