Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Hola, adultas o adultos (porque esto no es para niños ni niñas). Este es un espacio para ustedes -ya sean jóvenes y jóvanas o muy mayores y mayoras-, pero sólo con una condición que tengan un alma infantil, porque el humor que -lamentable y felizmente-, hago, es blanco, lúdico, infantilón, absurdo, aunque de vez en cuando paso por la ironía y la sátira.

Ojo, el menú de "Pelayaserías" es variado y cada sección es extensa. Por ello los invito a entrar en uno y recorrerlo hasta el final antes de "clickear" en otro, a no ser que no les de gracia, claro (si es así, no me lo digan, por favor). 

En fin, sean ustedes bienvenidos(as) y ojalá disfruten. 

Gracias por su risita.

Entrevista que me realizó el periodista chileno Jorge Abasolo

Acaba de salir la entrevista que me realizó el periodista, escritor e historiador chileno Jorge Abasolo en su programa "El rincón de Jorge Abasolo". 

Nota: La primera parte del programa está dedicada a la presentación de libros y en la segunda está mi entrevista.

Melaíto, publicación humorística cubana | mes de febrero

6_15.jpgYa salió la edición del Melaíto, publicación humorística cubana, correspondiente al mes de FEBRERO, donde aparece mi sección fija "La esquina de Pepe Pelayo", como siempre en la página 6.
Aclaro: mi fotomontaje está dentro del rectángulo en la parte superior derecha. Las otras obras son de los amigos colegas del Melaíto.

Texto dedicado a mi persona, del humorista cubano Jape

rega5.jpegAcaba de salir publicado el número 5 del suplemento humorístico "Los regañones", del periódico Juventud Rebelde en Cuba. La idea original y la realización pertenece al humorista literario, escénico audiovisual cubano Jorge A. Piñero "Jape". En esta ocasión tengo el honor de ver que está dedicado a mí. Mil gracias a Jape por tan generoso gesto.

A continuación copio el texto por si alguien no lo puede leer en la imagen. Y la carta que también publicó, la cual había salido en el suplemento "dedeté" de 1989 y en el libro que se editó en Cuba en 1994, que escribí con mi amigo y colega Pible.

¡Feliz me hiciste, Jape!

 

"¿Santo y Seña?: ¡Pepe Pelayo!"

Entre las tantas cosas que debo al grupo Nos y otros, del que fui miembro por varios años, está haberme dado la posibilidad de conocer a muchos de los grandes humoristas cubanos de todos los tiempos, y en particular de aquella inmensa oleada de los años ochenta del pasado siglo.

Quien hoy invito a protagonizar este espacio fue sin duda uno de los más importantes cultores del género en dicha época y desde entonces, hasta la fecha, el humorista cubano que más ha hecho por promover y ponderar el humor a nivel universal.

Jamás imaginé que llegaría a tener tan grande amistad (que conservo hasta este mismo minuto) con Pelayo el de la Seña, como todos le conocían en aquellos remotos tiempos.

Sí, José Pelayo, el director de la Seña del Humor de Matanzas, uno de los más insignes y peculiares grupos que ha dado la historia del género en Cuba.

Como siempre digo y hago, solo les daré algunas pistas para que tengan una idea de quién es nuestro invitado más allá de lo que puedan recordar, sobre todo aquellos que peinan canas y que se «desmollejaban» de la risa con aquel clásico de Roberto-Roberto, entre otros tantos antológicos sketches.

José «Pepe» Pelayo Pérez nació en Matanzas, un día de 1952 y aunque es ingeniero civil de profesión, también obstenta notable curriculum como escritor, guionista, comediante, cuentacuentos, realizador audiovisual, artista gráfico, creador de fotomontajes humorísticos, y reconocido estudioso de la teoría y la aplicación del humor en todos los soportes.

Fue fundador de la reconocida agrupación escénica que antes mencioné y colaboró por mucho tiempo con publicaciones de humor gráfico como dedeté, Palante y la revista cultural La Seña que fundara, junto a otros miembros del grupo, en Matanzas.

