Pelayaserías - El blog de Pepe Pelayo
Concierto lector
Libros de Pepe Pelayo

¡Y más éxitos del humor!

Éxitos de Pepe Pelayo

He recibido un nuevo mensaje y me autorizaron a publicarlo. Dice así:

 

Señor Pelayo... ya es una noticia maravillosa que sus libros puedan ayudar a niños con problemas, pero déjeme decirle, que también ha encantado a niños que no les gusta leer. Trabajo en una escuela municipal Michaihue. Soy encargada de biblioteca y debo confesarle que yo lo leí y quedé encantada. Entonces se lo recomendé a mis niños, lo cual fue una gran aventura. Les encanto. También leyeron "Pepito y sus libruras" y para el próximo año tenemos a "Ada madrina y otros seres". Esto se lo cuento para que usted sepa que los niños disfrutan de sus libros, y porque no decirlo, los grandes también... ¡Muchas felicidades!

 

Sigue triunfando el humor

Triunfa el humor

No sé si estoy en una nube. En serio, no saben la alegría que tengo.

 

En mi artículo anterior, me refería a la anécdota que me contó la profe de educación diferencial (me tiembla la mano, porque estoy loco por decir su nombre, debido a la gran labor que hace y que merece más felicitaciones que yo, pero me pidió anonimato). Ahí conté que era el segundo caso que conocía donde mi libro "Pepito, el señor de los chistes" había ayudado a un niño con problemas. Pues acaban de contarme el tercero. Sonia, una compañera de la educadora que me escribió, también fue testigo de este tercer caso. Copio aquí su anécdota:

 

Otro logro del humor

Logro del humor

Perdonen, pero esto no me lo puedo guardar, porque me ha hecho feliz y creo que le puede servir a otras personas.

Recibí este mensaje:

 

Estimado Don Pepe. Hace mucho tiempo que pensé en escribirle esto, y ahora me hice un tiempito para contarle algo que espero le guste. Verá yo soy Educadora Diferencial y por años he trabajado con niños autistas en la ciudad de Viña del Mar, y un año tuve a un grupo de Asperger (que tienen alto funcionamiento cognitivo, leen, escriben, pero tienen malas relaciones sociales) la cosa es que uno de mis niños, disfrutaba del humor, pero no sabia contar chistes... en realidad lo hacía pésimo!!! y buscando entre los libros que teníamos (que eran bien pocos) encontré a "Pepito, el señor de los chistes". Me lo llevé a casa para leer y ver si me servía, y me reí todo el camino en el metro, entonces decidí que ese niño lo debía leer, y desde ese momento, no le puedo ni expresar como lo disfrutó, recordaba cada chiste, lo leyó más de 3 veces, se lo contó a sus familiares, en fin... un éxito total. Gracias Don Pepe! es un fantástico escritor y soy gran admiradora de su trabajo. Siempre pongo sus libros en mis listas de lectura para los niños y siempre son un éxito. Usted es un grande!! Un saludo afectuoso.

 

El Chiste (No. 2) "Todo lo que he podido averigüar sobre él"

chistes-antiguos.jpgSegún un estudio realizado por la Universidad inglesa de Wolverhampton en el 2008, el chiste más antiguo del mundo data del 1900 a.C.. Procede de un proverbio de los sumerios, artífices de la primera civilización del mundo (actual sur de Irak).

Estos son los diez chistes que dicha Universidad estableció como los más antiguos de la historia:
 

1- 1900 a.C.: Algo que no ocurre desde tiempos inmemoriales: Una joven mujer que no se haya tirado un pedo en el regazo de su esposo.

2- 1600 a.C.: ¿Cómo entretienes a un faraón aburrido? Haces navegar sobre el Nilo una barca cargada de mujeres jóvenes vestidas sólo con redes de pesca y le pides al faraón que vaya a atrapar un pescado. (Este chiste apareció en el llamado "Papiro de Westcar", un texto egipcio escrito en tiempos de los hicsos, entre 1650 a.C. y 1540 a.C., que reúne cuentos mágicos y se guarda, desde 1866, en el Museo Egipcio de Berlín).

Calidad de vida a través del humor

Calidad de vida a través del humor

 

Artículo mío, publicado en el Diario El Austral. Osorno, Chile, correspondiente al mes de enero.

http://www.australosorno.cl/impresa/2014/01/24/full/8/

 

Hace poco alguien me preguntó si la Universidad Santo Tomás de Osorno estaba acreditada. Yo le dije que sí y en seguida le dije: “pero lo que no sé es si yo estoy acreditado para vivir”. No entendió y se fue sin responderme. Entonces me quedé meditando sobre el tema, preguntándome: “¿qué tendría que hacer para acreditarme si fuera cierto? Ahí me lancé a buscar la fórmula mágica que hiciera posible medir a una persona para “acreditarla a vivir”, pero de forma políticamente correcta.

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