Entrevistas

Espacio dedicado a las preguntas que he respondido a lo largo de mi carrera en el humor, y que han sido publicadas en libros, en la prensa escrita, radial, televisiva o digital.

Como entrevistado

Medios

País

Año

Conversación-entrevista entre Joel Sánchez, humorista cubano-colombiano, publicada en el libro "El humor escénico" de este autor. Colombia, 2015. (Páginas 197 a la 214).

¿Compadre, qué estudiaste?

Respuesta: Me gradué de Ingeniero Civil en La Habana, porque mi familia me pidió mucho que tuviera un título universitario. Traté de estudiar Historia del Arte, Periodismo, Letras, etc., pero me fue imposible por el sistema de admisión cubano y tuve que terminar ingeniería, a pesar de que no me gustaba mucho.

 

¿Y por qué llegas al humor?

Respuesta: Con mi gran amigo Moisés Rodríguez estudié la enseñanza media. Siempre compartíamos chistes en los recreos y muchos compañeros nos rodeaban a ver la novedad del día. Una vez nos prometimos que de adultos escribiríamos libros de humor, “la más grande antología de chistes del mundo” y esas tonteras. Entonces, de jóvenes, me hice muy amigo del escritor Aramís Quintero y con él vimos que podíamos hacer humor de manera profesional y llamamos a Moisés. Los tres fundamos el Grupo Tubería de Media de humor literario y gráfico primero y después la Compañía de humor escénico La Seña del Humor.

 

Estoy viendo de tu parte que aunque hubo mucho esplendor como artista en la parte escénica, mira que desde un principio la literatura y la intención gráfica estuvo ahí. Ahora son famosos y MUY NAVEGADOS tus blogs y páginas web que mezclan literatura con gráfica y reflexiones escritas sobre humor.

¿Cómo es eso de trabajar en alianza con tu hijo Alex, él en Europa y tú en el Sur del Mundo?

Respuesta: Gracias por lo del esplendor, lo que me hace pensar que crees que ya me apago en un ocaso. Bueno, es tu opinión (quizás hasta la mía).

Pero vamos a lo nuestro... Creo que nunca me vi como actor cuando era adolescente o joven, pero sí siempre quise ser escritor. También te confieso que un elemento importante en la formación de mi sentido del humor fueron las historietas norteamericanas (impresas y en dibujos animados). Yo sé que se han contaminado políticamente al calificarlas como “penetración ideológica”, “diversionismo ideológico”, “armas del enemigo”, etc., pero a mí me da igual eso. Sólo te digo que me reía muchísimo con Las Dos Urracas, El Pájaro Loco, El conejo de la suerte, El Correcaminos, Tom y Jerry, El Pato Donald, etc. Quizás por esas dos razones, la literaria y la gráfica, las relacioné más tarde con mi carrera escénica en el humor. ¿Pero te cuento algo? Desde hace un año más o menos creé un espectáculo teatral para niños y para niños y padres, profes, etc., donde mezclo el lenguaje teatral con el literario, el gráfico y hasta el audiovisual y todo en función de la motivación lectora a través del humor. Lo llamo Concierto Lector y me mantengo siempre presentándolo en múltiples escenarios. Por eso ahora te puedo decir que mi carrera en escena me ayudó mucho en lo que hago, aunque en realidad, te insisto, todo es una misma carrera: la del humor, sólo que usando distintos lenguajes artísticos.

En cuanto al trabajo con mi hijo Alex, te diré que estoy chocho, por el talento que tiene en el dibujo, el diseño, pero sobre todo en la ilustración de libros para niños. Como también tiene un sentido del humor muy parecido al mío –se lo formó en los ensayos de la Seña-, me es fácil trabajar con él. Si yo escribo la historia se la mando y él la ilustra y casi sin revisarlo se entrega a la editorial, por la confianza que le tengo. Pero también trabajamos a dúo; es decir, entre los dos creamos la historia y él “se mete” en el texto y yo en las ilustraciones. Esos libros los firmamos como “Pelayos” y así mismo hacemos cuando creamos humor gráfico. Él vive en Europa, pero la magia de internet con skype y demás, es como si lo hiciéramos uno al lado del otro.