Ahora mismo no me atrevería a decir exactamente qué cantidad de libros tiene publicado porque su inmensa laboriosidad le permite sumar volúmenes, más que años. Lo interesante es que, de esta cifra cercana al centenar, todos relacionados con el humor, más de un tercio son para niños.

Con su intensa labor ha logrado demostrar la innegable eficacia del humor como lenguaje en todos los aspectos de la vida contemporánea. Así lo revelan sus conocidas «Charlas Chaplin» sobre diferentes temas relacionados con el arte de hacer reír tales como: Pedagogía, Motivación Lectora, Salud, Empresa, Calidad de Vida y Teoría del Humor. También realiza su Programa de motivación a la lectura a través del humor, para niños en riesgo social.

Su huella profesional ha quedado en diversos países y es Miembro de la Sociedad Internacional de Estudios del Humor Luso-hispano, de la Red de Investigación y Estudio del Humor (RIEH) en Chile y presidente de la Fundación Humor Sapiens.

Entre su abultada lista de publicaciones de proyectos de investigación, ensayos, conferencias, talleres… se encuentra el Breve diccionario de Humor, un volumen fruto de largos años de trabajo y que es posiblemente el más completo referente para los profesores y estudiosos a escala internacional, cubanos incluídos.

Funda y dirige, con su hijo Álex Pelayo, el sitio web sobre teoría y aplicación del Humor: humorpsapiens.com, que actualiza diariamente con todo cuanto ocurre en materia de humor en todo el planeta y otros muchos materiales de interés. Un espacio que sugiero no dejen de visitar.

No me detendré a enumerar toda su infinita obra, premios, distinciones… porque sería imposible en este espacio y porque sé que usted se sentirá motivado a buscar más sobre la profunda labor que aún acomete José Pelayo en aras de dar a conocer al mundo lo importante que es reír para el futuro de la humanidad y la concepción de un hombre mejor.

Aunque José Pelayo reside en Chile desde 1991, donde se nacionalizó, nunca ha perdido vínculos profesionales con sus colegas de la Isla. Actualmente mantiene una colaboración periódica con el suplemento villaclareño de humor gráfico Melaíto.

 

                          "El cartero en llamas dos veces"

 

Matanzas, 23 de junio de 1989

Colega Pible

Dtor. de La Leña. Santa Clara.

 

Amigo:

Leí su carta con mucho interés, con mucho agrado y con mucho trabajo. El problema es que no entendía bien la letra.

¿Qué pasó esta vez? ¿Me escribió con la zurda? ¿Se la dictó a su sobrinita? ¿Me trató de decir algo en clave? (Aquí cabe un chistecito relacionado  con la música -por lo de “en clave”-, pero no lo haré para no dármelas de ingenioso). En cuanto al contenido de su misiva (ahora pudiera caber un juego de palabras con misiva, pero no lo haré), me parece que usted se equivoca cuando afirma que “La Seña no sale en televisión”. Yo puedo asegurar todo lo contrario: ¡La Seña no entra en la televisión!... así como así… Pues tiene que pedir pase, etcétera. Y no entra porque no va hasta allí. Y no puedo decirle por qué no queremos ir para que en un futuro podamos ir.

A sus otras preguntas le respondo: sí, no, y no sé (pero no en se orden).

Sobre el humor hay mucho que hablar, pero eso lo dejo para teóricos, a saber: Zumbado, Virulo o Ajubel, por mencionar tres (como puede apreciarse). Solo citaré a Fernández Flores: “El humor no ignora que la seriedad es el puntal que sostiene muchas mentiras”.

Bueno, colega, me despido deseándole suerte en sus gestiones y di-gestiones (ahora sí le hice -por fin- un chistecito).

Saludos a todos los que no pregunten por mí.

Fraternalmente,

Pelayo

 

José Pelayo (Pelayo), dedeté 1989. Texto perteneciente a un intercambio epistolar con Pablo Garí Mirabal (Pible), entonces director del grupo La Leña del humor de Santa Clara, y que fuera reunido enn un volumen de homónimo título, publicado por la editorial Capiro, en 1994.

