Viajando por Venecia, Italia. No. 2

ve10.jpegSegundo post sobre Venecia. En esta ocasión con las fotos del viaje que hicimos en góndola por los canales. Contratamos un gondolero que sabía español porque su esposa es ecuatoriana. Fue muy amable, aunque solo cantaba por varios segundos y muy de vez en cuando. Sin embargo, nos explicaba con lujo de detalles lo que veíamos. Por ejemplo, disfrutamos las fachadas de las casas de Vivaldi, de Marco Polo y de Giacomo Casanova imaginándonos su interior, sobre todo en sus épocas (¡cuánto arte, viajes y mujeres detrás de esas fachadas! Solo faltó la gastronomía para completar los mejores placeres del mundo, según algunos hedonistas que conozco muy bien). Tengo que mencionar los puentes. ¡Cómo me gustaron! El de Rialto, el de los Suspiros, etc..

Pero no todo es positivo. En algunos canales estrechos olían un poco mal esas aguas.

Datos: El término góndola circula desde el siglo XI, pero su presunto predecesor fue la scaula, una esbelta embarcación romana de fondo plano. A medida que Venecia se convirtió en una importante ciudad de comercio mundial en el siglo XVI la scaula se volvió menos adecuada para viajar por los atestados canales y el diseño de la embarcación comenzó a evolucionar. En el siglo XIX, la góndola se había estirado hasta su estado actual. La típica mide ahora unos 11 metros de largo y pesa alrededor de 350 kilos. Después se empezaron a ornamentar y sus dueños a presumir, hasta que se decidió uniformar un poco y ya la tradición dice que tienen que estar pintadas de negro. El valor de una góndola es de más de 38,000 euros. Durante el apogeo de la embarcación en los siglos XVII y XVIII, se calcula que había entre 8 y 10 mil góndolas. En la actualidad sólo hay unas 400. Y no es cierto que todos los gondoleros cantan, repito.

Resumen, es un paseo que hay que hacer obligado al visitar esta ciudad.

Aunque en verano, con 30° hay que cantar: “Una góndola va, cobijando el calor…”

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