 

Hay diferencias sustanciales entre estos lenguajes: Humorista Escénicos para Adulto – Humorista literario para niños y sus padres – humorista que didácticamente promueve a la lectura- humorista literario.

Todo eso es humor, pero, debe ser un trabajo del carajo ser intérprete triunfador en disímiles leguajes del humor.

Respuesta: Para mí esto no es un trabajo, es algo que me da mucho placer y para colmo me pagan. Por lo tanto, da igual crear humor para tal o más cual arte. Cuando tienes las enormes ganas de crear, de esas que son inaguantables, te pones a estudiar un poco el lenguaje de la manifestación artística donde quieres hacer tu humor y lo haces y ni te das cuenta. Por eso te aseguro que no es tan difícil si hay vocación, entrega y placer.

 

¿Para  humorista se estudia?

Respuesta: No conozco una Carrera de Humor en ninguna universidad. Te diré lo que pienso sobre eso: el humor no es una manifestación artística; es decir, no es danza, música, literatura, teatro, pintura, etc., por eso no se puede estudiar. Pero sí se puede desarrollar el sentido del humor hasta con ejercicios, mucha práctica, consumir bastante humor, etc. Y también se puede desarrollar la creatividad de igual forma. Hay una buena parte que depende de condiciones de la persona, pero insisto, todo eso se puede desarrollar. Entonces, tienes que hacer otra cosa: aprender y manejar muy bien el lenguaje de la manifestación artística que tomarás para canalizar tu creación humorística. En fin, que no es exacta la afirmación que el humor se estudia, pero hay que estudiar sin dudas. E insisto, el humor es un arte dentro de un arte, así que es doble lo que hay que estudiar: el lenguaje humorístico y el lenguaje del arte donde canalizas tu creación humorística. Parece una cantinflada, pero es así.

 

Algunos artistas del giro, grandes artistas como tú, como Virulo, como el propio Daniel Rabinovich usan el término Humorista, sé que prefieren que les llamen así a que les llamen Comediantes. ¿De donde viene el asunto?

Respuesta: Ahí hay un error según mi opinión. Humorista es todo aquel que crea humor. Un humorista es un cuenta chiste, un literato, un payaso, un comediante, un dibujante, etc., etc. Es amplia la palabra y el comediante es que hace comedia (la actúa) sobre un escenario cualquiera. Un comediante es un humorista, pero un humorista no necesariamente es un comediante. Por lo menos para mí. Así que si a esos colegas les agrada más decir que son humoristas, tengo la certeza de que están tratando de darle más valor al humor, un género muy castigado, menospreciado. Yo sentiría más orgullo si me dicen humorista que si me dicen comediante, literato, guionista, teatrista, etc., y no porque el humor sea mejor que el drama o la tragedia, o que alguna manifestación artística en sí, sino para hacer justicia.

 

En el mundo de la música, por ejemplo de bolero es muy usual el Intérprete, o sea, tipos que cantan temas de Agustín Lara, de José Tejedor, de Manuel Corona, de Luis Marquetti… sin embargo en el humor hacer un texto de otro es como mirado con recelo. Qué crees tú de los textos de La Seña del Humor de Matanzas (tu principal proyecto de humor en Cuba en los años 80s) que aún se hacen en Cuba. ¿Cómo vamos ahí? ¿Qué opinión te merece el asunto?