Reseña a libro de Enrique Gallud Jardiel

manual.jpegLa Editorial Verbum de Madrid, en su serie “Manuales Prácticos”, acaba de publicar el libro (172 págs.) del escritor, humorista, teatrista y académico español Enrique Gallud Jardiel, titulado “Manual práctico para escribir poesía”.

Imagínese usted, querido lector, lectora (o lectorita), que un día amanece con ganas de escribirle un poema a su pareja, la cual duerme angelicalmente a su lado; o lo agarró tarde en la playa y pudo contemplar un crepúsculo en tecnicolor o cinemascope, que lo impresionó tanto que decidió hacer unos versos para expresar sus emociones; o más terrenalmente, desea hoy redactar unos versos por el nacimiento de alguien, o el epitafio de otro (disculpen el intento de hacerme el ingenioso). Sin embargo, se da cuenta de que no tiene idea de cómo rimar con la palabra árbol o con la palabra indio. Menos sabe cómo se miden los versos y cuántos versos debe tener un poema. ¿Qué hace entonces? ¿Le pide consejo a un poeta conocido (conocido de usted, no que el poeta sea conocido), el cual solo ha publicado ciertos poemas en su muro de Facebook, con solamente tres “Me gusta”? No, no le da confianza. Entonces busca en YouTube un tutorial sobre el tema. Tampoco le convence, porque o lo tratan como tonto, o al contrario, el tutor se la da de erudito y uno no entiende nada, y además, sin discernir si eso que enseña es lo correcto.

Pues ahí es donde llega a usted este libro salvador...

Sí, si usted lee esta obra de Gallud Jardiel, resuelve su problema. No busque más… ¡Llame ya!... No, en serio, yo estoy así de eufórico al escribir esta reseña, porque recién terminé de leer el libro y me di cuenta de que ya podía aventurarme a escribir poesía.

(Aclaración. No soy poeta. Sí, he publicado poesías para niños, pero ha sido, más que poesías, versificaciones elementales. Sé que si les ha gustado a mis lectores ha sido a causa del humor en sus contenidos. Y también he publicado poesía para adultos. Pero ahí fui más pillo. Me asocié con un gran decimista y compositor, mi amigo Rubén Aguiar, y él ponía sus conocimientos y su talento en la creación de la poesía y yo ayudaba con los contenidos humorísticos. Resumen: soy un humorista, no un poeta.

Pero todo eso quedó atrás, porque -repito-, después de leer este libro siento que me convertí en un vate. Ya veré cuando me ponga a crear si lo seré con “b” alta o no.

¿Por qué hablo tantas maravillas de este libro? No es porque me pague la Editorial (que debería), no porque Enrique sea mi amigo (que lo es y se merece que por cariño y lealtad yo lo haga), sino porque es real que el libro es un Manual “fuera de serie” (que no significa que esté fuera de la serie de manuales de la Editorial).

Le doy mi palabra estimado lector, lectorita (o lectora), que aprendí realmente. Y lo hice con placer, porque está escrito con la amenidad que nos tiene acostumbrado su autor (obvio, es un gran humorista). ¡Y sabemos lo denso que podría ser una clase de este tipo de materia con un profesor hiperserio y solemne!

Para que me entiendan mejor, les contaré a grandes trancos el contenido del libro.

Enrique lo dividió en siete capítulos, partes, secciones, apartados, o como quieran ustedes llamarles.

En la primera abordó lo más básico: la métrica; es decir, nos explica detalladamente cómo se miden los versos, sus reglas. Nos muestra qué es una sinalefa, un aféresis, una sincopa, un hiato, etcétera. Y qué es una rima consonante, una sonante, el ritmo y unos cuantos conceptos más, incluyendo los tipos de versos desde los monosílabos hasta los cuatridecasílabos.

Los ejemplos que usa son espectaculares y muy pedagógicos, porque a Enrique se le sale por los poros su vocación docente.

