Entrevistas

Espacio dedicado a las preguntas que he respondido a lo largo de mi carrera en el humor, y que han sido publicadas en libros, en la prensa escrita, radial, televisiva o digital.

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Publicada en la Revista Hacer Familia. Chile. Noviembre 2012

Ya que no eres chileno, ¿cómo nos ves en relación al humor? Dicen que somos muy graves, que nos tomamos las cosas demasiado en serio y que eso no hace sobre reaccionar y terminar siendo agresivos.

 

Bueno, desde hace unos cuantos años que también soy chileno. Tengo doble nacionalidad.

 

Los extranjeros lo afirman y los mismos chilenos también. Por tanto, hay poco margen de error: sí, los chilenos somos bastante graves y solemnes. No digo “serios”, porque seriedad no es lo opuesto de humor, como muchos piensan.

 

No creo que a todos esa falta de humor los lleve a ser agresivos. Por lo menos ese solo ingrediente no. Pero es cierto que ayuda.

 

En mis talleres de crecimiento personal a través del humor, o en los de pedagogía y humor, o en los de motivación a la lectura también a través del humor, por todo el país, he podido constatar, por ejemplo, que a la segunda hora de actividad ya a los participantes se les desaparece mágicamente esa característica, cambian de actitud y de repente se comportan como cualquier latinoamericano, incluyendo los tropicales, obvio. Conclusión: todos los seres humanos somos iguales en ese sentido y nos diferencia solo matices superficiales.

 

Al profundizar un poco en ese sentido, he visto que una de las cosas que más influye en esa condición de gravedad en los chilenos es su miedo al que dirán, a las apariencias. Eso es muy fuerte. También a la severa crianza antigua de: “¡No te rías así, que es de mala eduación!”; “¡compórtate y ponte serio!, ¡qué va decir de ti la gente!”, etc. Además, te reprimían y amenazaban con: “¡la risa abunda en boca de tontos, así lo dice la Biblia!”, y tergiversaban esa frase que sale en Eclesiastés, sacada de contexto, porque ahí mismo aparece más adelante todo lo contrario. Pero, lamentablemente, servía para imponerse en la eduación, como también “la letra con sangre entra”, una aberración que los malos maestros tomaban como excusa para reprender y ocultar sus fracasos docentes.

 

Y obvio, cuando no hay relajación, disfrute de la vida, alegría y demostración social de esa alegría (Chile es uno de los pocos países donde no hay unos carnavales que abarque a todos sus habitantes en una gran fiesta multitudinaria, porque por mucho que en los tres días de Fiestas Patrias se hace el intento no es igual), entonces sucede eso que todos se van creyendo el cuento de que es importante aparentar “seriedad” para demostrar ser responsable, cumplidor, honesto, etc., como si esas cualidades no corrieran para los alegres y risueños. Sin embargo, también puedo asegurar que en los últimos años se ha avanzado bastante. Por ejemplo, ya las vitrinas de las tiendas se ven coloridas, ya en nuestras calles se ven más autos de colores fuertes, etc. y eso son síntomas de que se va cambiando. Claro, los medios de comunicación nos hace más universales, la globalización, los chilenos viajamos más. En fin, ya cada día hay más conciencia de que “uno no se debe tomar la vida demasiado en serio, porque nunca saldrá vivo de ella”.

 

¿Piensas que el humor ayuda a ser menos agresivos? ¿Por qué?

 

Ya respondí parte en el punto anterior. Pero te agrego: el buen humor hace que uno se ría primero de uno mismo. Pero también, como dice Gogol, un gran humorista, “Es mejor reírse de un alma torcida que de una naríz torcida”.

 

Así que si aprendemos a reírnos de nuestros defectos y de reírnos de los defectos de la gente, pero no de cosas superficiales, de burlilla de mal gusto, etc., sino de atacar lo que nos haría peor persona, entonces jamás podríamos ser hoscos, y menos agresivos y/o violentistas.

