A propósito de la actuación de Hugo Varela en el Festival de Talca, quiero hacer otra reflexión.
Esa noche parte del público le pifió. Y también sucedió lo mismo en mayor o menor medida con las rutinas de los otros humoristas que se presentaron. Pues deseo volver a expresar aquí lo que hace años vengo diciendo del Festival de Viña y me da lo mismo que se enoje el que quiera.
Para mí es una falta de respeto, de educación y de decencia que el público abuchee, pifie, a un humorista (lo hago extensivo a cantantes, obvio) en esos eventos. ¡Con qué derecho, por favor! Los humoristas que van ahí, crean, se esfuerzan, ensayan, prueban las rutinas y les ponen la mejor de las ganas para hacerlos reír. No merecen que sean tratados así. Y si se equivocan al escoger su repertorio, si algo les falló (incluso los nervios), el peor castigo es que haya poca o ninguna risa, poco o ningún aplauso. Con eso es suficiente.
Acabo de ver la presentación del humorista argentino Hugo Varela en el Festival de Talca 2019, Chile. Como siempre un exquisito humor blanco, musical, sin dejar de ser popular, pero sin una vulgaridad, sin una palabra obscena. Grande, Varela. Por supuesto, a parte del público no le agradó, porque ya tienen el gusto formado con los humoristas que usan y abusan de las groserías y el humor agresivo y humillante, y los opinólogos y periodistas que avalan ese tipo de humor, el cual catalogan como el mejor, el único. Por suerte a la otra parte de los presentes disfrutó del argentino y tuvo un alto rating televisivo. Gracias, Hugo Varela. ¡Y que viva el humor, blanco, sano y universal!
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