Para cubanos y chilenos

descarga_8_1.jpegSiempre me ha molestado cuando los cubanos hablan mal de la gente de los países donde han ido a parar en su exilio. En México DF, Madrid, Buenos Aires, Bogotá, Miami, entre otros lugares, he sido testigo de ese fenómeno. Siempre ponen de ejemplo en sus críticas, características “extraordinarias” que existen en Cuba y que no tienen esos pueblos. En Chile abundan mucho esas opiniones entre los cubanos: que los chilenos son aburridos, que son muy formales, que son taimados, que dicen que son amigos, pero te ponen limites enseguida, que tiene doble moral, etcétera.

Yo me armo de paciencia y explico que esas son características superficiales, que existe gente buena, mala y regular como en cualquier parte del mundo, que uno debe buscar a los que sean afines a nuestra forma de ser y actuar, etc. Pero no creo que sea algo especial contra los chilenos, porque, insisto, he oído quejas en todos los otros países donde me encontrado con cubanos. Es como que idealizan la “cubanidad”, en un estúpido nacionalismo.

Para ellos todo lo que hacen o hacían los cubanos en la Isla era perfecto. Y nadie se acuerda de las mierdas cotidianas que se vivían entre familias, amigos, vecinos, etc. Incluso, hasta se les olvida las razones por las que se exiliaron (si es que alguna vez tuvieron alguna otra que no fuera comer jamón y comprarse un blue jeans).

Digo lo anterior para practicar la Ley del Empate, porque soy cubano y chileno. Así que voy ahora para lo que me molesta de aquí. Por ejemplo, cuando en este país dicen despectivamente: “¡qué tropical eres!, ¡actuaron de forma muy tropical!, etcétera. Aquí el término “tropical” es sinónimo de informalidad, irresponsabilidad, impuntualidad, corrupción, ligereza, etc. y esas expresiones se las he escuchado a políticos, periodistas y a todo el que se la quiera dar de intelectual o moralista. Pues les aseguro a todos ellos que en los países tropicales, en todos los tiempos, han existido políticos, pensadores, periodistas, etc., más cultos que los de aquí (sin absolutizar, por supuesto). Y les digo también que los casos Penta, Dávalos, Polar, Colusión de farmacias y pollos, Cascadas, MOP, Ferrocarriles, Casas Copeva, lo que se sabe pero no se dice de las coimas a los jueces, más los teatros de no enjuiciar a Pinochet cuando se pudo, lo de las cárceles de lujo, de subirse los viáticos en el Congreso y un largo etcétera, hacen que Chile sea “tropical” también, ¿no es cierto? Además, aquí son tan impuntuales como cualquier pueblo latinoamericano, aquí te dicen “te llamo” y jamás lo hacen, aquí te dan su palabra de honor que te responderán sí o no a tu petición y jamás lo hacen, es deporte ningunearte. Entonces, ¿cómo pueden hablar con ese desprecio de los “tropicales”, cuando estamos cortados con la misma tijera.
De verdad que me jode mucho los nacionalismos y esas actitudes de superioridad. Por eso les digo a los cubanos y a los chilenos que “padecen de esos males”: ¡¿qué mierda les pasa?! Todos somos iguales, con virtudes y defectos. No he conocido a ningún ser humano que sea mejor o peor que otro, ni porque tenga más o menos dinero, o porque sea más o menos bonito, o porque sea más o menos inteligente, o porque hable más o menos alto, o porque sea más o menos formal o festivo, etcétera. Lo único que nos hace diferente de verdad es si somos buenas o malas personas, si tenemos buenos o malos valores humanos ¡Preocúpense de sólo eso, por favor!

 

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