Una de las mayores muestras de la decadencia que vivimos en estos tiempos es el mal gusto, el simplismo y la vulgaridad en las artes. Pero también lo palpamos en el trato social, la desvalorización del respeto y el aplauso a la violencia. Sin embargo, hay un elemento que se destaca: el florecimiento del concepto “orgullo de ser ignorante”. Sí, cierto número de personas presumen de su ignorancia y desprecian la cultura. (Ya sé que es un tema debatido desde hace muchísimos años, hasta siglos podría decir, pero me refiero a que se ha acentuado en los últimos tiempos).
¿Para qué ser culto? ¿Para qué saber esto o aquello si uno lo busca en Google y en un segundo lo encuentra? Aprender es perder el tiempo. Esos son sus argumentos.
¡Lo que se pierden! Yo no soy un hombre culto, aunque tampoco me creo un ignorante. Pero lo poco que he aprendido y asimilado en la vida me convence de que esos que se jactan de ser ignorantes se están perdiendo de mucho.
Mencionaré tres ejemplos:
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