Humoristas en el Festival de Viña, 2018

descarga_4_6.jpegAnte todo aclaro dos cosas: una, ya casi todo está dicho de esas presentaciones, así que sólo mencionaré lo que más me interesa. Dos, no soy crítico profesional, simplemente tengo una opinión por mis años en el humor y mi interés no es imponer mi criterio, debatir y menos herir a los humoristas. Recordar que este campo es subjetivo y todos tenemos derecho a expresarnos con respeto.

BOMBO FICA (primera noche).

Tiene tremenda vis cómica y domina muy bien el lenguaje de la comedia. Pero falló en esta ocasión. El fragmento de su incorporación al partido comunista, aunque bien actuado, no tenía mucho humor que digamos (no se puede confundir humor con risas). Incluso aprovechó para dar un discurso manido de los años 60 (aburrido ya en estos tiempos, algo que de tanto repetirse últimamente, ayudó sin dudas a que ganara las elecciones la derecha), y que en la rutina ni poniéndolo en boca de un personaje se salvó (aunque el público aplauda, fenómeno que sabemos ocurre en el arte).

También se equivocó en invitar a su presentación al veterano fonomímico y a la aspirante a vedette argentina. Tanto tiempo ellos en escena sólo sirvió para que uno pensase que estaba rellenando para no trabajar tanto. Si tuvo que hacerlo por contrato, el error entonces fue permitirles que duraran tanto sus presentaciones. El punto  más alto de la rutina de este buen humorista fue cuando abordó lo que mejor se le da: el humor costumbrista, como la situación del pan y de la olla.

Feos asuntos extra escenario, señor Fica:

* El Pampero, otro magnífico comediante, aseguró que uno de esos chistes era de él y que lo usó en tu programa televisivo. Vi tu respuesta ante los periodistas y la encontré “sospechosa”, como tú mismo dices. Argumentaste que ese chiste lo has vivido en tu casa y que no pertenece a nadie. Eso es cierto, Bombo, a cualquiera se le puede ocurrir un mismo chiste. Pero lo que está muy feo es hacer el chiste de un colega, ese plagio es como robar. Con los infinitos chistes que se pueden crear, no hay necesidad de copiárselo a otro.

* No fue correcto que le dispararas a Kramer por burlarse de las presentaciones sin sentido del fonomímico y la vedette argentina. No fue una burla hacia ti ni hacia tu trabajo humorístico, Bombo. No puede ser que los códigos éticos funcionen para ti y para Kramer y no para ti y para El Pampero. Pero hay más: en tu rutina impartiste una clase sobre la diferencia entre grosería y picardía, sin dudas con la intención de que recordáramos a las humoristas vulgares que se presentaron el año pasado. ¿Eso no es lo mismo que le criticaste a Kramer por recordar tu rutina y que tanto te molestó? Sin dudas, hay inconsistencias éticas, Bombo. Pero, bueno, “hay de todo en la Viña del Casillero del Diablo”.

JENNY CAVALLO (segunda noche).

Poco hay que decir: primera vez que la veo, así que no sé si ella es así siempre, o sólo esa noche fue así por los nervios o por otra razón. Porque evidentemente estuvo muy plana, sin mucha vis cómica, sin mucha energía y proyección. Me dio más para locales pequeños o bodas o fiestas, pero no para un escenario tan grande como el de Viña. Su presentación se basó mayoritariamente en un humor de género. No la critico por eso, ni estoy de acuerdo con los que la crucifican por hacer ese humor. El humor teñido de misoginia o de misandria tiene el mismo valor. Ojalá no se use agrediendo al género opuesto, pero hay que defender la libertad de expresión en ambos casos. He visto cómo aplastan a los humoristas que hacen humor donde sale perdiendo la mujer (y a veces ni eso, porque es mala interpretación del chiste) y esas mismas personas callan cuando se denigran a los hombres. No es justo en ninguno de los dos casos. Pero, repito, si no nos gusta no lo consumamos, debemos entender y admitir que los humoristas tienen derecho a hacerlo. Y eso fue lo que hizo esa señora en el segundo día del Festival con poca fortuna. Continúa la actitud de los practicantes de stand up comedy -tan de moda-, de darse el lujo de comunicar mensajes en serio dentro de una presentación humorística y de tener una actitud paternalista con los espectadores, como si ellos estuvieran por encima del Bien y el Mal y siempre tuvieran razón en todo. En resumen, una modalidad que sigue al debe en el Festival.

STEFAN KRAMER (tercera noche).

