Anoche, de madrugada, nevó aquí en Santiago. Me asomé y contemplé el césped y los techos de los autos blanquitos. Ahora, a la 1 y 30 pm, ya solo quedan blancos los cerros que rodean la ciudad. Estas fotos las tomé desde mi terraza y rápido porque hace mucho frío aún. Una panorámica de derecha a izquierda
Y viendo la nieve recordé una anécdota.
Cuando llegué a Chile en septiembre de 1991, un gran amigo chileno, Pedro Calvo (ya fallecido), me llevó a conocer la nieve (nunca la había visto yo). Y fuimos a Farellones, donde hay varias canchas de patinaje, etc. Pero por mi condición novata me llevó a una que le llaman la cancha de los pobres o pista de los pobres, no recuerdo bien. En ese lugar se lanzaba la gente cuesta abajo sentados en una tabla con una soga donde te aguantabas echándote hacia atrás, como si estuvieras frenando un caballo.