Estoy haciendo un Diccionario del Humor
y veo que la mayoría de los humoristas fallecidos
nacen en un lugar y van a morir a Ibídem.
No sé dónde queda exactamente ese sitio,
pero desde ya le pido a mis seres queridos
que cuando muera me entierren allí,
al lado de tan prestigiosos colegas.
Un gran amigo llega a mi casa y entrando me dice: “por favor, dame un vaso de agua, compadre”. Y yo le respondo: “no seas ridículo, tu tienes confienza aquí, así que ve a la cocina y sírvete tú mismo”… ¿Hizo el ridículo? No, como categoria dentro del estudio del humor, no; pero popularmente sí, porque se dice así y así se seguirá diciendo.
Otro amigo se me acerca y me comenta: “el sueldo de los maestros en este país es ridículo”… Esta es otra acepción de la palabra ridículo, pero tampoco nos interesa ahora para esta reflexión. Popularmente se dice así y así se continuará diciendo.
A un tercer amigo le hice una broma que no le gustó y me dijo: “me ridiculizaste delante de todos”… Como verbo tampoco nos interesa en este análisis, pero sin dudas, popularmente se dice así y así se va a seguir diciéndose.
Páginas