Respuesta: No fue mi principal proyecto en esa época, fue el único. Mira, en esto hay dos puntos de análisis. Si uno es un escritor, un guionista, un libretista, un creador de humor o como le llamemos y a la vez también somos comediantes, nos gusta representar lo que escribimos, porque lo hacemos como algo integral; es decir, creamos a partir del actor que somos, conociendo sus limitaciones y sus puntos fuertes. Por lo tanto, casi siempre, el que escribe y actúa sus propios materiales lo hace mejor que otro. Y uno como actor puede representar el texto de otro, pero sin dudas le gusta y sabe que el suyo lo hará mejor.

Y segundo, también sabe que si otro interpreta su texto, le hará su versión y casi nunca lo hará exactamente como a uno le gusta, como lo concibió, incluso aunque el resultado sea mejor. ¿Me explico? Ejemplo, el número de mi personaje Roberto Roberto lo escribimos Aramís y yo. Lo hicimos pensando en mis actitudes personales y salió con éxito, sin falsa modestia. Si otra persona que no conozco tanto me da un texto para que yo haga ese personaje, habrá cosas en ese guión que no me cuadrarán, por lo que prefiero el mío. Y el otro ejemplo, no tengo la información de que actualmente se estén haciendo nuestros guiones allá, actuados por otros colegas. Si eso fuera así, te digo que existe el riesgo de que no lo hagan como uno se lo imaginó. Incluso si lo hicieran mejor que nosotros. Además, sería algo injusto porque tienen que pagar el derecho de autor. Fíjate que dije injusto y no ilegal, porque sabemos que en Cuba esos derechos a veces no están bien claros.

 

Bueno en Humoris Causa hacíamos Los Presos, no pagamos pero, éramos obsesivos dando crédito. Además lo hacíamos más en función de homenajear a La Seña de los 80s que por falta de repertorio escrito. Se puede decir que éramos injusticos, no totalmente Injustos.

Perdón; se llamaba La Seña del Humor o La Seña del Humor de Matanzas?

Una vez le propuse al Centro Promotor del Humor que se llamara El Centro Promotor del Humor Cubano, no sé, así con apellido me parecía que tendría más swing, más proyección internacional (como Lancelot del Lago, Protágoras de Abdera, Crispín de Olot). En fin siempre he pensado que al Centro Promotor del Humor en los 90s y actualmente le falta proyección internacional, universalidad. ¿Te parece?

Respuesta: Voy por partes: el guión de Los Presos fue escrito solo por Aramís, ya que cuando lo hizo yo vivía ya en Chile y él seguía en Cuba. Pero en ese caso no cuadra lo de cobrar, porque sé que Aramís autorizó -y con mucho placer-, que ustedes montaran su número. Eso no es injusto ni ilegal.

Sigo: nuestro Grupo se llamaba La Seña del Humor de Matanzas, pero se fue abreviando y ya en toda la prensa, etc., sólo se decía La Seña del Humor.

Termino: desde que Virulo fundó El Centro Promotor del Humor en los años 80, siempre se pensó en su proyección internacional. Incluso se organizaron dos versiones de los Encuentros Latinoamericanos del Humor, en que asistieron figuras de tremendo calibre internacional como Fontanarrosa, Leo Masliah, etc. y donde se nos dio la posibilidad a nosotros de actuar y compartir con ellos. Si después no se continuó en esa línea, me imagino fue porque a Doime y a Iván Camejo, los siguientes directores del Centro después de Virulo, no le aprobaban recursos para hacerlo. No sé que pasó en los 90 exactamente en el humor cubano, porque no lo viví.

 

Si un texto en el original era de Aramís Quintero (o tuyo) y el elenco de La Seña le ponía el 70% de los chistes con los que finalmente se cerraba el número. ¿De quien es –era- entonces el sketch? ¿Quién sería ahí el escritor?

