Amigos, quiero reflexionar hoy sobre el concepto de “anti”. No estoy inventando el agua tibia, pero escribiéndome con un gran amigo me surgió la idea de redactar este texto por si le sirve a alguien que no haya pensado en el asunto. Y lo haré de la forma más sencilla y natural que pueda.
Sé que es un tema polémico, pero intentemos llevarlo con altura de miras.
Soy de la opinión que uno no debe ser “anti” nada. El término tiene una connotación negativa, sin dudas. Suena a fanatismo, a intransigencia, a discriminación, etc.
Uno de los autores más destacados (son pocos) del llamado humor culturizado, es sin dudas el español Enrique Gallud Jardiel. Ya he tenido el honor de comentar varios de sus libros (ha publicado más de 200). Mis seguidores conocen muy bien mi opinión sobre su altísima calidad humorística. En esta ocasión me referiré a su última obra “Historia cómica de la cocina”. Pero solo voy a mencionar tres pasajes del libro, para mostrar de qué estamos hablando.
En su introducción en un momento señala:
“¿Puede hablarse de una cocina romántica? Claro que puede hablarse. Por hablar, se puede hablar de lo que a uno le dé la gana. Otra cosa es que tal cocina exista de verdad”.
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