Fábula No. 9

a4a.jpegFábula del inteligente perro de maese Juan

Alardeábase maese Juan em la plaza principal de su villorio de él, della inteligencia de su perro de él. Y em eso estábase, rodeado de villanos e y villancicos, quando el señyor Luis acercósele y le dijo: “Apuéstole a su merced que vuestro perro de usted será incapaz de ir hasta el puesto de frutas de doña Ximena, comprar un par de manzanas e y traerlas”. “¡Por las barbas de los Reyes Magos! ¿Qué decís?, respondió maese Juan asombrado, “¡Eso es coser y cantar para mi genial can, hombre de dios! ¡Entregadle usted el dinero constante e y sonante u e y verá lo que dígole a usted!”, agregolo con el pecho hinchádolo. El señyor Luis, sacóse de un bolsita de tela varias monedas u y dióselas al can, el qual salióse disparadose, perdiéndoseles de la vysta entre la multitud.

Empero resultóse que ha la hora e y tanto de espera. El señyor Luis preguntole ha maese Juan: “¿non cree que ya pasose tiempo suficiente como para que hubiésese regresado su perro de usted?”. “Ansí es”, contestóle la hombre e y añadióle: “Dígamele usted una cosa, syñor Luis, ¿quánto dinero usted diole ha mi perro mío?”. “Unos tres maravedíes”, respondiosele el señyor Luis. “¡Por las capas rotas de los Reyes Magros! ¡Quándo le han dado tanto dinero al degenerado ese, vase al circo ha ver a el mujer barbuda, al gato con dos cabezas y desas cosas y non vase hasta el finale!”, por eso la demora..

 

Moraleja:

El dinero no hace al perro. Unas monedas no compran la felicidad, pero quizás unos millones sí. Casi nunca el dinero justo es bueno. Dinero que suena en bolsillo, se lo lleva la cuenta de la corriente eléctrica.

 

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