Respuesta: Te cuento cómo funcionábamos nosotros: Aramís y yo nos sentábamos a crear (nunca se hizo un número en La Seña que fuera sólo mío o sólo de Aramís, aunque textos específicos dentro de los números sí hubo, sobre todo de él, por lo menos así funcionó hasta que me fui en el año 1991). Se nos ocurría algo, llegábamos a crear el inicio, el desarrollo y el final del número, a grandes trazos. Era el esqueleto del número. Cuando estábamos contentos con eso, hacíamos una pauta o escaleta, incluso aunque el número durara cinco minutos. Después pensábamos quién del grupo interpretaría cada personaje. Con eso nos acercábamos a una realidad de dirección a la vez, porque Aramís y yo éramos los guionistas y directores artísticos también. Entonces comenzábamos a crear chistes y situaciones graciosas para cada punto de la escaleta. Aramís anotaba y anotaba. Otro día él me leía lo que había hilvanado bien (es un especialista de la palabra, sin dudas) y lo mejorábamos o no. En ese momento pensábamos sobre la puesta en escena y ya decidido todo, íbamos a ensayo. Se hacía la lectura del guión, se repartían los personajes y comenzábamos a ensayar leyendo. Ahí se creaban muchos chistes nuevos que enriquecían el guión. Los mejores se quedaban, se fijaban y los otros los desechábamos. Pero nunca fueron el 70% de los chistes, ni siquiera el 15%. Como ves, no hay dudas de que los guionistas éramos Aramís y yo.

 

¿Para ti es más importante el discurso, el contenido, la sagacidad, la estética o la presencia de muchos momentos humorísticos en un espectáculo? ¿Qué prefieres?

Respuesta: Todo junto. Para mí forma y contenido es algo unitario. Un número con tremendo contenido, que hable de “la verdad de la vida”, si no tiene una elaboración artística donde haya un alto nivel de calidad en la actuación, en la puesta en escena, en el uso del lenguaje escénico, etc., no es un número bueno. Y viceversa. Y en cuanto al humor, estoy acostumbrado a que esté siempre presente. No me agrada mucho que de repente la obra se ponga “seria” por gusto. Pasa con frecuencia que los artistas le temen que le digan que su obra es “cómica”, pero no “puso suficiente mensaje”, etc. Y entonces para evitar eso le agregan a la obra momentos donde “cuelan” el mensaje en serio para demostrar que son “profundos”. Yo no comparto eso. Eso es también ser prejuicioso con el humor. Para mí el humor es muy serio, porque no son términos opuestos. Y con humor se puede dar el mensaje más profundo del mundo. Claro, hay que tener talento y convicción para ello y esas dos cosas juntas les falta a los que le temen que los cataloguen como “cómicos” o humoristas”.

 

A esta altura de la profesión (yo puedo llevar unos 20 años, tú en el ocaso-fénix, debes llevar como 40), ¿no sientes que es imposible ver algo en la vida sin humor? A mí me pasa que me siento TOTALTAMENTE INCAPACITADO para actuar algo serio, cuando me acerco a cualquier texto, poema, artículo literario, lo que sea, no me permito despreciar ni una sola línea que me dé para humor. No podría actuar una película dramática.

 O sea, NO QUIERO HACER EN EL ARTE NADA SERIO.

¿Te pasa?

Respuesta: Yo no puedo, ni me gusta. No disfruto nada y además, repito esto: no soy buen actor, no soy buen director, no soy buen guionista, no soy buen gráfico, no soy buen letrista, no soy buen literato, no soy ni buen etcétera. Y no es falsa modestia. Yo he aprendido el lenguaje de esas manifestaciones artísticas más o menos aceptablemente algunas, y otras mínimamente. Y sólo lo he hecho para poder canalizar a través de esos lenguajes mi creación humorística. Y aunque suene feo, pido disculpas, pero si quiero ser franco tengo que decir que me considero buen humorista. Quizás alguito más que bueno, porque soy bastante completo, al hacer humor en varias manifestaciones artísticas. Pero decir que soy buen literato, buen comediante, etc., no lo creo. Ni me importa, obvio, porque mi orgullo, mi realización personal, es ser humorista. Por lo tanto, jamás podría nada “serio” en algún arte.

