Mensaje a nuestro público que nos rinde homenaje

a0.jpgDesde su fundación y hasta 1991, yo fui el director general de la Seña del Humor, con Aramís Quintero y Moisés Rodríguez la fundamos. Con Aramís fuimos co-guionistas y co-directores artísticos y desde el inicio actuamos con Carbonell (diseñador de vestuario, gráfico y escenográfico), Yovani. Miguelito (EPD), Leandro, Braga (jefe de escena), Sabater, más Pedro Alfonso, Rubén Aguiar y Danny Aguiar (compositores, arreglistas e instrumentistas) y Héctor Lueje (productor. EPD). Después se integró Pible, y antes pasaron por el grupo algunos colegas del Teatro Mirón Cubano, de Radio 26 y del grupo La Colmena.

Desde 1991 fueron Aramís primero y Moisés después los que mantuvieron viva a La Seña en tiempos bien difíciles.

Este fin de semana todos recibimos el homenaje que nos realizan en el Teatro Sauto de la ciudad de Matanzas.
Aquí las palabras que escribió Aramís Quintero para que fueran leídas por Moisés en ese escenario que nos vio crecer y ante el público que nos mimó tanto:

Amigos matanceros,
humoristas de toda Cuba,
miembros de La Seña del Humor:

A nombre mío y de Pepe Pelayo, fundadores y directores de La Seña del Humor de Matanzas, quiero hacerles llegar nuestro más profundo agradecimiento por la jornada de homenaje a La Seña que han programado. Lamentamos no estar ahora junto a ustedes, para revivir una vez más las tantas horas de alegría que compartimos con el público de Matanzas en el escenario entrañable del teatro Sauto.
Quiero en este momento recordar a tres amigos matanceros que ya no volveremos a ver, y que no olvidaremos: Miguelito Valdés y Héctor David Lueje, queridos miembros de La Seña, y Cecilia Sodi, directora de Sauto en todos esos años, que nos abrió siempre las puertas del teatro.
Los humoristas cubanos mantienen vivo el recuerdo de La Seña. Para ayudarlos en ese empeño, próximamente aparecerá una Historia de La Seña del Humor de Matanzas, editada por esa magnífica editorial que es Ediciones Matanzas. El libro incluirá mucha información desclasificada, y un repertorio de los mejores libretos de La Seña. En otro tomo se publicarán los peores.
Sólo tres miembros de La Seña están en Matanzas: uno, Quirino el loco, que cuando no toma sus pastillas se cree Moisés y aparta las aguas del San Juan; otro, Papito el utilero, que a fuerza de fijarse en los actores pasa por ser Adrián y nadie se da cuenta. Y el otro, José Braga, el Jefe de Escena de La Seña, que fue el único jefe que tuvimos.
El resto de La Seña está disperso, pero ninguno olvida esos años, ninguno olvida el teatro Sauto, ni el público acogedor de Matanzas, ni los amigos humoristas de todo el país que nos acompañaron en esa parte extraordinaria del camino: el camino que inauguró La Seña, y que resultó significativo en la historia del humor cubano.
En esta ocasión, puede haber en el público muchos de los que vieron La Seña, y la recuerdan con cariño. A ellos les decimos: amigos, su acogida y entusiasmo nos ayudó a existir, y a tratar en cada función de ser mejores. Puede haber otros que no la vieron, pero han oído a sus mayores hablar de La Seña. A ellos les decimos: amigos, no crean todo lo que oyen.
Los que ayudaron a La Seña a existir, y los que ayudan a mantener vivo su recuerdo, actúan a favor de la alegría, del humor, y por supuesto del amor.
A todos, un gran abrazo.
Aramís Quintero.

 

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