Entrevistas
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Espacio dedicado a las preguntas que he respondido a lo largo de mi carrera en el humor, y que han sido publicadas en libros, en la prensa escrita, radial, televisiva o digital. |
Humor Laboral: conversando con Pepe Pelayo
Por Andrea Negri, Psicóloga, Licenciada en Relaciones Industriales y especialista en humor la boral, para su libro y para Humor Sapiens
Hace un tiempo, mientras buscaba material sobre humor para mi libro, apareció el nombre de Pepe Pelayo y su proyecto Humor Sapiens. Lo que encontré me atrapó al instante. Su claridad para explicar temas que suelen ser difíciles de entender me resultó fascinante, y sentí que por fin alguien ponía en palabras muchas ideas que venía explorando.
Me animé a contactarlo simplemente porque necesitaba escuchar más de su mirada. Y su generosidad al aceptar la entrevista confirmó lo que intuía: detrás de su obra hay no solo conocimiento, sino una enorme calidez.
Comparto esta conversación porque refleja ese encuentro lleno de descubrimiento, admiración y aprendizaje.
¿Cómo surgió tu interés por el estudio del humor y qué factores considerás que influyeron en ese recorrido?
Me gradué de ingeniero civil en La Habana (1979), sin gustarme la carrera. Al poco tiempo fundo con otros amigos La Seña del Humor, un grupo de humor escénico en Cuba. Ahí coescribía los guiones, codirigía artísticamente, actuaba y era el director general. Nuestro trabajo sentó las bases para que surgiera en la Isla el llamado Movimiento del Nuevo Humor Cubano en esos años 80. Como actividades paralelas a la labor escénica, publicamos una revista humorística literaria y gráfica, impartimos charlas en universidades sobre el tipo de humor que hacíamos y de apreciación del humor en general. En lo personal publiqué artículos y cuentos en revistas humorísticas cubanas; también un libro de humor con otro miembro del grupo y gané concursos literarios regionales y nacionales con mis cuentos, artículos y ensayos.
En 1991 Televisión Nacional de Chile me contrata como guionista. En este país hago, teatro, radio, televisión, cine (todo relacionado con el humor). Me hacen director de humor de ese canal. A un año y tanto renuncio y comienzo a publicar libros de humor para niños y para adultos (ya tengo 81 publicados), ganando premios internacionales literarios.
Internacionalicé mi carrera en el humor en las modalidades que incurro, sobre todo en Hispanoamérica.
Así comienzo también a crear humor gráfico, ganando varios premios en diferentes países, exponiendo mis obras en Chile, Portugal y Estados Unidos, he sido director de concursos internacionales y jurado en unos cuantos eventos de ese tipo. En el año 1999 comencé a estudiar más seria y profundamente la teoría del humor. Imparto charlas sobre humor y su aplicación en la vida (salud, empresa, pedagogía, motivación a la lectura, calidad de vida y teoría del humor, obviamente). Doy charlas y expongo en congresos internacionales, asesoro tesis de grado, he publicado 12 libros ensayísticos sobre el humor y así un largo etétera.
En 2013, creo con mi hijo menor el portal humorsapiens.com, lugar de análisis y consulta sobre todo lo relacionado con el humor.
Espero que este resumen de mi curriculum te haya dado una idea de cómo llegué al humor y los factores que influyeron.
Otra forma más simple de responder sería: después de graduarme de ingeniería dos amigos y yo descubrimos tener un sentido del humor parecido y que además podíamos crearlo y al ver que nos iba bien, una cosa me llevó a la otra. Incluso me llevó a descubrir mi pasión por aprender y entender todo sobre mi profesión. Pero esta forma simple no se entendería bien si no te hubiera aburrido con mi respuesta más extensa primero.
¿Cómo definís el humor y en qué se diferencia, desde tu perspectiva, del sentido del humor?
No es fácil resumir. Pero lo intentaré.
Comienzo por el concepto: proceso cómico.