 

En palabras pelayeras, ¿qué es Vis Cómica?

Respuesta: Vis cómica es sinónimo de Moisés Rodríguez. Nunca dejé de asombrarme con él. Te doy mi palabra de honor de que salía a escena sin hablar, sin gestos ni movimientos marcados, sólo era él como si estuviera cruzando una calle, incluso podría entrar a escena pensando en otra cosa, pero no había caso. El público lloraba de la risa sólo de verlo. Eso es tener vis cómica. Me sucede con Daniel en Les Luthiers, lo veo en escena y me predispongo a reír. En algunos casos esa vis cómica es natural, viene con uno. Pero en otros casos se “hace” bastante. Un humorista se puede parar al principio de su carrera en escena y no producir risa como el ejemplo de Moisés. Pero comienza a agarrar oficio y se aprende trucos y técnicas y comienza a hacer reír al saber qué hace reír fácil al público. Y por otra parte, al tener una carrera más larga haciendo reír, el público lo conoce, lo recuerda en otras obras y ya se pone también predispuesto a reír. Todo eso lo convierte en alguien con vis cómica también, aunque lo consiguió con esfuerzo y no de manera natural. Te resumo con esto: alguien que nazca con vis cómica, si no se cultiva, se supera, se desarrolla desde todo punto de vista, siempre hará reír, pero hasta un punto bastante pobre. Si alguien no nace con ese don, se puede esforzar mucho y cultivarse, superarse, etc. y llegar a ser un humorista incluso bueno, pero también hasta un punto. Claro, llegará mucho más lejos que el caso anterior. Por lo tanto, el ideal es nacer con vis cómica y desarrollarse mucho  como ser humano y como humorista después.

 

¿En qué momento está el humor chileno? ¿Lo consideras un referente del humor latino-hispano-americano?

Respuesta: Para nada. El humor que se hace en TV es tan malo como el de cualquier otro país latino. En teatro, sigue el eterno Coco Lengrand siendo el mejor monologuista. Tenemos dos o tres cuentachistes con gran vis cómica, aunque a veces se caen en el repertorio. De vez en cuando alguna obra montada con guión comprado en el extranjero. Como está de moda, existen unos pocos espacio para el stand up comedy, con los altos y bajos que sabemos tiene esa manifestación. Y quizás lo mejor sea la gráfica porque hay muchos jóvenes practicándola, aunque tienen muy poco espacio para mostrarse, excepto Internet. Con este análisis me refiero al humor de nivel, de calidad, porque el humor vulgar, el chabacano, abunda, pero insisto, como en cualquier otro país vecino, porque conozco toda Latinoamérica por mi trabajo y lamentablemente es así.

 

Cuando en 2010 salió mi Librucho: El Proceso Creativo en la Comedia, aunque solo nos conocíamos el uno al otro por referencias (porque yo llegué a la palestra del humor cubano en el 93 y hacía un poco te habías ido tú de Cuba) te comunicaste conmigo y me dijiste algo así como “para mí es un orgullo encojona’o que alguien de una generación posterior a La Seña del Humor siga produciendo cosas como esta y mas, teoría del humor”.

¿Crees importante que desde su lugar el humorista o comediante, teorice sobre su oficio?

Respuesta: Ojalá que todos lo hagan. Pero es imposible. Sólo los comemierdas como nosotros teorizamos sobre el humor.

 

¿A qué atribuyes “el facilismo y el corto gusto –no dije mal gusto- del humor televisivo en su generalidad”? Fíjese, amigo Pelayo, que lo puse entre comillas.

¿Te parece que aquello que llaman Programa Humorístico sí hace honor al concepto Humor en toda su dimensión?  ¿Sí son realmente Humorísticos?