 

Si escogieran a humoristas o a personas con gran sentido del humor a que nos represente en la ONU, por ejemplo, jamás habría guerra. Porque es muy difícil invadir a un país, cuyo representante se pare ante todos y comience a burlarse de los defectos de su nación. Y si el supuesto enemigo hiciera lo mismo, después de esa sesión de hilaridad honesta, donde se compartió sonrisa, risas y carcajadas, es imposible odiar. La risa une. Y además, al mismo tiempo un ser humano no puede tener dos emociones contrarias. Si está alegre, no puede estar enojado a la vez. Ejemplo, si tenemos que regañar a un niño, porque hizo algo “malo”, pero para nosotros fue muy cómico, lo regañamos, sí, pero de una manera en que demostramos que estamos enojados (riéndonos por dentro) y se nota que ni uno mismo se cree ese regaño. Por tanto, si desarrollamos nuestro sentido del humor y vivimos de forma lo más permanente posible con un estado de ánimo positivo, de buen talente, buena disposición ante la vida, o lo que es lo mismo de buen humor, entonces no es posible desarrollar una actitud negativa como la agresividad.

 

¿El sentido del humor es un don o se puede aprender?

 

Todo ser humano nace con sentido del humor, como nace con sentido de la vista, por ejemplo. Solo las excepciones nacen con problemas, como los débiles vuisuales o ciegos, que serían los enfermos con alguna psicopatología en el caso del sentido del humor.

 

Lo que sucede es que muchos no estimulan y desarrollan el sentido del humor. Que son dos cosas distintas que tenemos que hacer. Por ejemplo, los amigos que trabajan en La Vega, se pasan el día riendo. Ellos tienen estimulado el sentido del humor, sin dudas. Pero lamentablemente, no lo tienen desarrollado. Si le llevamos un chiste gráfico, o si le contamos un chiste sobre un tema que no es el que ellos abordan con frecuencia, entonces las posibilidades que rían son pocas. En cuanto a contenidos, ellos se ríen la mayoría de las veces de burlas entre ellos, alguna crítica político-social, el doble sentido, la picaresca. Pero uno se puede reír de todo en la vida (con buenas o malas intenciones es otra cosa), por tanto, es estrecho el espectro. Y no solo en contanidos, en formas también. Ellos se ríen comunmente de las llamadas “tallas”, por tanto, es difícil que se rían de otra manifestación formal, como la gráfica, como mencioné, etc. ¿Hay que ir a la universidad para desarrollar el sentido del humor? No. Solo hay que saber que tenemos que estar atentos a que el humor existe en el arte, pero también en la vida cotidiana, en lo que nos rodea y debemos decidir en nuestras vidas que hay que disfrutar de todo, reír de todo, sentir el placer humorístico siempre, que es idéntido al placer estético y al placer lúdico. Solo con conciencia de ello se desarrolla y estimula el sentido del humor y el estar de buen humor, porque se hace un círculo virtuoso entre ellos.

 

¿Cómo reconocer qué NO es humor y es algo que perjudica las relaciones (por ejemplo un sarcasmo o una burla)?

 

Hay teorías que afirman que todo el humor es burla. Muchos no lo aceptan. Yo aún estoy estudiándolo.

 

Pero sí te digo que dentro del humor, el universo de la burla es enorme. Abarca la broma, la sátira, la parodia, la caricatura, la ironía. (Ojo: muchos se equivocan y colocan a la ironía, la sátira, etc. fuera del humor y no es así. Todos esos conceptos tienen la finalidad de hacer reír intencionalmente, por lo que cumple con la definición de humor). Y todos esos conceptos no son malos o dañins per se. Dependen de las buenas o malas intenciones del que las crea o transimte. Una burla es aceptable, e incluso puede ser positiva, si la víctima ríe con el burlador junto a los testigos o cómplices si los hubiera. Pero cuando el burlado deja de reír, inmediatamente hay que suspender la burla por el daño que produce, sobre todo en los niños. En esto entra también el humor negro o cruel, que también puede ser terapéutico, aunque parezca difícil de creer. Le aseguro que en mis talleres han participado personas con cierta discapacidad y al principio se les trata con mucho tacto, pero una vez que entienden este concepto y vemos que ellos mismos se ríen de sus defectos, es fácil hacerles ciertas burlas, porque se dan cuenta que nuestras intenciones al reírnos de él no llevan nada oscuro, nada negativo y todo eso hace que se conviertan en personas más estables, más amplias de mente, más seguras.