El proceso cómico se produce provocado por la percepción de una incongruencia lúdica, que provoca un placer sui géneris al segregarse ciertas hormonas en el cerebro y que acusa una exteriorización que es la risa o la sonrisa.
Tenemos de esa manera que todo proceso cómico se produce de forma interna, en el cerebro de cada individuo.
¿Cómo se produce? La incongruencia nos llega por nuestros sentidos; es decir, algo que vemos en la vida cotidiana; o que leemos, o que observamos en el cine, la televisión, etcétera; o que escuchamos en la vida cotidiana, o en la radio, disco u otro medio; o nos imaginamos, o creamos en nuestra mente. Decíamos que aparece la incongruencia, y si estamos en estado juguetón, la podemos percibir como algo gracioso, divertido, nos provoca placer y reímos o sonreímos.
Ejemplos, vemos en el cielo una nube de forma caprichosa y le encontramos parecido a un vecino. Incongruencia porque es imposible que la nube, intencionalmente, dibuje la silueta de una persona, pero como estamos en estado lúdico, nuestras neuronas resuelven “el acertijo” concluyendo que es algo chistoso, sentimos placer y nos sonreímos.
Insisto, es un proceso individual; es decir, eso le está sucediendo a alguien solamente.
Este es el concepto de “lo cómico”.
Aclarado lo anterior, ya podemos lanzarnos a definir el humor.
Una persona percibe una incongruencia por alguna vía, estando en estado lúdico y vive el proceso interno de comprender la incongruencia, de la segregación de hormonas, de sentir placer y de sonreír o reír exteriormente.
Entonces decide “jugar” socialmente y compartir esta experiencia, convirtiéndose en “fuente”. Por lo tanto envía un mensaje a un receptor (o a dos, a tres o a muchos). Ese mensaje está elaborado con la influencia del gusto de la fuente, de sus principios, de su creatividad y talento, de su cultura, de su forma de comunicar, etcétera, y de su intención -obviamente-, de hacer reír al receptor.
Ese mensaje le llega al receptor y con las condiciones de su propio estado lúdico, de su memoria, de su capacidad cognitiva, de su gusto, su cultura, sus principios, etcétera, recibe el mensaje que le provocará una incongruencia y vivirá el proceso cómico, o no. Si sus neuronas resuelven la incomprensión de la incongruencia y para celebrar su cerebro ordena la segregación de hormonas y siente el placer que le producirá exteriormente risa o sonrisa, entonces podemos afirmar que experimentó un proceso cómico y el mensaje que le envió con toda intención la fuente, cumplió su cometido. Estamos en presencia entonces de una comunicación lúdica social, ¿no es cierto?
A ese juego social de comunicación de lo cómico es a lo que denominamos “humor”.
El humor puede manifestarse desde una espontánea conversación cotidiana hasta en un pautado discurso político, o en una obra literaria, cinematográfica, etcétera. Pero siempre y cuando exista la intención consciente de hacer reír a un receptor (o a muchos, claro). De lo conttrario, no es un hecho humorístico, es solo un hecho cómico.
Si la fuente envía sin intención un mensaje que el receptor percibe como incongruencia y termina riendo producto del proceso cómico, no habría humor, repito, porque la fuente no estaría jugando y por ende no cumpliría el rol de jugador. El receptor vive el proceso cómico, pero no hubo juego de comunicación social intencional.
Pero el humor puede ir más allá y, con intención, “jugar” hasta profesionalmente; es decir, alguien puede crear o recrear un hecho cómico y comunicárselo a uno o a millones de receptores a través de una manifestación artística. Esto es el arte humorístico, que llamamos “humorismo”. Y es donde mayor elaboración del humor encontramos, tanto en forma como en contenido, como en cualquier arte.
