Acabo de leer lo siguiente:
Un estudios de “Money Buys Happiness When Spending Fits Our Personality”, desarrollado por investigadores de la Universidad de Cambridge, revelaron que gastar dinero “puede aumentar la felicidad cuando se trata de comprar bienes y servicios que se adaptan a nuestra personalidad y, por lo tanto, satisfagan nuestras necesidades psicológicas”.
También leí de una investigación empresarial hecha por Harvard Business School, en la que señalan que, al tener una mayor cantidad de ingresos, las personas tienen la oportunidad de estar más satisfechas con sus vidas, pero, el dinero debería ser entendido como una manera para “evitar muchas molestias cotidianas que causan estrés”.
Esas lecturas provocaron esta reflexión.
Para comenzar, recuerdo un grafiti de mi amigo y colega Pible, que decía: “El dinero no hace la felicidad… la compra hecha”.
Pero fuera de broma, quiero primero llegar a la definición de felicidad. Según la RAE: “Es un estado de grata satisfacción espiritual y física”. Ahora compartiré la mía, que no está concentrada en una frase.