Entrevista la Fundación Educacional Oportunidad

fundacion_oportunidad_entrevista_pepe_pelayo__0.jpegEstá demostrado que reír y tener buen sentido del humor nos ayuda a sentirnos más felices, a desestresarnos y a tener un mejor estado de salud. Muchas personas asocian la risa a lo informal y lo poco serio, sin embargo, esta expresión jocosa que denota nuestro humor puede desarrollarse y estimularse para distintos fines como, por ejemplo, la pedagogía y los procesos de aprendizaje.

José Pelayo Pérez, más conocido como Pepe Pelayo, ha dedicado su vida al humor. Es escritor, guionista, comediante, cuentacuentos, humorista gráfico y especialista en teoría y práctica del humor. Ha publicado 64 libros de humor (sobre todo para primera infancia) en Chile, Cuba, parte de Latinoamérica y España. Ha recibido 26 premios y distinciones nacionales e internacionales por su obra literaria, gráfica y escénica.

Para conocer más de la pedagogía del humor y cómo puede ayudarnos en el aula, les compartiremos esta entrevista que la Fundación Educacional Oportunidad realizó al especialista Pepe Pelayo.

Pepe, ¿Qué es la pedagogía del humor?

La pedagogía del humor es aquella disciplina que, teniendo por objeto la educación, incorpora el humor como clave metodológica de sus intervenciones, así lo define muy bien el estudioso del humor español, Jesús Damián Fernández. El humor en educación es un modelo de trabajo, marca un estilo de relación educativa, de enseñanza, de aprendizaje. En otras palabras, lo que trata de lograr la pedagogía del humor es reírse juntos el educador y el educando, es decir, pasarla bien mientras uno enseña y el otro aprende.

¿Qué beneficios tiene usar el humor en la pedagogía?

Es histórico que los niños y niñas rechazan la vida escolar por tanta presión, expectativa, hiperseriedad. Entonces ¿Por qué no hacer de nuestro centro educacional un foco de placer y atracción para los pequeños y pequeñas? Si logramos impartir clases amenas, agradables; si resolvemos los conflictos con ingenio y gracia; si logramos un grupo cohesionado y orgulloso de pertenecer a él; si hacemos que los niños sean más creativos, más imaginativos, y todo con el tono lúdico que caracteriza la infancia, entonces podemos lograrlo. Esa la base de la pedagogía del humor.

También se ha comprobado científicamente que el uso del humor en la pedagogía trae beneficios para el mejor provecho de la jornada escolar, la tensión ante una evaluación, la imagen del docente, y un largo etcétera. Además, se sabe que la risa y el humor son la mejor medicina para combatir el estrés y los miedos que produce el aula en los niños y niñas. Asimismo, se ha establecido que estos temores retardan la memorización y el aprendizaje, por lo que el sentido del humor, al ridiculizar todo eso, lo anula y se convierte en una importante herramienta para memorizar y aprender.

Incluso muchos y muchas estudiantes se sienten incapaces de afrontar los primeros fracasos o presiones emocionales y eso, en parte, es porque están siendo educados en un ambiente de hiperseriedad en que los problemas son dramatizados y donde el fracaso adquiere proporciones catastróficas. En cambio, la pedagogía del humor desarrolla el sentido de la crítica y de la autocrítica, así como el sentido común, la imaginación y la creatividad. Entonces, solo mediante el sentido del humor puede transformarse esa rigidez de la hiperseriedad, la soledad en solidaridad y la competición en cooperación.

Y en este sentido ¿Qué recomendaciones metodológicas daría a educadores/as y docentes? 

La pedagogía del humor es aplicable en muchos aspectos, desde el momento de preparar una clase hasta el comportamiento en el recreo, y hasta la relación entre profesores, padres y docentes. Es muy amplio el campo.

Con la pedagogía del humor usted aprenderá técnicas de enseñanza humorística, creativas y lúdicas para enviarles a sus alumnos la información que les imparte, por todos los canales posibles. Se ha demostrado que haciendo algo entretenido durante los descansos, se prepara mejor la mente para continuar la clase con mayor atención al momento de entrar en la próxima actividad.

¿Y cómo podría un educador/a llevar esto a lo práctico? ¿Nos podría comentar algunos ejemplos?

Preparando nuestras clases con humor. Ejemplo, buscando o creando chistes, o comentarios graciosos que se relacionen con el tema a explicar. Otro recurso para usar es: música, ritmo y rima.

La música afecta zonas del cerebro que procesan las emociones. Además, se sabe que los procesos lingüísticos tienen lugar en un hemisferio del cerebro y la música en otro, por tanto, si aprendemos con el recurso de la música, lo hacemos por más zonas del cerebro. Ejemplo: si aprendemos cantando que “2 y 2 son 4; 4 y 2 son 6; 6 y 2 son 8 y 8, 16”, nunca más se nos olvidará. A eso hay que agregar que si inventamos melodías y rimas alegres y cómicas, y a su vez las relacionamos con gestos, movimientos y muecas, el aprendizaje será óptimo.

La memoria visual también es muy importante en la aplicación de la pedagogía del humor. ¡El cerebro puede procesar más de 36.000 imágenes por hora! Quizás usted utilice videos, transparencias, power point y otros recursos audiovisuales, perfecto, pero recuerde que la tecnología nunca podrá sustituir la eficacia de la interacción humana. Un dibujo con un mensaje es un gran recurso para la memoria visual, por ejemplo un dibujo gracioso es posible usarlo para un tema específico de la materia que imparte, o utilizar un mapa gracioso, usar obras de humor gráfico, fotos, etcétera.

¿Cómo podemos motivar que los niños y niñas se involucren con la pedagogía del humor?

Uno de los motivadores intrínsecos que deben estimular los y las docentes al aplicar la pedagogía del humor, es darles la oportunidad a sus estudiantes de escoger, de participar y que su opinión se tome en cuenta. Es muy fácil introducir el humor en esos momentos. También podemos trabajar las emociones, ya que son contagiosas. Al mirar la cara sonriente del docente, su expresión de alegría o percibir su buena onda, los alumnos y alumnas se contagiarán y sentirán un estado parecido al suyo, lo que provocará que abran más sus mentes.

Es importante motivarlos a expresar mejor las emociones, como sonreír más y reír sonoramente más a menudo. Atender bien a los alumnos y alumnas cuando hablan y por ejemplo, emitir un sonido de placer cuando vea que entendieron o preguntaron algo interesante, o soltar un especial y cómico gruñido cuando vea que se le perdió algo, demostrar un supuesto enojo o algo exagerado (casi histérico), cuando alguien hizo algo levemente incorrecto, etcétera.

Algunos docentes temen emplear este tipo de pedagogías ¿Qué les diría?

Algo que se repite es el pánico de perder las riendas, perder el control de la disciplina y el respeto del grupo, pensando que aplicar la pedagogía del humor puede ser sinónimo de demasiada relajación, de libertinaje, etcétera. Y en muchos casos tienen razón porque si no se controla bien el asunto, muchos niños y niñas se van a aprovechar y se irán al otro extremo. Entonces ¿Qué hacer? No hay que tener miedo de aplicar la pedagogía del humor. Si alguien decide aplicar el humor en su labor diaria, piense que quizás será más objeto de crecimiento para los alumnos y alumnas, porque es posible que ellos sepan más de esta materia que todos nosotros juntos. Ábrase siempre a aprender enseñando.

6 octubre de 2021.

 

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