Lo presentado por este imitador fue lo mejor de este año hasta ahora, incluso del año pasado en cuanto a calidad artística (no recuerdo ya años anteriores, así que no me atrevo a afirmar más allá). Tiene un talento excepcional para la imitación, sobre todo la capacidad de hacer mil voces. Pero además, canta y baila. Y no sólo eso, actuando es un buen comediante. Excelente la rutina, bien hilvanada para poder incorporar sus imitaciones. Lo que no me agradó fueron tres cosas: una, hacer chistes fáciles y obvios al imitar a políticos como Piñera y Bachelet (ojo, decir verdades o críticas directas no es humor, aunque la gente se ría, como han hecho otros comediantes en ese mismo escenario). Dos, necesité que muchos chistes hilvanado en la rutina, tuviera más elaboración, más complejidad artística-humorística. Si mostró un buen guión general, se debe preocupar más de los guiones de cada chiste, para complementar el humor de su talento imitador y de comediante. Y tres, no hacía falta que dijera algunas malas palabras que dijo. Por ejemplo: lo que le dijo a la vieja directora del colegio de su hijo cuando sí aprendió en cuál curso estaba, etc. A veces sentí que usaba esas obscenidades para asegurarse la risa que producen las palabras tabúes. Pero repito, fue la mejor actuación humorística de este año en Viña hasta el momento.

ALISON MANDEL (cuarta noche).

Practicante del stand up comedy. Estoy de acuerdo con algunos comentarios que he leído, donde dicen que se parece bastante a la rutina de otra colega suya. La verdad es que sí le encontré parecido a la de la segunda noche, por aquello de que es para una sala pequeña, de stand up comedy y no para ese escenario.

De todas formas, le doy las gracias a esa señora por no abordar los temas contingentes, políticos (no por los temas mismos, si no por lo grotesco y grosero que los hacen muchos humoristas) y estoy feliz por no escuchar tantas malas palabras en su rutina. Algo que la diferenció notablemente –y para bien-, de las dos comediantes del Festival pasado. Sigue en deuda el stand up comedy.

ALEJANDRA AZCÁRATE (cuarta noche).

Esta colombiana practicante también del stand up comedy se ganó al público. Pero le costó. Las infelices redes sociales hervían contra ella y varios espectadores chiflaron durante un buen rato, porque eran incapaz de asimilar el despliegue de vocabulario, dicción, prestancia y actuación. Somos un público acostumbrado a no pensar, a las malas palabras y groserías, las burlas gruesas y directas, por lo que nos descolocaron la pulcritud y elegancia de esa señora. Por suerte, no se desmoronó y la gente la fue aceptando. Se agradece su presentación, por lo que acabo de decir de ella. No sé si fue antes o después de su presentación que dijo algo muy a su favor: “no uso garabatos en mis rutinas porque es una herramienta muy básica”. Ojalá que nuestros humoristas asimilen eso de una buena vez.

Todo correcto con ella, pero para mi gusto, tocar temas de cómo se rascan los genitales e ilustrarlo en escena no era necesario de la forma en que lo hizo, o representar cómo hace el amor una recién casada con tanta obviedad en escena. En ambos casos encontré vulgar su puesta, aunque no agrede por estar envuelta en ese donaire que ella le da a su gestualidad y verborrea. Sin embargo, insisto, ese talento me gustaría que lo pusiera en función de temas más importantes, que al público haga pensar para elevar su espíritu. Ojo, no estoy en contra del humor sobre sexo, géneros, costumbrismo hogareño o íntimo de las parejas, etc., pero prefiero que eso se haga en otros espacios, donde uno paga para verlo y no desperdiciar el gran escenario masivo que provee Viña.

SERGIO FREIRE (quinta noche).

De nuevo otro militante del stand up comedy. Su rutina apenas tenía un hilo conductor, como hacen siempre esos comediantes. Entonces pudo tocar una amplia gama de temas. ¡Por suerte no abordó el ya aburrido argumento de ir en contra de hombres o mujeres!

Me encantó su despliegue actoral. Sin dudas, le levantó el nivel al resto de sus colegas que sólo se basan en la comunicación del texto, solo con ciertas intenciones expresivas. Usa el lenguaje actoral ¡como debe hacerse ya que está en un escenario!

Me encantó que no diera discursos políticos en serio, como hacen mucho el resto de sus colegas.

Me encantó que no abusara de las malas palabras.

Me encantó que no basara toda su rutina en contarnos historias sobre la relación de una mujer con su hombre o de un hombre con su mujer.

En fin, para mi gusto no superó a Kramer, pero fue el mejor comediante entre los que practican el stand up comedy. Y no solo de este año, sino el mejor entre todos los “standuperos” que se han presentado en el Festival en su historia.

 

Nota: No espero que todos coincidan conmigo. Ni mi interés -repito-, es convencer a nadie ni debatir el asunto. Solo deseo hacer pensar a mis lectores, estén o no de acuerdo con mi punto de vista. Gracias.

 

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