¿Por qué sucede esto? Porque el arte es también un juego. Las manifestaciones artísticas que producen placer estético, no son más que juegos evolucionados –como el humor-, que suceden en los seres humanos al dar el salto cualitativo del juego físico al juego con un desarrollo del proceso cognitivo, con el lenguaje, la asociación de ideas, el pensamiento abstracto, etcétera. Por tal motivos disfrutamos el juego físico y el intelectual.
Resumiendo, ¿qué es el humor para nosotros?: “La expresión de lo cómico”, para decirlo en muy pocas palabras.
En el humor existe lo cómico en su interior. Es imposible que algo humorístico no sea cómico; así como lo cómico no es humorístico. Lo cómico sucede en uno, es una cualidad que individualmente percibimos. El humor es lo cómico en una comunicación social de índole lúdica.
A partir de los anteriores conceptos, paso a analizar el sentido del humor.
Entonces, defino el sentido del humor como la habilidad, capacidad, facultad, para percibir en nuestro cerebro esquemas que produzcan incongruencia, para que así las neuronas resuelvan el “acertijo”, lograr que se segreguen las hormonas de la felicidad y se produzca el placer cómico y la risa o sonrisa como manifestación externa.
Más resumidamente: sentido del humor es la habilidad de cada persona de percibir información que nos haga echar a andar el proceso cómico interno.
Profundicemos un poco más. Según la psicología bio-psico-social, nuestra personalidad es nuestro conocimiento junto a las emociones que sentimos y esa mezcla es la que se refleja en nuestra conducta. Pues al desarrollar nuestro sentido del humor, lo que queremos es lograr una conducta que manifieste el disfrute pleno de la vida y ayudar a mejorar las de los demás.
El sentido del humor se puede estimular y desarrollar.
Se estimula si “engrasamos” la habilidad de cambiarnos fácilmente de un estado de ánimo neutro o grave, serio, a uno lúdico, alegre.
Deberíamos lograr vivir habitualmente con un estado de ánimo positivo, porque si una emoción negativa nos invade, imposible lograr un placer cómico, ya que dos emociones contrarias no pueden existir en una persona simultáneamente. Significa que si no se puede producir el placer cómico, no se encontrará ningún resultado lúdico en la resolución de las incongruencias, por lo tanto, no se producirá jamás el proceso cómico.
Eso es la estimulación. El desarrollo del sentido del humor es otra cosa.
Se desarrolla si acumulamos información para facilitar la cantidad de posibles incongruencias. Esa información implica más cultura, obviamente (no necesariamente instrucción, no necesariamente hay que graduarse en las universidades para lograr eso). También se desarrolla aumentando nuestra imaginación, creatividad, sentido común y sentido crítico,
Ejemplo, una persona poco culta (con poca información) puede tener el sentido del humor estimulado y pasarse el día riendo y haciendo reír; sin embargo, puede no tener el sentido del humor desarrollado, porque solo se ríe de limitados temas como sexo, burlas personales y cosas así, pero si le haces un chiste sobre otros temas distintos o chistes algo más “inteligentes”, no los entiende, o no les da gracia, porque carece de la información necesaria para que se produzcan incongruencias. Y puede ocurrir lo inverso, una persona muy culta (con mucha información), puede que no se ría nunca, porque no tiene estimulado su sentido del humor y aunque le hagan chistes donde se podría conseguir fácilmente una incongruencia, no se produce en él el proceso cómico, por no estar con el estado de ánimo positivo y necesario para que sus neuronas “jueguen”.
¿Con qué estilo o enfoque de humor te identificás y porqué?
Yo disfruto todo tipo de humor. La única condición que exijo es que no sea simplista, sin elaboración, ni agresivo, humillante, de mal gusto.
Disfruto el humor costumbrista, pero me gozo más el blanco, el negro, el absurdo y cualquier otro.