En la segunda parte trata las formas métricas, como la seguidilla, el soneto, el romance, la décima, la copla, la cuarteta, el serventesio, la octavilla, la lira y muchas más (bueno, muchas más, no. Las que son, ni más ni menos). Y lo hace con claras explicaciones y ejemplos (Iba a calificar los ejemplos como “ejemplares”, pero luce feo, así que pondré un menú para que usted, querida lectora, lectorita (o lector), escojan, porque todos son merecidos): ejemplos... excelentes, admirables, maravillosos, espléndidos, magníficos, geniales…

En el tercer capítulo pasa a describirnos los géneros poéticos. Me refiero a las aleluyas, canciones, ditirambos, églogas, epigramas, elegías, heroidas, letrillas, madrigales, odas, salmos, sátiras y villancicos, solo por mencionar las más conocidas (por mí, claro). En cada caso explica, como siempre, en qué consiste esa forma y pone ejemplos exquisitos (por favor, el que no entienda, que se quede entonces con el poeta de Facebook, aquel con pocos “megusta”).

En la siguiente sección aprendemos sobre las figuras retóricas. Por ejemplo, la anacefaleosis, la anadiplosis, la adinaton (o adynaton) y otras muy (o mui) conocidas… (Una broma, disculpen, porque no las conocía ni de oídas, ni de vista). Pero como esas hay muchas que sí manejamos, como la alegoría, la antítesis, el apóstrofe, la antonomasia, la comparación, la elipsis, el eufemismo, la hipérbole, la ironía, la prosopopeya y muchas más que estudiamos todos en clases alguna vez (aunque muchos de nosotros no pusimos atención ese día).

A continuación llegan los consejos y recomendaciones prácticas que nos brinda el autor con su vasta experiencia. Son realmente sugerencias e indicaciones valiosas. No puede dejar de seguirlas.

Debo decir que confío ciegamente (con perro lazarillo y todo) en el criterio del autor, porque soy lector frecuente de sus libros, de sus artículos y de sus post en las redes sociales y les garantizo que es un creador de poesía nato. Les aseguro que Enrique tiene un microchip en la zona cerebral donde se ubica el talento de rimar, de versificar, de poetizar.

Continúo. Pues acto seguido nos regala una recopilación de frases y pensamientos en forma de consejos sobre poesía, pero ahora escritos por connotados poetas, de la envergadura de un García Lorca, un Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Ezra Pound, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, T. S. Eliot y decenas de grandes bardos más.

Es necesario e imprescindible degustar ese plato que nos brinda Gallud Jardiel. Bueno, más que un plato, es un platón (lo digo porque con una reflexión importantísima sobre la poesía, del mismísimo Platón, termina ese capítulo).

La penúltima parte del libro está dedicada a ejercicios para practicar todo lo aprendido anteriormente. De nuevo el autor es poseído por su propio espíritu de profesor y se dio el trabajo de crear, al estilo examen de curso, ejercicios de cómo versificar, cómo rimar, cómo separar sílabas, identificar las figuras retóricas en poemas conocidos, etcétera. Y mostrando las respuestas correctas, por supuesto.

Por último, colocándole la “guinda de la torta” (o el "broche de oro", para el que desconozca el giro) al sustancioso libro, el autor hace una antología de poemas de todos los tiempos, dedicados a la poesía y a los poetas. Un joya para culminar su “clase magistral”.

Y comienza dicha parte final señalando literalmente lo siguiente:

”En este apartado incluimos algunas de las composiciones meta-poéticas más destacadas de nuestros poetas hispanos, que, al tiempo que obras artísticas, son explicaciones variadas y originales sobre lo que la poesía es y los elementos que intervienen en su creación”.

Entonces aparecen poemas de autores como Lope de Vega, Adolfo Bécquer, Quevedo, Rubén Darío, Borges, Alberti, Neruda y algunos vivos aún como él propio autor, que finaliza el apartado y el libro con su poema satírico “Poesía desnuda de ropajes”. Imperdible.

(Otra cosa: esto lo mencionaré breve y rápido, porque me da vergüenza: un poema de Rubén Aguiar y mío aparece ahí, en esa antología y no sé por qué. Por generosidad de Enrique, supongo, algo que agradezco infinitamente).

