Entrevistas

Espacio dedicado a las preguntas que he respondido a lo largo de mi carrera en el humor, y que han sido publicadas en libros, en la prensa escrita, radial, televisiva o digital.

Como entrevistado

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País

Año

Publicada en la Revista “Aula creativa” No. 33. Chile. Julio 2007

¿Cómo surgió “Pepito” y los libros de humor para niños?

 

En Cuba, después de graduarme de ingeniero civil, fui director, comediante y libretista del reconocido grupo de humor escénico, La Seña del Humor, que fundé con otros amigos en los años 80. Después, para la tele, escribí programas de humor y espacios infantiles. Incluso llegué a Chile en 1991, porque me contrataron para escribir los últimos 60 capítulos del programa “Pin Pon” para Televisión Nacional. Más tarde, una vez que renuncié a trabajar en la tele, me dediqué a la literatura infantil, porque me di cuenta de que el humor en ese campo estaba muy poco explotado en este país.

 

En el 2002, la editorial Alfaguara me pidió un libro de chistes para niños y les propuse que los chistes fueran parte de una historia. Aceptaron. Esa historia debía tener un protagonista y se me ocurrió Pepito. En Cuba y otros países, Pepito es el niño chistoso, travieso y pícaro por excelencia (en Argentina es Jaimito, en Italia es Pierito, etcétera).

 

¿Cómo es su personaje “Pepito”? ¿Por qué cree que le gusta tanto a los niños?

 

Pepito es un niño que sabe muchos chistes –los recopila y los colecciona- y cuando no los inventa, porque es muy creativo. Es muy solidario, buen compañero, muy alegre, le gusta enseñar lo que sabe y compartirlo todo. Es rupturista y “correctamente” irreverente. Sus defectos: es algo autosuficiente y hace mucho alarde de su talento. Yo le quise cambiar la mala fama que traía del personaje popular y le quité lo pícaro, le agregué un humor más blanco, universal e infantil. Especialmente, lo separé bastante del chiste común –léase cuentecillo, historia breve-, para evitar la grosería y el mal gusto que abunda tanto en ese tipo de forma y lo incliné mucho más hacia los formatos típicos del folklor oral infantil, como los “colmos”, los “¿qué le dijo?”, “¿En qué se parece?”, “¿cómo se llama la obra?”, los “tantantes”, “ayer pasé por tu casa”, los “trabalenguas”, los “piropos”, las “adivinanzas” y un enorme etcétera.

 

Entonces, por ser un personaje infantil con virtudes y defectos; por ser extremadamente gracioso, ya que recoge y crea los mismos tipos de chistes que hacen los niños(as) actuales y por ser físicamente tan feo que cae simpático (creación de Alex, un ilustrador con el agravante de ser mi hijo), es que le gusta tanto a los niños(as), según mi humilde y molesta opinión.
 

¿Cree que es una buena estrategia la de motivar la lectura a través del humor? ¿Qué experiencias tiene al respecto?

 

¡Buenísima estrategia! Yo escribo para niños y hago literatura, que son dos cosas distintas, pero importantes para mí. Los libros de Pepito los hago intencionalmente para niños(as) que no les gusta leer. Sé que hay muchos métodos, técnicas, estrategias, formas para motivar a leer. Ninguna mágica, ninguna de efecto instantáneo, ninguna mejor que otra. Esta de utilizar el humor es una más. Pero mi experiencia me dice que el humor es una herramienta fundamental para acercar a los niños(as) a los libros. Y me refiero no solo a libros de chistes, eso es el comienzo. Hay que continuar con cuentos breves bien cómicos, después con relatos muy graciosos y terminar con novelitas humorísticas. Ir de libros para niños hasta la literatura infantil. Con todo eso creé un método que me ha dado muchos resultados. Es tremendo para uno –y quiero alejarme de algún clisé y del melodrama-, ya que cuando me escriben los niños(as), o los padres, y me cuentan que están leyendo por causa de mis libros...

 

Usted hace talleres de humor a profesores, ¿por qué? ¿Qué importancia le da al humor en la sala de clases?

 

Algunos le llaman “pedagogía del humor”. Pero como se llame, es básico y fundamental el humor en el trabajo educativo. Desde siempre, la mayoría de los alumno(a) han encontrado sus clases aburridas. A esa mayoría le gustaría no asistir al colegio. Y tienen razón. En vez de crear un espacio educativo ameno, alegre, acogedor, lúdico, los docentes confunden los conceptos (o se los han enseñado mal en la universidad) y piensan que “serio” es lo opuesto a “humorístico”. Entonces caen en lo grave, en lo solemne y de ahí a la intransigencia, la severidad extrema, la rigidez, etcétera, lo que produce un rechazo en los estudiantes. Mi colega Aramís Quintero y yo hemos creado un método e impartimos talleres, para que primero el docente incorpore el humor a su vida personal y después lo aplique en clase. Sabemos lo estresante que es la labor educativa. Por ello hemos descubierto que esta “pedagogía del humor” mejora la calidad de vida y el profesionalismo de los dicentes de la enseñanza media y básica y de las educadoras de párvulos.

 

 

¿Qué recomendaciones le puede dar a los docentes para usar el humor en sus clases?

 

Que se diviertan, que la pasen bien. Y recordarles que: “no se tomen la vida demasiado en serio, porque no saldrán vivos de ella”.

 

¿Cómo surgió el concurso de humor infantil, que ya está en la segunda versión?

 

Entre escribir tantos libros de Pepito, y pensando y pensando cómo motivar a los niños(as) a leer a través del humor, se me ocurrió crear un Concurso Nacional con mi personaje, donde los niños pudieran inventar chistes como Pepito, donde pudieran escribir con gracia cuentos breves, anécdotas, etcétera y donde pudieran dibujar de manera divertida (humor gráfico). Así, ayudaría a que fueran más creativos, a desarrollarles el sentido del humor y a leer (en las bases está que no pueden participar con chistes publicados); es decir, en un solo evento conseguiría todo eso. Con el éxito del primer concurso el año pasado se demostró. Este año se está consolidando, lo que se nota hasta en la cantidad y calidad de los auspiciadores. También va por la segunda edición del concurso en Uruguay y se está en conversaciones con otros países latinoamericanos donde circula ya, para mi satisfacción, mis libros de Pepito.