Vía libre a las matanzas de ballenas

ballena.jpgJapón acaba de decidir que se va de los pactos internacionales donde les prohibían cazar ballenas. Argumentan que tienen que matar ballenas (foto 1) porque es parte de su tradición, de sus costumbres, como también sucede en Noruega e Islandia. Y por supuesto, nos alarmamos e indignamos todos, ya que ahora veremos las matanzas indiscriminada de los cetáceos. Es algo horrible, que no se debería permitir, ¿no es cierto? Y lo más probable es que mucha gente se lance a las calles de todas las ciudades del mundo a protestar y comiencen a escribirse cartas públicas de reconocidas personalidades y la ONU, UE y otra siglas empiecen a amonestar a Japón y –quizás-, a sancionarlos. Ojalá que suceda todo eso.

Pero entonces me viene a la mente esta pregunta: ¿por qué me voy a alarmar, a indignar, con esta noticia sobre las ballenas y no me sucede lo mismo con otras “costumbres y tradiciones” peores?

Por ejemplo, conocemos países donde lapidan a las mujeres por pecar (foto 2), sabemos de países donde le aplican pena de muerte a los gays (foto 3), conocemos de países donde se castigan con cárcel y torturas a personas que piensan distinto a los gobiernos, tanto de izquierdas como de derechas (foto 4), y así un listado enorme de injusticias, de violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, no hacemos nada porque “no debemos meternos en tradiciones, en culturas de otros lugares, ni en políticas internas de otros países”. Eso sería intervención. Y suena lógico. Así que no debiéramos meternos tampoco con esas tradiciones japonesas, ¿no?
Pero además, ¿por qué voy a protestar para defender a las pobres ballenas si no lo hago por la defensa de esos pobres seres humanos que sufren en esos países que menciono? Y no me digan que sí se protesta, porque yo leo las noticias todos los días por años y jamás he sabido de una manifestación, una marcha, protestando porque padres casan a sus hijas de 6 ó 7 años con viejos que les pagan, por mencionar otro ejemplo (foto 5). Yo nunca he marchado protestando por eso ni me han invitado a apoyar esas causas. Sin dudas, tengo doble moral, ¿no es cierto?
Entonces, amigos, ¿tenemos que esperar que las ballenas marchen en protesta por los mares y algunas orcas encapuchadas les lancen caracoles por la cabeza a los guardacostas y destrocen muelles y boyas, defendiendo nuestros derechos? 
Por favor, defendamos nosotros nuestros derechos a la vida, a la libertad. ¡Pero defendamos todos los derechos humanos, no sólo los que nos convengan! Seamos justos, y sin dejar de defender a las ballenas, obvio.

 

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