En fin, recomiendo este libro, como decía al inicio, para los que deseen crear poemas de manera aficionada o profesional. Pero también invito a leerlo a todos los estudiantes y profesores de Humanidades, de cualquier rama de Literatura y Letras. Y a los que les gusta cultivarse, claro. Pero incluso, se lo recomiendo a los lectores que no les interesa ni crear poesías, ni saber de teorías literarias, porque también es un libro que se puede leer solamente para el disfrute estético, para entretenerse, divertirse, porque nada más leyendo los ejemplos de poemas en las explicaciones de conceptos y la “antología metapoética”, ya vale la pena tener este libro como joyita en nuestro librero.

 

Pepe Pelayo

Febrero | 2024

Reflexión sobre la felicidad

feli.jpegAcabo de leer lo siguiente:

Un estudios de “Money Buys Happiness When Spending Fits Our Personality”, desarrollado por investigadores de la Universidad de Cambridge, revelaron que gastar dinero “puede aumentar la felicidad cuando se trata de comprar bienes y servicios que se adaptan a nuestra personalidad y, por lo tanto, satisfagan nuestras necesidades psicológicas”.

También leí de una investigación empresarial hecha por Harvard Business School, en la que señalan que, al tener una mayor cantidad de ingresos, las personas tienen la oportunidad de estar más satisfechas con sus vidas, pero, el dinero debería ser entendido como una manera para “evitar muchas molestias cotidianas que causan estrés”.

Esas lecturas provocaron esta reflexión.

Para comenzar, recuerdo un grafiti de mi amigo y colega Pible, que decía: “El dinero no hace la felicidad… la compra hecha”.

Pero fuera de broma, quiero primero llegar a la definición de felicidad. Según la RAE: “Es un estado de grata satisfacción espiritual y física”. Ahora compartiré la mía, que no está concentrada en una frase.

Ante todo, subrayo que en la vida existen las desgracias y que llegan, viva uno como viva. Ejemplos de desgracias:

-Se enferma un ser querido (o se muere), o nos enfermamos nosotros.

-No roban algo, nos asaltan o nos estafan.

-Los hijos caen en las drogas, o tienen problemas en sus estudios.

-Nos quedamos sin trabajo.

-Quiebra nuestra economía personal o familiar.

-Perdemos la tarjeta de crédito, las llaves de la casa, o lo que sea.

-Peleamos con algún familiar o amigo.

-Etcétera, etcétera, porque son infinitas las desgracias en esta vida.

¿Qué sucede cada vez que sufrimos una desgracia? Nos invade las emociones negativas: la tristeza, la ira, la amargura, el miedo, la desesperanza, y demás malas yerbas, y podemos con ellas caer en una depresión. Si esa depresión es profunda, podemos llegar a tenerla de forma crónica y si es peor (exagerando), llegamos hasta el suicidio.

Así de peligroso es cómo nos dejamos vencer por las desgracias, que constante e inexorablemente nos llegan, como mencioné ya.

Entonces, lo más lógico y razonable es que nos preparemos para estar fuertes en los intervalos entre desgracia y desgracia, para que cuando lleguen y nos afecten, vivamos poco tiempo con las emociones negativas y enseguida “levantemos cabeza”, evitando hundirnos, evitando deprimirnos.

Y eso se logra viviendo habitualmente llenos de emociones positivas, como alegría, positivismo, entusiasmo, optimismo, satisfacción, etc.

Si vivimos así, la desgracia nos hará poco daño.

Pues arribamos, según mi criterio, a la definición de felicidad. La felicidad no es algo que cuando se logra se queda inamovible, perenne en nosotros. Es decir, la felicidad la vivimos “intermitentemente”. Y no es más que la calidad de vida que tenemos, la satisfacción y “buena onda” que sentimos entre desgracia y desgracia.

Vivimos tiempos felices con emociones positivas, llega la desgracia de turno, dejamos de ser felices, se va la desgracia, volvemos a vivir feliz, y así sucesivamente.

Por lo tanto, ¿dónde entra la base de esta reflexión? ¿Dónde entra que con dinero se consigue la felicidad?