Respuesta: Todo lo que haga el Hombre con la intención de hacer reír es humorístico. Lo otro es si es bueno o malo. Yo creo en todo tipo de humor. Para mí el payaso es un humorista, el cómico que basa su obra en groserías es un humorista, la persona que hace ese programa de la tele en que salen mujeres en tangas, o que dicen o hacen chistes discriminatorios, crueles o sin gracia ninguna, son humoristas; es decir, hacen humor. Por concepto eso creo. Invito a visitar el menú de nuestro sitio www.humorsapiens.com donde tocamos esas definiciones. Ahora bien, ese humor que hacen hay que catalogarlo de bueno, malo o regular según su calidad de contenido, su calidad estética, etc. Te aclaro todo esto, porque muchos artistas, pensadores, estudiosos, proponen una definición de “Humor” muy linda, hasta poética, donde tratan de separar el humor de aquello que tiene mal gusto, o mala calidad artística. Y eso no me cuadra. Ellos piensan así desde el punto de vista de la actividad artística. Definen humor como humorismo (corriente artística), pero no viéndolo todo desde la perspectiva, filosófica, psicológica y hasta de la mism a estética.

Para mí, repito, todo es humor, desde el payaso que tropieza y se cae o le lanza un tortazo en la cara al otro, o del que cuenta un chiste vulgar, o Chaplin, Chesterton, etc. Todos son humoristas, porque es la única manera que tengo de aclarar y darle unidad a las definiciones teóricas del humor. Y otra cosa entonces es calificar ese humor.

Y llegamos a la televisión, a tu pregunta, pero ya sabiendo que se hace humor allí y que a muchos televidentes les da risa esos programas, eso no se puede negar.

Como he trabajado en la tele en Chile como director de humor del Área de Entretenimientos del Canal Nacional, como he escrito y actuado en la tele de Cuba, Argentina y Miami, puedo afirmarte lo que vi en esos lugares. En mi opinión modesta y molesta, en los programas de televisión se hace tan mal humor, porque los ejecutivos, los productores, los directores; es decir, los que deciden qué va y qué no, en su mayoría son personas mediocres o no les interesa la calidad. Te explico. Si yo soy alguien con poder como te dije y tengo un buen rating con un programa de humor burdo, grosero y/o vulgar, o de bajo nivel estético, simplista y facilista, ¿para qué jugármela con otra propuesta? ¿Y si sale mal la cosa y baja el rating? No me arriesgo, porque cuido mi puesto, mi sueldo. Sin contar los que tienen pocas luces, como también te mencioné. Mira este cuento: yo era el guionista de humor de un programa diario de Televisión Nacional de Chile. No me dejaban hacer el humor que siempre hice en mi vida, pero logré no hacer basura sino hacer humor blanco, infantilón, pero digno. Y como necesitaba dinero en esa época acepté el trabajo. Pero un día el director me dijo: inventa un espacio semanal donde hagas humor por 5 ó 6 minutos y donde pongas a los animadores a protagonizarlos. Entonces pedí que me dejaran hacer “mi humor” y aceptaron. Y comencé a hacer un espacio donde hice el humor que me gusta, el que hacía en La Seña en Cuba, y llegó un momento en que el programa venía con 14 puntos de rating y cuando llegaba mi espacio subía a 20 o 21 y cuando finalizaba volvía a los 14 puntos. La gerencia se dio cuenta y me llamó para darme ese cargo que te dije. Con esto te demuestro que se puede hacer humor digno en la tele, aunque esos poderosos crean que no, porque subestiman al pueblo. Como ven que se ríen del humor malo, no piensan que se pueden reír también del humor bueno. Ese es su mayor error. Entonces todos los mediocres van a ese nicho y atornillan en esos cargos, aplastando el buen humor. Y tengo mil anécdotas más. En Miami, por ejemplo, es criminal lo que hacen esos mediocres con poder.

