No quiero comentar sobre los momentos difíciles que estamos viviendo aquí, en mi país adoptivo, que quiero tanto como el de nacimiento.
Todo el mundo ve las noticias. Casi todo el mundo cree en lo que le dicen los políticos, los periodistas, los activistas, los eslóganes, los clisé, lo que suben a las redes; en otras palabras, mucha gente cree lo que dice el oportunismo, la mala intención, la displicencia y la ignorancia.
Eso que sucede aquí (y en otras partes de nuestra América), amerita una reflexión más profunda. No es ésta. No quiero hacerla ahora, porque me domina más la emoción que la razón y la lógica.
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