Mi viaje a Sri Lanka. Capítulo 1.

van1.jpgLlegamos casi a la medianoche al aeropuerto de Peter Falk, conocido como Colombo. Como está a casi una hora de la capital, mejor fuimos a dormir a un hotel en Negombo, un pueblo grande o ciudad chica (nunca he podido saber la diferencia entre esos conceptos, así como también el de caserío, aldea o villorio). Dormimos riquísimo por el estropeo (tres horas de Singapur a Sri Lanka con dos bebés) y por un aguacero que parecía que se había roto un embalse en el cielo. Tanto, que en un momento pensé en irme “em balse” para Singapur, pero me di cuenta de que era un jueguito de palabras mío y me calmé.

Al otro día desayunamos varios kilos de frutas: sandías, papayas, naranjas, plátanos, piñas, mangos, uvas, cerezas y no sigo para no tener que mentir; más pan de molde y pan del país (no lo conocía, pero sabe muy bien) y lo habitual en esa comida, occidentalmente hablando; pero también nos sirvieron garbanzos, arroz, ensaladas, etc., que por supuesto, tuve que comer para no hacerles un mal gesto a los que nos atendían, que ya sufrían, los pobres, por mi pésimo inglés.
Habíamos contratado un paquete que incluía una van que nos llevaría por casi todo el p

aís, con un guía la mar de amable y buena gente y un chofer idem. Pues partimos como a las 8 ó 9 de la mañana hacia la ciudad de Kandy. Pero antes hicimos una parada improvisada y riquísima, que contaré después.
Las fotos son del recorrido en la van, por carretera, pueblos, etc. Fíjense en la gente, en los puestos de venta de frutas, en las calles, en los tuk tuk, etc.

Datos: un calor de mil demonios (si esos demonios estuvieran bien calientes, obvio). Por suerte, nos salvó el aire acondicionado de la van. Pero bajarse a orinar, comprar frutas, caminar, correr, marchar protestando, hacer el amor, o cualquier cosa que uno quisiera hacer a la intemperie, significaba sudar copiosamente. Y por ende tomar litros de agua. La mayor impresión: la gente, que saluda sin conocerte con tremendas ganas, amables y serviciales a morirse. Y no voy a hablar de las mujeres de ese país, para que no me multen en Chile. Ah, y 14 mil 247 perros callejeros, solo superados en número por los llamados “tuk tuk”, que son motos hechos en la India, con asientos para dos, con techo y todo. Muy baratos. Buena solución para los atochamientos en Santiago y la escases de transporte público en Cuba.
El vestuario de los srilankeses es muy colorido. El 60% son budistas, el 25% son musulmanes y el resto de la población se divide en hinduistas, cristianos y ateos. Todos con tez oscurita, como mulatas y mulatos con pelos lacios, como buenos cingaleses que son (hay minorías, claro). Y no diré nada sobre las mujeres cingalesas, no me presionen más, por favor.
Bueno, tenemos miles de fotos y no es fácil organizar todo ese material, pero haremos un esfuerzo. Aquí subo varias fotos con el guía, el amigo Jezme Jay, con la familia, por las calles y carreteras, etc. A continuación subiré también un breve video que sé les gustará, donde verán un segmento del recorrido. Ojalá disfruten.
 
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