Mi sencillo y humilde homenaje a Adalberto Álvarez

adalberto.jpegFalleció el genial sonero cubano. No soy una autoridad para hablar de sus cualidades musicales. Sólo era un feliz admirador y bailador de su música. Tampoco puedo decir que yo era su amigo. Pero lo conocí, compartimos varias veces, no solamente en escenarios y por ellos me atrevo a hablar de su calidad humana.

Nos presentaron en un trabajo de mesa en el Teatro Karl Marx de La Habana, porque participarían en un espectáculo humorístico-musical (por dos fines de semana), su orquesta “Adalberto y su Son” y nuestro grupo “La Seña del Humor”.

Nunca lo olvidaré porque en ese espectáculo estrené mi personaje “Roberto Roberto”, el farsante músico-compositor que dirigía su “Grupo Bakán”.

Desde ese día nos caímos muy bien. Luego seguimos encontrándonos en eventos. En otros teatros, en el Festival de Varadero, etcétera, y siempre buscamos el minuto para compartir.

Pero un día llama a mi puerta, como a las 7 pm., el bajista de su orquesta, el cual vivía frente a mi casa de la calle Río en Matanzas, mi ciudad natal. Era para contarme que venía de un ensayo en La Habana, y en él se comentó que había llegado una invitación a participar en un evento en México y querían a “Adalberto y su son” y a La Seña del Humor” (supongo que fue algún productor que vio nuestro espectáculo en el Karl Marx), pero que me aconsejaba que comprobara bien todo, porque escuchó que (no sé si era la EGREM, o la Empresa de Artistas, o el Ministerio de Cultura), nos querían eliminar y poner a otros humoristas.

Entonces me bañé, comí rápido y agarré el Moskovich para irme volando a casa de Adalberto en La Habana (a más de 100 kms. de Matanzas). Llegué como a las 11 de la noche.

Cuando abrió la puerta se sorprendió, claro, pero amablemente me hizo pasar, me dio café y me contó que al enterarse de la invitación fue a la Institución (la que no recuerdo) y ahí se entera de que a pesar de venir con nombre y apellido la invitación, decidieron que fuera otro humorista (un solista). Nunca supimos si fue por “socialismo”, porque el humorista era su amigo y querían favorecerlo; o si fue porque así les ahorraban dinero a los productores extranjeros y de paso poder viajar algunos de esos dirigentes; o si fue porque nuestro grupo era clasificado como posibles desertores (como nos dijeron una vez), cosa que era falsa, porque en ese momento nadie había manifestado -ni siquiera en la intimidad del grupo-, su intención de irse del país.

Pero en fin, el caso es que nos quitaron el viaje, nuestro posible primer viaje, nuestra primera actuación ante a un público extranjero.

Adalberto lo sabía. Por tal motivo hizo varias gestiones y hasta discutió con varios “jefes” a causa de aquella injusticia. Y sin duda todo lo que me dijo era cierto, ya que me lo contó con lujos de detalles. Imposible de inventar.

Una prueba de su calidad humana.

Sólo espero que donde quiera que esté -si es que existe un lugar “más allá”-, este lo mejor posible y haciendo a bailar a todos.

A su familiares y amigos, mi más sentido pésame.

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