¿Admirar al artista o a la persona?

rosita.jpgRosita Serrano (1914-1997) fue una cantante y actriz chilena de gran éxito en la Alemania Nazi, llegando a ser conocida como Die chilenische Nachtigall (El ruiseñor chileno). Mantenía una muy buena relación con la prensa nacionalsocialista, participando en varios recitales y ceremonias del Tercer Reich. Se ganó el afecto de Adolf Hitler y fue la musa del ministro de propaganda Joseph Goebbels y otros dignatarios. Después de la Guerra siguió cantando por el mundo. Hasta que en 1991 volvió definitivamente a Chile. En el aeropuerto fue recibida por Pinochet, quien confesaba ser un gran admirador suyo.

Dicen que era muy buena cantante. No lo dudo, pero no creo que yo, si hubiera vivido en su época, hubiese sido su admirador, su seguidor.

Y ese es el punto sobre el que quiero reflexionar.

Cuando un o una cantante (pueden ser artistas de cualquier modalidad, pero prefiero usar el ejemplo de cantantes, ya verán por qué) a uno le agrada, pero se entera de que como persona ese o esa cantante es pedófilo(a), es fascista, es terrorista, es asesino(a), o apoya a una dictadura, o incita al odio, etc., ¿uno sigue consumiendo, disfrutando, sus canciones?

No es fácil. Por ejemplo, no soporto a Silvio Rodríguez por su historial como persona y en parte como compositor, pero sus canciones de amor me gustan, aunque jamás compraré un disco de él o pagaré para verlo en un recital.

Tampoco iría a ver Los Huasos Quincheros, a Patricia Maldonado, ni a otras figuras que apoyaron abiertamente a Pinochet. No puedo, se me revuelve el estómago.

Lo mismo me sucede ahora al ver una cantante famosa incitar al odio y la destrucción, porque una cosa es apoyar a las demandas sociales como lo hacemos casi todos, pero otra cosa es decir públicamente (cito textual, sin sacarla de contexto): “si tengo que ir a quemar un supermercado que me ha robado toda la vida, para exigir lo que me ha correspondido por un derecho básico, yo lo hago”.

No mencionaré lo otro que dijo, solo me referiré a esa frase que revela un profundo odio. Y tampoco vale la pena analizar la frase, porque es tan obvio, por ejemplo, que si cree que un supermercado le “roba”, lo mejor es no ir a comprar ahí. Y entonces que vaya a comprar a locales más chicos, pero, ¡oh! ¡También sus amiguitos incendiaron y/o saquearon esos locales chicos! ¿Dónde comprará entonces sus alimentos la cantante? Pues a los supermercados de México, etc., la pobre.

En fin, yo me perjudicaré de nuevo en ese aspecto, porque nunca jamás asistiré a uno de sus conciertos.

No puedo con las personas (sean cantantes o no) que incitan al odio. Ya estoy hasta el último pelo de los terroristas-delincuentes que destruyen mi país.

 

Nota: por favor, si no está de acuerdo conmigo, comente con argumentos y respete y no sea vulgar. Y otro favor: ésta reflexión es sobre esta cantante y el problema de gustarte un artista, pero no la persona, así que no me hablen de derechos humanos (yo estoy en contra de la impunidad de los que lo cometen), de la Constitución (estoy de acuerdo que hay que cambiarla), de las demandas sociales (yo las apoyo), o de otros temas que son para otras reflexiones. Gracias.

 

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