 

El término “sarcasmo”, está dentro del humor también, pero en los límites de su universo; es decir, produce risa, pero ya no tan sana, porque es una burla donde la víctima no se puede defender. Es muy fácil entonces que se le haga mucho daño a esa víctima. Primero, jamás ella se va reír junto al burlador; después, no es para nada difícil que al ver que el burlado no se defiende, el burlador siga insistiendo tanto en frecuencia como en profundidad con la burla, provocándole un sentimiento muy negativo a la víctima, con posibles malas consecuencias. Y se pasa de ahí a otro concepto: “el escarnio”, que es peor que el sarcasmo, porque la víctima no solo no se puede defender, sino que es humillada, aplastada y produce en el burlador y en los terceros una risa malsana, que refleja un alma torcida.

 

Si un hijo da vuelta un plato de lentejas sobre el sillón recién re tapizado... En vez de gritarle algo feo, ¿qué le dirías?

 

No le diría, le pegaría con los puños cerrados, lo pondría un mes de castigo arrodillado sobre granos de maíz y le descontaría de su mesada el arreglo del sillón… No, en serio, esa pregunta se la debes hacer a un psicólogo. Humildemente, lo que aconsejo es que se busquen iniciativas con humor, por lo beneficiosos que resulta. Por ejemplo, en ese caso aconsejaría que se le haga un “juicio” al niño. Repartir entre la familia los cargos de fiscal, defensor, juez, testigos, etc y cuando todos estén reunidos pasarla bien en esa representación y demostrar, o no, que el niño lo hizo adrede, o de forma casual, sin mala intención, o no fue responsable, ya que varias veces se le ha explicado que no lo haga, o lo que sea que de el resultado del “juicio”. Incluso pueden, si el veredicto es de culpable, que entre todos pongan el castigo proporcional, lógico y con la comprensión del niño.

 

En este caso el buen humor instalado en la familia, al hacer esa puesta en escena, evita producir situaciones de agresividad, violencia, resentimientos, disgustos, etc.

 

Si tu señora te pregunta cómo se ve y resulta que no se ve muy bien con esa ropa... ¿El humor te ayuda a poder ser sincero pero sin ser pesado? ¿Qué le dirías?

 

Este es un tema de cada pareja y cómo se han puesto de acuerdo para hacer una buena convivencia. En mi caso, yo acostumbré a mi esposa a decirle la verdad siempre y ella, ciegamente, me cree. Lo mismo sucede en el otro sentido, obvio. 

 

Si se viste y le queda mal, solo se lo digo con honestidad si estoy apurado, o le invento un chiste si tengo más tiempo y con el estado de ánimo adecuado. Y puedo hacerle un simple juego de palabras o asociación de ideas, hasta una payasada, con tal de hacerla reír, y yo con ella. Pero lo que sea que le diga, sea en serio o en broma, ya está establecido que mis intenciones son buenas. Para ceñirme más a la pregunta, jamás le haría una burla que no se riera ella misma y si se me va la mano porque no calculé bien, urgente le pido perdón. Pero eso, mientras más tiempo convives con tu pareja, menos se da, ya que el objetivo de ambos es pasarla bien en la vida y específicamente en el hogar y en la familia. De lo contrario, estamos muy mal.

 

Por Luz Edwards.

Revista Hacer Familia.