Pero te explico mejor lo que realmente me llega: mi humor preferido es el humor “inteligente”. ¿Pero qué sería el humor inteligente? La mejor manera que he encontrado de explicarlo es: el humor que hace sentir inteligente al consumidor, al receptor. ¿Cómo? La fuente hace un chiste, por ejemplo, y el receptor lo entiende y ríe. Pues a medida que se hace más elaborado el chiste (que se hace menos obvio), que hay que pensar más para entenderlo, la risa que se produce en el receptor es más agradecida, ya que ese receptor hizo un esfuerzo en su mente para entenderlo y lo logró. Por lo tanto, se siente más inteligente.
El humor, puede contener más que lo cómico. Lo cómico solo hace reír o sonreír (que es algo importantísimo), pero el humor acompaña esa risa con otras cosas como mensajes irónicos, satíricos, etc., mezclados con temas serios para ampliarle la visión y mejorarle la vida al receptor. Entonces, mientras más profundo es el humor al comunicar tantos otros mensajes, más “trabajo” pasará el receptor para entenderlo. Pero si lo consigue, mayor es el placer que sentirá y mayor la autoperscepción de que es lo suficiente inteligente porque entendió el chiste. Ese fenómeno me encanta.
¿Qué relación establecés entre humor, salud y bienestar psicológico?
Hace miles de años se sabe por intuición que los estados de ánimo influyen fuertemente, para bien o para mal, sobre la salud. Basta una sola cita para avalar la antigüedad de este saber: "Un corazón alegre es una buena medicina, mas un espíritu triste seca los huesos" (Proverbios 17,22).
Ahora bien, los tiempos actuales no son nada sencillos y están llenos de reconocidas oposiciones. Y así como persisten en muchos ámbitos sociales los prejuicios contra la risa y el humor, se ha abierto paso también, por los caminos de la ciencia, las evidencias de que la risa y el humor tienen un sentido esencial para la salud, para la economía vital, para el equilibrio y calidad de la vida.
En las últimas décadas se ha realizado, en torno al humor, la risa y la salud, ese tipo de observaciones y comprobaciones que Occidente denomina objetivas, y por tanto científicas. A este respecto, se han obtenido ya datos concretos que demuestran que la risa y los estados de ánimo provocados por el humor tienen efectos beneficiosos sobre el organismo. Entre ellos, el aumento de la producción de linfocitos, leucocitos y otros factores del sistema inmunológico que ayudan a prevenir y combatir enfermedades; la secreción, al nivel del cerebro, de betaendorfinas, una droga natural que se incorpora a la sangre y actúa como analgésico y euforizante (y por tanto antidepresivo); la estimulación y ampliación de la actividad respiratoria y con ello de la oxigenación del organismo, etc.
En general, la acción beneficiosa de la risa, en el plano fisiológico, afecta diversos sistemas orgánicos -inmunológico, cardiovascular, muscular, endocrino, nervioso y respiratorio-, y hay motivos para suponer que su impacto positivo sobre el organismo humano es total. Razón por la cual las investigaciones y experimentos aumentan por día, así como las aplicaciones del humor como parte de tratamientos médicos y ambientes hospitalarios.
Cuidado, no se trata de que el médico recete tantos miligramos de risa o alegría para curar una enfermedad. No está comprobado que el humor sea una medicina. Pero sí hay evidencias de que las emociones negativas perjudican, dañan, aportan a la gravedad de la enfermedad. Por lo tanto, la mejor vía es atacar la emoción negativa, desplazarla por una positiva y así se evita el avance de la enfermedad. Pero si aún así, si la enfermedad continúa, el humor hace más llevadera la vida con esa carga.
Repito. Nadie pretende que el humor sea la panacea que lo cura todo por sí solo. Lo que se afirma es que el humor, como parte complementaria de un tratamiento, y como estilo de vida, es una ayuda poderosa.
En cuanto al bienestar psicológico, pongo este ejemplo: ¿te has preguntado por qué, en todas las culturas y países, los fotógrafos dicen “sonrían”, antes de captar el instante en su cámara? Obvio que el ser humano desea trascender con una sonrisa en la boca. Parece que intuimos que es importante. Todos actúan diciendo: “Si vamos a guardar un recuerdo, que sea alegre y feliz, ¿no?”. En fin, el humor, la diversión, la alegría son fundamentales e influyentes para el ser humano. Lo han demostrado muchos experimentos científicos en el campo de la neurología.
