La ironía. Una forma inteligente de hacer humor.

descarga_6_2.jpeg“Es pertinente preguntarse qué es la ironía cuando la empleamos regularmente sin tener certeza de su definición. La ironía es un caso de burla que consiste en expresar un reconocimiento o valoración que no corresponde a lo que a todas luces se piensa o se siente. Como se ve, implica siempre un trabajo más o menos destacado de la inteligencia racional. Puede variar mucho en el grado de disimulo, finura u obviedad, así como en el grado de complejidad intelectual. Depende de un determinado contexto para el cual se prepara o en el cual se improvisa. La intención de ironizar suele evidenciarse —cuando es oral— en el tono, pero puede también disimularse tras un tono neutro. En cualquier caso, si provoca la sonrisa de terceros es porque estos cuentan con determinada referencia o información que subyace a la ironía empleada, y ello establece una cierta complicidad”.

Hasta aquí la definición de ironía que elaboré junto al colega Aramís Quintero en el libro Bienaventurados los que ríen (Humor Sapiens Ediciones, Uruguay, 2006).

Pero me gustaría profundizar un poco más, con el objetivo de dejar bien en claro qué es la ironía, por su importancia dentro del estudio del humor y más allá, dentro de las relaciones humanas.

Comienzo por la aclaración de que si como estudioso del humor abordo la ironía es porque está dentro de la categoría de humor, obvio. Por lo tanto, no cabe dudas de que la ironía debe ser creada con el objetivo de hacer reír. Y, evidentemente, debo ubicarla en el universo de la burla. Pero en la burla que está dentro del humor (ojo, hay una burla que existe fuera de los límites del humor y produce risa también, lo que crea mucha confusión).

La aclaración es debido a que también existe una ironía dramática, usada hasta en las tragedias, además de la llamada ironía socrática, las cuales no estudio aquí, ya que sus objetivos finales no son provocar la risa.

Por otra parte, la fama negativa que tiene la ironía se debe a que deambula en la delgada línea entre la risa y la ofensa. La burla irónica puede hacer reír a la víctima si no es tan virulenta. Sólo cuando la víctima comienza a sufrir o a molestarse se producen las risas insanas.

La ironía depende mucho de la calidad y complejidad de la elaboración con que se concibe. Por ello es que se relaciona tanto con la inteligencia, mucho más que otros formatos de burlas humorísticas. 

Sin dudas, mientras más información se tenga, mientras más cultura, más conocimientos, tanto en el creador como en los cómplices, se puede crear una ironía que produzca más sonrisas. Si la víctima carece de información no se dará cuenta de que esta siendo burlada.

Históricamente se ha tergiversado mucho el concepto de ironía y a nivel popular se usa como una simple burla, llegando incluso a perder la característica en su significado de ser lo contrario de lo que se expresa, o de ser una sutil burla disimulada. Se le confunde con simples incongruencias y hasta con el concepto de ilógico. Por ejemplo, hemos visto cómo se califica la frase "El río corre, pero no tiene pies" como una ironía, cuando no se relaciona en nada con su verdadero significado. Otras veces se le asocia como algo muy bajo, o agresivo, usándose solo para herir o humillar.

También es frecuente escuchar o leer frases como: "la ironía del destino", "la ironía de la vida", etc. Por ejemplo, si uno ha querido algo toda la vida y nunca lo ha logrado y de repente lo consigue casi al final de su vida, eso se considera "ironía", ¿pero eso produce risa o placer? Claro que no. Incluso produce lo opuesto, lástima, tristeza o hasta enojo. Por lo tanto llamarle ironía no sería apropiado si estoy hablando de humor. Claramente no emprenderé la cándida tarea de cambiar o rectificar el lenguaje popular, sin embargo, sí me sirve para entender el concepto en su estudio.

Debo también tener presente, analizando cada concepto de la teoría del humor, que la ironía, si se produce con mucha carga de burla, es muy fácil que se convierta en sarcasmo e incluso en escarnio, ambos conceptos ya en las fronteras del humor.

Y por otro lado, si la comparo con la parodia, veo que es todo lo contrario en cuanto a forma, porque la parodia se burla directamente de la víctima, de frente y sin rodeos. No con el disimulo de la ironía.

La sátira es una burla con intención crítica, de juicio. No es necesariamente el objetivo de la ironía.

En fin, que la ironía es una forma única y de claros límites, sin embargo, es uno de los conceptos que más se confunde en la vida diaria, como decía.

Cierro esta reflexión con algunos ejemplos correctos de ironías muy usados: 

* “Hoy te lo comiste todo, ¡para variar!”… (En realidad siempre se lo come todo).

* “Una de las virtudes que más me gusta de ti es la puntualidad”… (En realidad siempre llega tarde).

* “¡Qué peinado más lindo traes!”… (En realidad está totalmente despeinado).

* “¡Qué dura es la vida!”… (En realidad se le dice a alguien que está sin hacer nada, o de vacaciones, etc.).

* “¡Mira, si no me lo dices no me doy cuenta!”… (En realidad se dice así cuando se escucha una cosa muy obvia).

 

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