Un humorista es ideológicamente de izquierda y así lo demuestra en su obra.
Me puede caer bien, si tiene calidad artística.
Un humorista es ideológicamente de derecha y así lo demuestra en su obra.
Me puede caer bien, si tiene alta calidad artística.
Por supuesto, si llego a conocer que es mala persona, ambos me dejan de caer bien.
Un humorista de izquierda o de derecha que cancele, ofenda, irrespete, agreda, humille a una persona porque no piensa como él, no me caerá bien, aún mostrando alta calidad artística.
Un humorista de izquierda o de derecha, que estando en la oposición critique en su obra al oficialismo cuando este hace las cosas mal, me caerá bien. Pero si después su color político llega al poder y no hace bien las cosas, el humorista debe criticarlo también. Si no lo hace me caerá mal, porque es humorista deshonesto.
Si un humorista de izquierda o de derecha, hace militancia ideológica en su obra y se le nota que no es profundo, que se basa solo en emociones, que repite ideas, eslóganes y consignas de otros, me caerá mal porque es un ignorante con ínfulas. Y si dentro de su obra no hace humor para expresar su tendencia ideológica e incluso nos brinda fragmentos chicos o extensos “serios”, me caerá mal porque o no es humorista o es muy mal humorista.
Sé que a casi nadie le interesa esta reflexión, pero tenía muchas ganas de decirlo.
Esto sucede cuando gota a gota se rebosa la copa.