La mediocridad que nos rodea.

40638533_10217424089457563_8816083694084161536_n.jpgMi tocayo José Ingenieros (1877-1925) fue –entre otras cosas-, un médico, psicólogo, sociólogo, filósofo, y escritor ítaloargentino. Aparentemente no tiene nada que ver conmigo ni con la época que me ha tocado vivir. Pero al echarle un vistazo a su obra “El hombre mediocre” (Madrid, 1913), uno lee cómo él ve a los hombres del título de ese libro. Por ejemplo:
* Tienen el hábito de renunciar a pensar.
* Llaman hereje a quienes buscan una verdad
* Sus ojos no saben distinguir la luz de la sombra
* La originalidad les produce escalofríos
* Pronuncian palabras insustanciales
* El esclavo o el siervo siguen existiendo por temperamento o por falta de carácter.

* No son propiedad de sus amos, pero buscan la tutela ajena.
* Incapaces de elevarse de la condición de animales de rebaño.

* Rechazan la aristocracia del mérito.
* Creen que el buen humor compromete la respetuosidad.
* La pasión de ellos es la envidia.
Pues resulta que al echar un vistazo a las redes sociales, donde leo tanta:

-. Censura (más destrucción de imagen)
-. Discriminación (incluyendo la positiva).
-. Extremismo (religioso, político, feminista, etc.).
-. Gravedad (más hiperseriedad, seudosolemnidad y tristeza)
-. Ignorancia (sobre todo cuando no se reconoce)
-. Odio (más resentimiento)
-. Oportunismo (más doble moral)
-. Cobardía (se esconden en el anonimato)
-. Racismo (más xenofobia y clasismo)
-. Incitación a violencia (física y psicológica)
-. Vulgaridad (más chusmería y grosería)
Al ver todo eso, repito, escrito por una minoría que tiene invadido ese espacio, enseguida me viene a la mente la descripción del hombre mediocre que arriba mencioné del señor Ingenieros.
¡Qué luz larga tenía ese hombre! ¡Y qué sociedad más decadente nos ha tocado!

 

 

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