En toda la Historia de la Humanidad los jóvenes han demostrado, en esa etapa cronológica de la vida, ser impetuosos, entusiastas, creídos, irreverentes, progresistas, etc., y han logrado muchas veces que la sociedad avance un poco, para estabilizar y solidificar lo alcanzado mientras son adultos y siguiendo por esa vía, se vuelven viejos conservadores que les da por prohibir lo que quieren los nuevos jóvenes. Es un proceso cíclico normal. Todos los que han tenido juventud hemos pasado por eso de alguna manera.
Sin embargo, pienso que actualmente en Chile ese proceso se nos está yendo de las manos.
Mi amigo y colega, el escritor y humorista español, Enrique Gallud Jardiel, acaba de publicar otro libro más (su productividad, para suerte nuestra, es envidiada en cualquier flujo de producción). Su nueva obra se llama “Séneca, Quevedo y otros plastas por el estilo”.
¿De qué se trata el libro? Copiaré aquí sus palabras en la “introducción” donde lo explica parcialmente: “… si queremos conocer la literatura anterior a la aparición de los dispositivos móviles, la cosa no puede hacerse sin anestesia previa: en este caso, mediante la simplificación de textos que les parecen muy complicados a los de nuestra generación, pese a que nuestros bisabuelos y tatarabuelos los entendían perfectamente”. (No quiero dar más información que la necesaria para motivarlos, amigos lectores).
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