Segunda presentación del humor en el Festival de Viña 2017

descarga_5_2.jpegNo conocía a la señorita Chiqui Aguayo, menos su repertorio, su estilo. El problema es mío que no voy a los lugares donde se presenta, ni veo televisión (excepto los titulares de los noticieros por si me interesa algo y las series de Netflix, para “desconectar”).
Por tal motivo me sorprendió su rutina, como segunda representante de los humoristas chilenos en el Festival de Viña.

En mi comentario anterior dije que el primer humorista tuvo dos grandes y graves problemas: uno, que hacía crítica político social directa, sin elaboración, sin humor, llegando incluso a hablar en serio como líder de opinión; y dos, decía muchas palabras obscenas, groserías.
Pues esta señorita Chiqui Aguayo lo hizo mejor que él “cuantitativamente” hablando, ya que sólo tuvo uno de los dos problemas de su colega.
Repito, realmente me sorprendió su rutina. ¡Porque si la mido “cualitativamente” fue el doble de ordinaria, grosera, vulgar y obscena!

Y no le critico eso porque sea mujer, si es un hombre sentiría la misma vergüenza ajena igual. Critico el guión (y su mala decisión de hacerlo ahí y la mala decisión de los organizadores de permitirlo). De inicio a fin aquello sólo se trató de sexo, ¿contaron las veces que dijo o insinuó con gestos el sexo oral? Es increíble.
Ya sé que el público de Viña rió y aplaudió (aunque a mí eso no me dice nada), con esas vulgaridades. A mí, sin ser beato, al contrario, no me gustó nada la presentación, porque esas obscenidades me agredieron. No las encontré necesarias.
Y no critico al guión en sí, técnicamente, porque no estuvo mal desde el punto de vista de elaboración de humor, incluso hizo más humor que el anterior colega. ¡Pero es una rutina para hacerla en un centro nocturno, bien de noche, con un público ordinario y casi borrachos! 
¡Con tantas cosas importantes que hay en la vida para reírse de ellas! 
Claro, con el sexo, la grosería y la crítica directa los humoristas van al seguro, lamentablemente.
En fin, no es una rutina para hacerla en un Festival Internacional. Se han perdido las proporciones hace rato.
Por supuesto, ella y el que quiera es libre de presentar lo que le de la gana y el que no le gusta que cambie de canal o se va de aquel lugar, obvio. Sólo analizo lo que vi, porque también tengo derecho a opinar.
Pero creo que no merecen la pena más comentarios. Qué lástima, porque ella tiene vis cómica, domina la escena y los trucos de la comedia. Tengo la esperanza de que como es joven e inteligente tome en cuenta estas críticas y rectifique ese camino (lo más probable es que esta crítica no le llegue, pero sé que otras recibirá).
Para terminar, vi que en mis comentarios sobre el humorista anterior, marcó “me gusta” el señor Diego Vignolo, un magnífico hacedor de stand up comedy uruguayo, el cual tengo el honor de tener como amigo aquí en facebook y hasta tuve la oportunidad de entrevistarlo para HumorSapiens.com. Yo he visto sus rutinas por YouTube y les puedo asegurar que también dice malas palabras en sus presentaciones, pocas, pero las dice. Pues nunca me han agredido, nunca las he encontrado groseras. Según mi experiencia en mis años de comediante, las malas palabras hay que saber justificarlas en el guión y hay que saber cómo decirlas. Ojalá él u otro comediante de ese género tan en alza, nos comente aquí si tengo razón o no. Me encantaría entender qué está pasando. Si es una tendencia dentro del stand up comedy actual, o es que se equivocaron con sus rutinas los dos primeros humoristas en Viña.

 

Nota: A continuación agrego un comentario sobre el tema, que subí a las redes sociales, al otro día de esta crítica que acabas de leer:

Me contaron que la señorita Chiqui Aguayo dijo algo en una conferencia de prensa (no la vi), que ha servido también como argumento para la defensa de las vulgaridades, obscenidades, groserías y mal gusto que pulularon anoche en el Festival.
El argumento es: "así hablan las mujeres entre amigas. El que no lo acepta así tiene un doble estándar, una doble moral".
Entonces -digo yo-, siguiendo ese mismo argumento, en la intimidad de las amigas, donde ellas hablan del tamaño del pene de sus maridos, con tanta confianza como hay, seguro se sacan mocos, sueltan eructos, pedorrean y se rascan abiertamente el trasero, por poner otros ejemplos. De tal manera que sí los organizadores del Festival aceptan ese argumento de eliminar "esa doble moral aludida en ese argumento", en la próxima versión del año que viene los humoristas podrán vomitar y defecar en el escenario...
Bueno, esta ironía es para decir que cuesta entender cómo no se dan cuenta de que no es lo mismo lo que se dice y se hace en una reunión de amigos, que lo que se dice y se hace en un escenario artístico (da igual si es comunal, nacional o internacional). ¿Cómo explico que yo soy garabatero, que me encanta cualquier tipo de humor, incluyendo el de tema sexual, pero que jamás escribiría un libro o me presentaría en un escenario diciendo esas obscenidades o esos chistes o situaciones tan subidas de tono? Sabemos que en la rutina de esa señorita no hubo doble sentido, nada más hubo un solo sentido. Por favor, me encantaría que abandonaran esos argumento-excusas como "la doble moral", "así habla el pueblo", "la atacan porque es mujer", etc. Claro, yo pido que lo abandonen, pero si insisten, tienen derecho. Y yo tengo derecho a abandonar el debate también, porque cansa.
Gracias.

 

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