Una historia no autorizada e incompleta

3_26.jpgHace mucho tiempo, una persona (no recuerdo su sexo) convencida de que sabía de formas, colores, texturas, combinaciones, etc., decidió trabajar con telas. Por supuesto, pensó en vestidos de mujeres porque ahí necesitaría más “tela por donde cortar”.

Y diseñó su primer vestido. Estaba feliz.

Pero cuando se lo puso de prueba a una mujer de su familia, aquello no lucía bien. No era igual la caída de la tela en la percha (perchero o gancho).

Entonces se dijo: “O espero que inventen una tela que aumente y disminuya según recorra el cuerpo de las mujeres, o diseño para mujeres que tengan poquísimos pechos, nada de traseros y muslos del mismo grosor que las piernas. Así mis telas caerán perfectas por la ley de gravedad, como si estuvieran colgadas en las perchas”.

Y así lo hizo. Se buscó mujeres sin tetas y sin culo (y altas mejor para ver bien la “caída” de las telas).

Entonces invirtió mucho en marketing y vendió esa imagen de tabla de planchar como mujer perfecta. Inventó el oficio de modelo de pasarela, donde esas mujeres no necesitan tener talento para que sean consideradas “artistas de la moda” (solo las inteligentes o estudiaban mientras desfilaban, o invertían en otro negocio, para asegurarse un vida mejor cuando envejecieran o engordaran).

A esa altura, ya los vestidos que diseñaba esa persona para esas delgadísimas jóvenes, casi no los vendía, porque eran más caros que comprarse 100 vestidos lindos en cualquier tienda normal.

Y llegaron los problemas de bulimia y anorexia, porque las adolescentes tomaban de modelo a esas modelos esqueléticas “para triunfar” en la vida. Es decir, soñaban con vivir con mucho dinero, sin estudiar ni trabajar y casarse con personajes públicos como deportistas, políticos, cantantes, etc., no importa si eran malas personas, lo importante es que fueran públicos y de buen vivir.

En fin, un desastre.

La cosa se fue complicando. La competencia cada vez se hizo más dura. Llegó la corrupción a ese ambiente, incluso hasta asesinaron a un colega. Fue terrible porque el negocio iba en picada.

Y para resolver tantos líos, esa persona pensó y pensó. Y de pronto se le ocurrió hacer vestidos y desfiles para mujeres gordas y/o mujeres viejas, incluso “de pueblo”. La demagogia y el populismo nunca fallan. Y le empezó a ir bien, porque así tenia cubierto todos los flancos.

Y en eso está. No siendo la persona exitosa de hace unos años, pero se mantiene.

(Continuará…)

Nota: Para ilustrar la influencia de esta persona tan emprendedora, subo aquí algunas fotos de mujeres, que quizás inconscientemente, obedecen los dictámenes del protagonista de esta historia. Porque de lo contrario no me explico por qué ellas creen que la mejor pose para verse sexy es pararse levemente de lado a la cámara y ponerse la mano en la cintura. Para mí, otro triunfo desafortunado de esta persona innovadora.

Nota 2: Amigos, la más bella creación del universo es la mujer. La mayoría del mundillo que se mueve alrededor de ella, con el supuesto objetivo de embellecerla aún más, no vale la pena. Es mi opinión, como historiador no autorizado.

 

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