Pues en esos intervalos entre desgracias y desgracias, esos que llamé tiempos felices. Ahí, para conseguir y mantener las emociones positivas, se puede admitir, por ejemplo, que si estoy cansado, con dinero voy a la playa el fin de semana y con comodidad viajo en mi auto, arriendo un hotel, como en restaurantes, etc., y voy a descansar y a estar feliz hasta que llegue la desgracia.

Ahí sí cabe lo que leí en esos estudios que mencioné al inicio: el dinero ayuda a que seamos felices.

Pero… ¿si tenemos poco dinero no se puede ser feliz entonces? La respuesta es SÍ, se puede ser feliz con poco dinero.

Si recién pasamos una desgracia y debemos prepararnos para la próxima (que nunca sabemos cuando llega, pero de que llega no hay dudas) y no tenemos dinero para ir a la playa (para seguir con el ejemplo anterior), debemos llenarnos de emociones positivas sintiendo alegría y satisfacción de pasar tiempo lindo y provechoso con la familia y/o amigos, creando momentos maravillosos jugando y riendo con ellos, en una salida “especial” al parque más cercano, o en el patio de la casa, reunidos compartiendo una película, la comida, y siempre jugando y riendo. Si se logran esos momentos inolvidables, se descansa, se goza y no hace falta el dinero.

Conclusión: ¿el dinero ayuda a conseguir la felicidad? Sí, pero no es imprescindible para obtenerla.

Y por último, para conseguir vivir con emociones positivas entre desgracia y desgracia -en otras palabras, para ser feliz-, sí es imprescindible el humor.

Debemos vivir con buen humor.

Ría, por favor, porque otra desgracia es la hiperseriedad.

Reseña de mi último libro, escrita por Osvaldo Macedo de Sousa

portada_2.jpgPepe, tuve el placer de leer tu 77º libro, que es muy Juanino, es decir, feliz y divertido, al mismo tiempo que «deep», con su profundidad de filosofía humorística. Dices que para ti es el mejor libro que has publicado y entiendo tu declaración, porque, conociéndote, descubrimos que este trabajo es casi un assemblage de estilos que has cultivado a lo largo de los años, una conjugación de los diferentes frentes humorísticas que has enfrentado en la vida creativa. Este es un texto dramático que se lee en tres D, porque cuando lo leemos ya estamos viendo que se representa en una pantalla de televisión, o en un programa de stand up. También lo veo como un argumento para una historieta surrealista. Lo veo como una disertación socrática del único, dualista, sobre el nada, en consecuencia, el todo. Lo veo como un juego semántico de significados, significantes, conceptos, explicaciones e interpretaciones, y de acto a acto nos lleva a la conclusión eterna de que el lenguaje es traicionero, que nos guía, a veces, a lo largo de caminos de verdad absurdos y concretos, non habladas.

En el fondo, y en la superficie, es un monólogo a dos, casi un discóbolo lingüístico (más boomerang) que en los círculos cuadrangulares de la conversación, va del cómico al cómico, de ironía a ironía, de filosofía de diversión a filosofía de introspección con interrupciones negras de suspense.

¿Es una novela gráfica? Gráfico o novelista, este texto dibujado en palabras induce sonrisas absurdas en las que el existencialismo griego se mezcla con el caraibismo de Pelayan, cuestionando la profundidad de nuestra cultura, porque en la superficialidad de la conversación de desarrollan apagones de dudas sobre la esencia del ser... cómico . Es un libro para crear sonrisas, crear momentos lúdicos que nos desafíen debido a la incongruencia del razonamiento suspendido de pensamientos sobre la nada y lo esencial.

Como mencioné anteriormente, este libro es un resumen de las artes humorísticas de Pepe, un guionista, dramaturgo, comediante (sí, lo veo actuando), escritor y diseñador gráfico. Me divertí mucho, principalmente porque, al no ser un hablante de español, tengo que seguir la profundidad de su pensamiento lingüístico, en sus trampas de humor, ideas y palabras, experimentando la riqueza del humor simple en el que este gran artista inculca algo que parece tan sencillo. Repito-me, este libro es interesante de leer, de ver, de caminar ao lado de Pepe porque trata de la esencia del nada y del todo, con muchas sonrisas en el medio.

                                         Osvaldo Macedo de Sousa

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