 

Otra anécdota pero mía… En un canal de la televisión de un país de Latinoamérica  alguna vez me dijeron que “mi humor era de muy alto nivel para lo que le gustaba al pueblo, que mejor bajara cosas de internet y así ‘íbamos al seguro’ ”.

Yo hago funciones actualmente todas las semanas en patios de colegios, en plazas públicas, en teatros de a dos dólares la entrada, en fábrica para operarios, mensajeros, estibadores, vigilantes, tejedores… (obreros y obreras en general) me idolatran, pero, ¿será que no son del pueblo? Tal vez son marcianos que poblaron este país de mi continente… (esto pasa en cualquier país de Latinoamérica).

Respuesta: Me das la razón entonces.

 

¿Cómo y por qué llegas al humor literario para niños?

Respuesta: Es que en 1991 Jorge Guerra, el actor o humorista chileno (hizo ambas cosas), volvió a hacer su programa Pin Pon en Televisión nacional de Chile dirigido a niños y le pidió al Canal que nos trajera de Cuba a Aramís y a mí para que escribiéramos los últimos 60 capítulos. Lo hicimos. Años después Aramís y yo escribimos otro programa para niños que ganó un Fondo de Televisión y se hizo. Esas eran mis únicas experiencias con niños. Y en el 2000, cuando renuncié como director de humor en TVN, buscando qué hacer, Luis Pescetti, un gran amigo y un excepcional humorista argentino, me convenció de que me dedicara a la literatura para niños porque el humor en ese campo estaba deficitario en Latinoamérica y tenía poca competencia. Y ahí comencé.

 

¿Qué hay de Pepito en ti, Pepe?

Respuesta: Mira, el personaje Pepito surgió porque pensé en el niño terrible, chistoso y travieso que siempre existe en el imaginario de un país. En Argentina es Jaimito, en Italia es Pierito y averigüé en Chile y no estaba bien definido. Entonces creé a Pepito que es el niño chistoso de Cuba. De mí solo tiene que es un amante de los chistes como yo y es la realización de aquel sueño que siempre tuve con Moisés en la enseñanza media que te conté.

 

En Colombia es Juanito y en Ecuador es Jaimito también.

Sabes, por nuestra amistad personal, que mi Camilita de ocho años ama a tu Pepito y se sabe tus libros de memorias. Le dije ayer; Cami estoy conversando cosas teóricas con Pelayo, por qué no le haces una pregunta. Aquí te la manda:

Pelayo: ¿Cómo hiciste para que te dieran la nacionalidad chilena?

(Ja ja ja está traumatizada con estos temas. Cree que a su papá en cualquier momento lo van a deportar a Cuba. Ja ja ja)

Respuesta: Dile que tiene muy mal gusto, porque mis libros de Pepito ¡son horribles! Pero bueno, tiene a quien salir, la pobre…

Y dile también que al principio en Chile no me preocupaba por solicitar la nacionalidad chilena, porque pensaba que no me quedaría por mucho tiempo y quizás por la tontera de que no quería dejar de ser cubano. Y pasaron los años. Y le tomé cariño a Chile. Y cada vez viajaba más a otros países y tener el pasaporte cubano es una desgracia, porque en todas partes nos ven como guerrilleros de Fidel y costaba mucho conseguir que me otorgaran visas. Por lo tanto, por todas esas razones me hice chileno. Y después me enteré de que no perdía la nacionalidad cubana.

Pero te confieso que hasta el infortunio de ser uno exiliado es beneficioso, porque limpié mi cerebro de todo tipo de nacionalismos, chovinismos, localismos y esas imbecilidades. Ahora me siento un hombre más libre, ciudadano del mundo y en especial de Latinoamérica.

 

¿Te gusta el humor político, el absurdo, el humor costumbrista? ¿Qué humor prefieres? ¿Y cómo se diferencia esas preferencias tuyas frente al público infantil y frente al adulto. ¿Qué tipo de humor prefieres frente al uno y al otro?