El humor y la creación artística se ubican en el hemisferio cerebral derecho. En el hemisferio izquierdo, se sitúa el razonamiento lógico y mecánico. Pero recientemente se ha descubierto que en la experiencia del humor interviene la totalidad del cerebro.
El humor carece de propósito biológico, pero sí tiene uno psicológico: el placer y el alivio de tensiones que causa la respuesta física ante algo cómico o humorístico. Eso lo estudió Freud, basándose en las teorías de Herbert Spencer, el filósofo inglés.
El humor tiene otros efectos psicológicos al parecer secundarios, pero importantes: la risa nos ayuda a pensar creativamente. El Dr. William Fry, psicólogo, profesor e investigador estadounidense, asegura que la creatividad y el humor son semejantes, porque se relacionan con la unión de dos elementos sin evidente conexión y con la creación de un vínculo.
El humor también mejora nuestro ánimo mediante la sociabilidad con los demás. Compartir risas y chistes relacionados con un problema común, une, nos da sentido de pertenencia y cohesión social.
El compartir humor y risas crea un vínculo entre las personas; es como decir: “los dos vemos, entendemos y disfrutamos esto”. Cuando le sonreímos a un desconocido, se acepta como una muestra de buena voluntad.
El humor es una actitud, una manera de mirar la vida y abarca todo: lo serio y lo cómico.
El humor invita a la moderación, a la madurez emocional y atenúa el pensamiento obsesivo, la rigidez y los extremismos.
¿Cuáles son, en tu opinión, los principales beneficios y limitaciones del humor en contextos organizacionales?
Los beneficios te los menciono indirectamente en mi respuesta a tu próxima pregunta. Y sobre las limitaciones te señalo en primer lugar los prejuicios. Muchos directivos e incluso trabajadores, están convencidos de que el humor es lo opuesto a la seriedad, a la responsabilidad. Por tal motivo lo rechazan. “¿Qué es eso de reír y bromear en el trabajo? ¡Eso es para su casa, para sus ratos de ocio! ¡Aquí se viene a trabajar, a producir! ¡Esta es una empresa seria, de mucho prestigio!, etc.”
Por eso estoy convencido de que el principal obstáculo a la aplicación del humor en un centro laboral son los directivos y sus prejuicios. Si ellos fueran conscientes de que hasta aumenta la productividad con trabajadores contentos y en ambientes agradables, sin dudas autorizarían enseguida el proyecto.
Y otro punto fundamental para que funcione el humor es la capacitación que se le debe hacer a todo el universo laboral, mejor dicho, a todas las almas que conviven en la empresa, sin importar los estratos. ¿Capacitación? Sí, es necesario educar, preparar a todos, para que se aplique el humor de forma positiva, adecuada y convenientemente, porque si se pasan en la justa medida, deja de ser beneficioso y se convierte en perjudicial. Ahí es cuando más cerca se coloca el humor de sinónimo de irresponsabilidad, falta de respeto, superficialidad, desvalorización de todo lo que toca.
¿Qué criterios o recomendaciones propondrías para la incorporación responsable del humor en el ámbito laboral?
Te respondo esta pregunta con parte de un texto que yo repartía en mis charlas sobre humor y mundo laboral…
Dirigido a diferentes niveles, tales como: 1) Gerencia. 2) Mandos medios. 3) Empleados y vendedores. 4) A todos por igual.
Abordaremos conceptos importantes como: necesidad de desinhibir a las personas, estimular y desarrollar sus habilidades sociales, de convivencia, más su imaginación, creatividad, expresividad y sentido del humor, así como facilitarle una actitud positiva estable.
