Nuevo curso escolar, nuevos Conciertos Lectores

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Ya se acerca el inicio del nuevo curso escolar aquí en Chile. Comienza a llenarse el calendario por los Conciertos Lectores y Charlas Chaplin que nos solicitan para los centros educacionales de todo el país. Este hecho me provocó la siguiente reflexión:

Me es muy fácil detectar cuando a un centro de estudios le interesa de verdad que sus estudiantes lean, se cultiven, se formen integralmente como seres pensantes.

Simplemente, si al llegar nos recibe una comitiva o la dirección y vemos el centro engalanado con motivos de mi visita, con fotos de las portadas de mis libros, que los estudiantes leen en sus Planes Lectores, enseguida sabemos que la actividad será un éxito.

Cuando vemos que nos recibe solita la bibliotecaria y para los demás docentes y para la dirección puedo ser el que va a vacunar contra el tétanos, es evidente que los pobres alumnos están educándose en un lugar que no les conviene.

Y no se trata de mí, por supuesto, sino de cualquier escritor que los visite.

En mi caso, año tras año recorremos todo Chile (y a veces hacemos incursiones a países vecinos), visitando cientos de esos centros para presentar los Conciertos Lectores, donde con lecturas teatralizadas, contando cuentos, haciendo monólogos, interpretando canciones, desarrollando juegos interactivos y diciendo chistes, todo relacionado con mis libros de humor infantiles, intentamos motivarlos a la lectura.

Y sin dudas funciona, porque nos cuentan que después del Concierto Lector se repletan las bibliotecas escolares sacando mis libros. También recibimos muchísimas cartas -muy emotivas por lo demás-, de niños confesando que les encanta reír con esas lecturas; y así mismo recibimos positivas y lindas informaciones de profesores y padres. Por supuesto, el nivel de las ventas de los libros también aporta lo suyo para reafirmarnos que estamos bien encaminados.

Siempre afirmo que no soy yo, sino que lo principal es el placer estético, lúdico y humorístico que se logra alrededor de los libros. Ahí es donde está la magia.

Miles y miles de niños, profesores y bibliotecarios son testigos en nuestras giras.

¡Cuánta falta hace que los sistemas educativos asimilen la importancia del humor, tanto en la pedagogía como en la motivación lectora!

Como eso parece que demora, lamentablemente, aportamos un granito de arena en ese sentido. Me refiero a que también año tras año impartimos cursos, talleres, conferencias, en lo que llamo “Charlas Chaplin”, donde en el caso de los profesores, los capacito para que apliquen la pedagogía del humor en sus clases y en todo el universo escolar. Por supuesto, como complemento a la educación integral, les muestro cómo con placer se puede conseguir el hábito lector en sus estudiantes. Y uno de los mayores placeres es, sin dudas, el que produce el humor.

Pero me di cuenta de que no se trata sólo de habilitar a los docentes con estas técnicas y estrategias. Lo redondo de esta cruzada es instalar esas capacidades en los padres y apoderados también, para que todos rememos para el mismo lado. Y en el lugar en que se ha asimilado el concepto, es un hecho que hay avances y beneficios palpables a la vista, porque así lo muestran los seguimientos que hacemos.

¡Tres hurras para el humor y la lectura!... (y tres burras para la gravedad y la ignorancia).

 

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