Respuesta: A mí me encanta disfrutar de todo tipo de humor, si tiene buena factura, buena elaboración y me hace pensar. Eso no significa que a las dos de la mañana y con una botella de vino entre espalda y pecho me cague de la risa con el humor de índole sexual, o menos elaborado, más burdo, etc. Me refiero al humor que me gusta consumir. En cuanto al humor que me agrada crear, te digo que es uno, el que me brota natural, el que me sale espontáneamente. Y ese humor me sirve para niños y para adultos. Yo recuerdo que a los teatros en Cuba nos seguían muchos niños, porque el humor nuestro era, y es, muy cargado a lo blanco, a lo sano, a lo lúdico. Y ese humor sigo haciéndolo aquí y mis libros los leen niños, pero muchos padres y profes se me acercan y me confiesan que lo disfrutan y es por la misma razón que te digo.

 

Sientes algo parecido a lo que siento yo; que cuando regreso a Cuba de visita o veo imágenes de lo que se hace en Cuba ahora en pleno dosmil y diecipico, pienso; “Mierda, va a estar difícil para mí presentarme en este contexto”.

Respuesta: A Cuba no voy desde 2006. Y no actúo allá desde el 2004, cuando nos hicieron un homenaje por cumplir XX años La Seña.

En esa época los colegas contemporáneos y los nuevos estaban muy preocupados por ganarse el pan y para ellos –para la mayoría, por no decir todos-, tuvieron que salir de los teatros para trabajar en centros nocturnos y enfrentarse al peor público del mundo, borrachos y de poco nivel, porque para ir a esos lugares tenías que tener dólares y para el pueblo común y corriente eso es imposible, pero para la mafia, los delincuentes, etc. no. Y comenzó a cambiar la creación del humor de aquellos año felices del humor cubano, los 80 y un poco de los 90. Salvo algunos colegas dignos y pudientes, que insistieron en no perder el nivel artístico y de calidad, el humor en el país fue hasta el sub-suelo. Yo no puedo asegurarte lo que yo hubiera hecho, porque si es para sobrevivir, obvio que hago lo que sea, pero te juro que me hubiera costado bastante. Y ahora, sabiendo que el nivel del público cubano cada vez se pone peor, me costaría ir a actuar allá. Claro, si me llevan a determinado escenario, con condiciones, puede que sí, porque también sé que existe una porción de gente con ganas e intereses de consumir buen arte. Si eso se da de esa manera, obvio que me gustaría actuar allá y recordar el lindo público que teníamos y que me mimaron tanto.

 

¿Crees que los humoristas dentro de Cuba trabajan bajo un efecto de censura directa, censura discreta-indirecta, o no hay censura, ni aparato cuestionador-político-estatal para los humoristas cubanos dentro de Cuba?

Respuesta: Cuando yo actuaba allá desde 1984 hasta 1991, existía tremenda censura, pero lo peor era la autocensura, porque la represión allá era muy fina e inteligente (digo era, porque la actual no la conozco). El gobierno creaba un miedo en el aire y así nadie sabía qué te podría pasar si hacías algo “malo” y por eso la autocensura funcionaba tanto. Pero también la censura. Recuerdo que varias veces la Seguridad del Estado me llamaba para amenazarme, recuerdo cuando quería eliminar ciertos números del Grupo, ¡y hasta disolver el grupo! En fin, viví en carne propia muchas cosas desagradables. Todo está contado en mi sitio www.pepepelayo.com Y tengo pruebas de todo. Pero te alerto de algo. Quizás esta misma pregunta se la haces a un humorista que viva allá y quizás te diga otra cosa por la misma razón del miedo, (si es que existe todavía), o quizás porque es un oportunista profesional.

 

No, a un colega que esté en la isla ni siquiera, le haría esta pregunta. Me siento en el deber de cuidar mucho mi gremio y mis cubanos.