Andando por La Catedral de Sevilla

a1_2.jpgDe Portugal, después de la inauguración de mi exposición de humor gráfico, como ya conté, fuimos a Sevilla. Hace poco subí fotos de sus calles y del Alcázar Real. Ahora quiero detenerme en su Catedral, porque vale la pena.
Yo leí libros donde se le mencionaba, la veía en fotos, en películas, por TV cuando se casó la Infanta, etc y siempre había tenido ganas de conocerla.
Cuando me paré ante ella, quedé boquiabierto. Era lo más gótico que había visto en mi vida (a excepción de la hija de un vecino que se maquilla de negro los ojos, la cara pálida y vestuario tipo Bela Lugosi actuando en los años 30).
Al entrar y mirarla por dentro quedé no sólo boquiabierto, sino ojiabierto, nariabierto, etc., porque es desmesurada, apabullante, impresionante, aplastante.
Es la Catedral más grande del mundo. Se terminó de construir en 1506, cuando mi tataratatarataraabuelo siboney llevaba 14 años descubierto (antes estaba cubierto). La construcción duró un siglo y unas tres o cuatro horas.

Dentro hay varias tumbas, pero la más importante es la de Colón (es tan grande que cuando resucite puede navegar sobre ella y volver a descubrirnos).
Su órgano y su Altar Mayor son increíbles. Más las pinturas de Murillo y otros grandes, más las capillas, las columnas, vitrales, los techos, pináculos, gárgolas, los arcos (junto con las flechas que se trajeron de aquí, claro), etc.
Lamentablemente no pude entrar en la Giralda porque había una cola enorme.
Aclaro: la Giralda es una gran torre de una mezquita que había ahí mismo donde construyeron la Catedral (por suerte no la derribaron como la Torre de Pisa, ni la inclinaron como la Torre de Babel).
En fin, esa Catedral es una maravilla de la arquitectura. Es más si yo fuera católico, iría todos los fines de semana de Chile a Sevilla para asistir a misa.
En serio, fue una experiencia increíble. Me siento afortunado de haberme sentado allí a contemplar esa obra y a pensar y sentir con ese fantástico entorno, hace rato declarado patrimonio de la Humanidad.
Nota: en las fotos verán siempre una mancha, que va desde el gris con áreas negras, hasta el color teléfono fijo antiguo. Es mi rostro. Quise que esa Catedral se impregnara de mí eternamente. Aunque en realidad fue el celular viejísimo que llevé -yo no uso-, precisamente para sacar fotos. Lo barato sale caro.

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