Ser o no ser consecuente

descarga_6_4.jpegHe escuchado muchas veces la frase “fulano(a) es (o fue) una persona muy consecuente. Y lo dicen como si fuera una virtud. No estoy muy seguro. Veamos.

Sor Teresa fue consecuente porque dedicó su vida a los pobres, como ella pensaba y sentía que debía hacer para llevar a cabo los objetivos que se propuso.

Hitler fue consecuente porque dedicó su vida a exterminar gente, como él pensaba y sentía que debía hacer para llevar a cabo los objetivos que se propuso.

Ambos fueron consecuentes. ¿Es una virtud entonces en los dos casos?

Las buenas personas, las que hacen el bien, pueden o no ser consecuentes. Los dictadores (de izquierda o de derecha), jefes de carteles de narcotráfico, o destripadores de Londres, etcétera, pueden o no ser consecuentes. Así que, hasta aquí, me parece que no es una virtud, ¿no es cierto?

Sin embargo, si alguien tiene un principio, un pensamiento firme sobre algo y no dice o hace algo al respecto, podríamos decir que no es consecuente y ahí, esa falta de consecuencia, podría ser un defecto.

O si alguien piensa y siente de cierta manera y dice y actúa de otra, es un inconsecuente y eso también es un defecto.

Por supuesto que uno puede cambiar de ideas. Si abre los ojos, si se da cuenta de que era un ignorante, un inocente, un manipulado o algo así y se pasa para otro bando, tenemos que aceptarlo (si no le hizo daño a nadie, claro). Pero para uno saberlo tiene que decir o actuar acorde con los nuevos pensamientos e ideas y ahí se convierte en consecuente. Pero no quiere decir, repito, que sea algo bueno, porque el cambio podría ser para algo malo, podría hacerle daño a otros.

Por ejemplo, si reflexiono en lo que está pasando en Chile. El peor ejemplo de inconsecuencia es el de los políticos de izquierda, que son capaces de pedirle dinero prestado al yerno de Pinochet para sus campañas. Porque si nos enteramos de que uno de extrema derecha, un pinochetista, hizo algo como eso, tan poco ético, no nos asombra. Tienen fama bien ganada. Pero que esos que se llenan la boca de tantas consignas y agitan tantas banderas de hombres nuevos, de igualdad, de derechos humanos, inclusión, etc., hacen eso -aunque lo han hecho muchas veces en la Historia de la Humanidad-, siempre lo encontramos imperdonable. Es que es repugnante ese defecto. ¡Porque le mendigaron plata a sus verdugos, señores! ¡Es algo inconcebible! Claro, también podríamos decir que son consecuentes (y no inconsecuentes), porque son oportunistas, corruptos, con faltas de moral y ética y bajo esos principios actúan, aunque sea a escondidas, hasta que los descubran. Así es.

Entonces, por mucho que le doy vueltas al asunto, veo que la consecuencia no es una virtud y la falta de ella puede ser un defecto, como lo es la inconsecuencia.

Si hay alguien de acuerdo que levante la mano.

 

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