Pelayaserías - El blog de Pepe Pelayo
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Mi viaje a Sri Lanka. Capítulo 3.

ken000.jpgLlegamos a la ciudad de Kandy, un caramelo como podría pensarse por su nombre. Un mundo diferente al nuestro, así que uno no puede perder un segundo o rincón sin aprovechar de consumirlo todo y guardarlo en memoria.
Es impresionante cómo existen tantos negocios abiertos de comida (sobre todo de frutas), de vestuario, calzado, o ferreterías, tiendas de aparatos tecnológicos, etc., etc., siendo los precios caros para lo que ganan los srilankeses. Por ejemplo, para una familia de clase media es casi imposible tener una casa propia.
Según lo que averiguamos, la cuenta mensual de la luz, para una casita de 30 metros cuadrados sale más de 100 dólares. Un arriendo como esa casita, en las afueras de la ciudad y en lugar apartado, sale 500 dólares (150 rupias es 1 dólar aprox.). No existe el sueldo mínimo. No existe la jubilación. Los hijos deben cuidar a los viejos y si no lo hacen, hay casas del estado donde puedes dormir y comer.
 

Mi viaje a Sri Lanka. Capítulo 2.

safro9.jpgUna parada en el viaje con destino a la ciudad de Kandy. Se trata de un jardín de especias. El tour nos lo dio un médico ayurvédico ("ayurveda" es el nombre de la medicina tradicional de la India que tiene como objetivo común la unificación de cuerpo-mente y espíritu. El saludo de bienvenida del médico lo subiré en un video a continuación de esto). En este jardín hay plantadas especias como canela, vainilla, sándalo, té, piña de jardín, cúrcuma y muchas más con nombres desconocidos para mí.

Ante cada planta nos explicaba para qué servía (insomnio, migraña, artritis, etc., incluso hasta para depilar. También en cada planta hay una muestra de la crema, aceite, jarabe o lo que sea que hacen con las especias y cómo usarlas. Por ejemplo, me probaron la crema depilatoria en los pelos que me salen debajo del ombligo y en cinco minutos se secó y cuando la extrajo, salió con todos los pelos de raíz y hasta con una capa de epidermis. Quedé impresionado del efecto, pero al otro día comenzó el sufrimiento por cómo hincan los pelitos saliendo, ahora mucho más duros, claro. Comencé a usar el vestuario de las mujeres de allá, que dejan la panza y los rollos al aire, para evitar la molestia.

Mi viaje a Sri Lanka. Capítulo 1.

van1.jpgLlegamos casi a la medianoche al aeropuerto de Peter Falk, conocido como Colombo. Como está a casi una hora de la capital, mejor fuimos a dormir a un hotel en Negombo, un pueblo grande o ciudad chica (nunca he podido saber la diferencia entre esos conceptos, así como también el de caserío, aldea o villorio). Dormimos riquísimo por el estropeo (tres horas de Singapur a Sri Lanka con dos bebés) y por un aguacero que parecía que se había roto un embalse en el cielo. Tanto, que en un momento pensé en irme “em balse” para Singapur, pero me di cuenta de que era un jueguito de palabras mío y me calmé.

Recibo un saludo desde Chiu Chiu.

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Para los que no conocen y les da lata buscar en Google, les cuento que “Chiu Chiu”, es un pueblito ubicado en la Región de Antofagasta (Chile), a 30 km al este de la ciudad de Calama y a 2525 metros de altura. Está situado en un oasis que en la época prehispánica tenía una gran concentración de población atacameña y fue parte del camino del inca.

Singapur: una Isla rodeada de costas y costes.

2018061413210312510.jpgUn país ideal para juntarse a conversar. Un lugar para Un y Trump.

Ya estaba casualmente en Singapur como turista, cuando me entero de que los presidentes escogieron esta Isla para reunirse. Esperando ese día histórico me puse a aprender norcoreano del norte. Por ejemplo, supe que Kim Jung-Un se llama así, porque “Jong” significa “uno” y “Un” significa “dos”, entonces él es “dos + uno”; es decir, el tercero de la dinastía. Su padre era Kim Jong-Il. Entonces tenemos que “jong” significa “uno”, como ya dije, e “Il” significa “uno” también (quizás en números primos o romanos, no sé). Por lo tanto, era “uno + uno”, por ello era el segundo, obvio. Y por último tenemos al abuelo Kim Il-sung, donde “Il” ya vimos que es “uno” y “sung” no es un número; es lo que en inglés se denomina “zoom” y en este casi es zoom in, porque es para agigantar que él era el número “uno”, el primero de la nepocracia norcoreana. Fue difícil el aprendizaje, pero improductivo. Por otro lado, también aprendí que Trump se llama Donald, pero no por el Pato Donald, como muchos creen, sino por el pariente de éste, Tío Rico Mc Pato. Otro dato intrascendente si se quiere, pero no por ello trivial.

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