Estos conceptos y objetivos generales se proyectan de manera visible en toda la vida laboral:
-Calidad de la comunicación interna entre directivos, entre subordinados, y entre directivos y subordinados. Dicha calidad implica: imagen personal, simpatía, respeto, confianza, clima de positividad entre todos. Valores estos que se configuran fácilmente a través del humor.
-Calidad del nivel ejecutivo. Dicha calidad implica los mismos valores respecto a la persona del ejecutivo, pero con un énfasis mayor debido a su jerarquía. Lo cual se pone de relieve en situaciones de conflicto, o cuando tiene que dirigirse a un público y llamar sobre sí toda la atención (reuniones, discursos, conferencias, etc.). El humor es hoy día, cada vez más, una clave de éxito en la proyección del ejecutivo, ya que pone de relieve los valores antes apuntados y contribuye a configurar su carisma como persona seria pero simpática, no “encartonada”, confiable, segura, líder. Y en situaciones difíciles o embarazosas, o demasiado rutinarias, el humor es especialmente eficaz porque logra una distensión y atraer el interés y la buena disposición de la gente. En situaciones incómodas sobre todo, es muy útil para un ejecutivo saber reírse de sí mismo: ello demuestra humildad y confianza en sus propios recursos, y a la vez desarma a sus críticos. Se ofrece al ejecutivo las herramientas necesarias para mejorar su desempeño.
-Cohesión de grupo. El humor como estilo de vida grupal crea lazos emocionales positivos, placer en la vida del grupo y ánimo positivo para el trabajo en común.
-Palanca motivacional. El humor, cuando forma parte de las relaciones habituales de trabajo, es en sí mismo una palanca motivacional, por las razones antes apuntadas. Pero además es un factor de motivación para el cumplimiento de tareas y el intercambio fluido de información, pues crea un clima de confianza que libera de temores e inseguridad. Estas razones, y el propio clima placentero que genera el humor, favorecen la productividad y armonía de los grupos.
-Estabilidad laboral. Obviamente, donde existe una efectiva palanca motivacional, y una buena cohesión de grupo, se favorece la estabilidad laboral. No sólo la cuantía de los ingresos, sino también el clima de trabajo influye, como se sabe, en dicha estabilidad. Y el humor puede dar la tónica decisiva a ese clima de trabajo.
-Solución de conflictos. La vida y la economía modernas imponen un ritmo creciente de cambios, y esto genera siempre conflictos de resistencia, rigidez e inadaptación. El humor, en un marco de cambios necesarios, ayuda a vencer resistencias, a crear buenas disposiciones, a estimular la flexibilidad y la confianza, pues debilita las estructuras emocionales del miedo, la tensión y la irritación. Y en todo tipo de problema o conflicto, es sabido que cuando surge la posibilidad de reírse en el marco de dicho problema o conflicto, se abren las puertas a una solución satisfactoria.
-Negociaciones. Toda negociación es un proceso de comunicación y relación interpersonal (en este caso con factores externos a la Empresa), donde la esfera emocional tiene un gran peso. El humor favorece ese proceso a través del clima de simpatía, confianza y buena voluntad que establece. También aquí hay resistencias y tensiones que vencer. Se ofrece herramientas para desarrollar este estilo de trabajo. Está visto que los que ríen de buena gana en una negociación, son más proclives a hacer concesiones.
-Atención al cliente. En este plano (que implica también un proceso de comunicación, negociación, con factores externos a la Empresa el humor actúa sobre todo como un factor de carisma para “encantar” al cliente y dejarlo en situación emocional positiva (aun cuando el cliente tenga serios motivos de inconformidad).
-Imagen de la Empresa. La imagen externa de la Empresa es en gran parte el reflejo de su clima interno, su cohesión de grupo, sus palancas motivacionales, la imagen personal de sus directivos. El humor, como estilo de vida laboral, puede imprimir a una Empresa un sello especialmente atractivo, de entidad seria, eficiente, y al mismo tiempo “desencartonada”.


