Mi enemigo político

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Esta reflexión me la provocó una conversación con una antigua amiga que quiero mucho y doy fe de que es buena persona integralmente. Sin embargo, no piensa como yo sobre lo que está sucediendo en Chile en estos últimos tiempos y lo que es peor, lo que se especula sucederá a partir de marzo, cuando se acaben las vacaciones de verano.

El tema es el siguiente: después de analizar lo que ella piensa y siente, siendo una persona sin malas intenciones, repito, llegué a la conclusión de que nos confundimos al decidir quiénes son nuestros enemigos. Y de pronto vi que ese podría ser uno de los grandes problemas que padecemos.
Para mucha gente, políticamente hablando, el enemigo es el que piensa lo contrario (o diferente) a uno.
Por ejemplo, para alguien de derecha, el que cree en los principios de la izquierda, es un comunista, un terrorista. Igual sucede con el izquierdista, que está convencido de que la persona de derecha es un imperialista, un monstruo. Y esos son los enemigos de ambos.
Error, según mi molesta opinión.
Ya sabemos que actualmente ni se usa mucho ser de izquierda o de derecha, porque se ha generalizado que la mayoría de ambos tipos de políticos no son honestos. Y también porque algunos principios se han ido mezclando en los extremos del centro. Pero sigamos esta reflexión con la clásica clasificación de izquierda/derecha.
Entonces, a los dos colores políticos les digo que si alguien piensa diferente, pero no impone sus ideas a la fuerza; y está dispuesto a debatir; a negociar, a escuchar, a tolerar, y piensa y actúa como un humano, civilizado y decente demócrata, entonces ese alguien es un contrincante, un rival político, pero no un enemigo.
Entonces, ¿Quiénes son los enemigos? Los dictadores, los totalitarios, los antidemócratas. ¿Dónde están esos verdaderos monstruos? En la extrema izquierda y en la extrema derecha. Porque esos militantes de la extrema política, esos que piensan como fundamentalistas religiosos, buscan llegar al poder disfrazados de demócratas y ahí comenzar a estirar sus tentáculos hasta convertir sus gobiernos en dictaduras, tanto de derecha como de izquierda.
Así, hay muchas personas -como mi buena amiga-, que piensa más con la emoción y no con la razón y la lógica. ¿Por qué? Porque se confunde a la hora de decidir quién es su enemigo.
Por ejemplo: Fulano es de izquierda y escogió que su enemigo es toda la derecha. Entonces todo lo que haga o diga la derecha es malo y todo lo que haga y diga la izquierda es bueno. Lo mismo sucede con Mengano, que es derechista. Y algo peor aún. Fulano cree que los amigos de la izquierda son los buenos de la película, por lo tanto, lo que hagan los dictadores, populistas, totalitarios de la izquierda hay que apoyarlos “porque son de izquierda” y está convencido de que el que sea amigo del Reino Oscuro de Estados Unidos es su enemigo también (aún si Estados Unidos es gobernado por gente con cierto pensamiento de izquierda). Y Mengano también piensa que los amigos de los regímenes de derecha son sus amigos, aunque sean dictadores y gente que comparte con los chinos, los rusos, los coreanos o los cubanos, son sus enemigos acérrimos.
Error, según mi moleta opinión.
Por eso mi amiga, que escogió que su enemigo es la derecha (no la extrema derecha) perdió la últimas elecciones en Chile, porque su izquierda se dedicó a ser la furiosa enemiga de la derecha y se pasó todo el tiempo tratando de desacreditarla, sin proponer algo sustancioso para ganar. Y por eso esa buena amiga no puede ponerse en contra de los encapuchados violentistas, terroristas, etc., porque se suponen que son de izquierda y es de la que se deja convencer de los deshonestos políticos de izquierda que le “ordenan” o captan con cantos de sirenas, que hay que hacer esto o lo otro, porque el cambio radical donde el pueblo llegará el paraíso terrenal se logrará en unos días (como dicen los populistas). Y después vienen las decepciones como los sucedido en Venezuela y otros lugares.
Y los de derecha igual. No son capaces de ir en contra del empresario corrupto y explotador, porque los empresarios son de derecha. No son capaces de repudiar las violaciones de los derechos humanos de los uniformados, porque se suponen son armas de su derecha, no son capaces de castigar con los votos a los políticos que no hacen leyes para mejorar la calidad de vida del pueblo, porque los que hacen eso se suponen que son políticos de derecha.
En resumen, la equivocación radica en decidir quién es el enemigo.
Si todos tuviéramos consciencia de que los verdaderos enemigos no son los que piensan diferente a nosotros, sino que son los dictadores y estos llegan al poder a través de la extrema izquierda y de la extrema derecha, tuviéramos una mejor democracia, una mejor convivencia, una mejor vida.
Pero nos dejamos llevar por las manipulaciones de los extremistas y después nos arrepentimos a la hora de tener que emigrar de esas dictaduras.
Ya lo dijo uno de los más grandes pensadores de esta América Nuestra. Y es una frase que no se puede malinterpretar, como lo han hecho y hacen los extremistas de derecha e izquierda. Está en la imagen.
Un último consejo aunque no me lo hayan pedido: duden de todo lo que les llegan de ambos extremos y duden de hasta los que piensen como ustedes, porque recuerden que hay extremistas disfrazados de demócratas. Sólo duden, y piensen, no se convenzan tan fácil y no se dejen llevar por la emoción como mi amiga.
Es mi molesta opinión… por ahora (porque nunca creo que tengo la verdad absoluta ni mucho menos).Gracias.

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