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Teoría Humor Sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste

Autor: 
Pepe Pelayo.
Autor / Recopilador: 
Pepe Pelayo
Ilustraciones: 
Alex Pelayo.
Editorial: 
Humor Sapiens Ediciones
No. de páginas: 
158
Tema: 
El humor, lo cómico, el chiste, la risa, el sentido del humor, el humor como estado de ánimo, clasificaciones del humor, la ironía, la sátira, la broma, la parodia, la caricatura, lo ridículo, el sarcasmo.
Sugerencia: 
Para niños de 15 a 115 años
ISBN: 
9798846405721
Nota de contratapa: 
¿Sabe usted qué es el humor? ¿O cuál es la definición de cómicidad? ¿Conoce qué es un chiste? ¿O cuáles son los significados de ironía, sátira, parodia, caricatura, broma y sarcasmo? ¿Y de la burla y el ridículo? ¿Sabe cuántos tipos de humor hay? ¿Tiene conocimiento de cómo se desarrolla el sentido del humor? ¿O cuántos tipos de risas existen?... Estas preguntas y muchas más, son respondidas en la Teoría Humor Sapiens, revelada de forma amena y para todo público en este libro. Una conjetura novedosa, aunque arriesgada, que no dejará indiferente a nadie.
Reseña: 

Reseña No. 1 por el español Enrique Jardiel Poncela (Humorista literario y escénico, escritor, ensayista, actor, director de teatro, guionista y estudioso del humor) | Reseña No. 2 por el argentino Alejandro Rojo Vivot (Humorista literario, escritor, articulista y conferencista).

 

No. 1

Pepe Pelayo: "Teoría Humor Sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste", Humor Sapiens Ediciones, Santiago de Chile, 2022, 158 págs.
El Humor tiene una gran deuda con Pepe Pelayo y no estamos nada seguros de que se la vaya a pagar alguna vez. Y la deuda es porque Pelayo ha dedicado su vida al humor. Si en vez de su vida hubiera dedicado la de algún amigo o pariente, la cosa no tendría demasiado mérito, pero ha dedicado la suya, como decimos, y ha empleado años y años de trabajo y energía no en hacerse rico, no en coleccionar cajas de cerillas, no en irse a la playa a broncearse o en cualquier otra actividad en las que indulge la gente normal y sin imaginación, sino en estudiar el humor, conocerlo sentirlo en sus huesos y luego transmitirlo para disfrute de todos, en forma de libros, conferencias, actuaciones, caricaturas y espectáculos de muy variada índole.
Y en esta línea de regalar a sus consigleros (compañeros de siglo) el Humor con mayúscula, negrita y subrayado —una de las tres o cuatro mejores cosas inventadas por el hombre— nos ofrece aquí un excelente estudio sobre la teoría de la risa. En sus 1773 palabras introductorias (las íbamos a contar, pero no nos ha hecho falta: ya las había contado el autor) se lamenta este de que mucha gente se ría sin saber lo que hace y promete una explicación detallada de las variedades de la juerga: qué diferencia hay entre lo cómico y lo humorístico, en qué se diferencia el humor rosa del de otro color cualquiera, qué pensadores se ocuparon del estudio de la risa y cuáles fueron tan siniestros como para despreciarla y no prestarle atención, etcétera.
Tras sus muchos años de experiencia riéndose de las estupideces que cometemos los humanos a todas horas (y algunos a cada minuto), Pelayo se ha convertido en una reputada autoridad (civil, porque lo militar le produce repelús) en la materia y comparte con nosotros generosamente sus comicocimientos y su risabiduría en diversos capítulos muy pertinentes y que estaba haciendo mucha falta que alguien los escribiera. Nos habla en ellos de las teorías del humor, desde Aristóteles a Bergson y más allá; hace un estudio sociológico-social del humor en las sociedades socialistas y en las que no lo son; destripa el proceso de construcción del chiste y explica su intríngulis; ofrece un glosario detallado de las variedades del humor, que son un montón, e inserta varios apartados más, muy interesantes también, pero que no les revelamos para picarles a ustedes la curiosidad y que se apresuren a hacerse con el libro.
Si algún lector sano pero no especializado abriga el temor de que el libro pueda ser un tostón de mucho cuidado, interesante solo para filólogos, académicos, investigadores y otra gentuza de esa calaña, que pierda el miedo. La obra es amenísima, está pensada «para todos los públicos» (tolerada para menores), su prosa es muy clara y se entiende todo y, lo que es más importante, está llena a rebosar de ejemplos graciosísimos que ilustran lo que se explica y que convierten al libro en una especie de antología del humor que hará reír a cualquiera (a cualquiera que lo lea, claro está; los que no lo hagan no se podrán divertir a su costa).
Solo queda por decir que Pelayo no trabaja solo: tiene un «negro» que le ayuda en la concepción y redacción de alguna de sus obras, como es el caso de esta. Se trata de su hijo, Alex Pelayo, destacado ilustrador y «humorero» (si el que hace cestos es cestero, el que hace humor es humorero, según toda lógica lexicográfica). No se ha puesto su nombre en la portada del libro para ahorrar tinta, pero él es también «autor material de los hechos», como se dice en la jerga criminalística, y debe llevarse su parte de mérito o de culpa al juzgarse el ensayo. Nosotros creemos que de mérito indiscutible, porque, como ya hemos dicho, el libro está de rechupete.
Enrique Gallud Jardiel
 
No. 2

A pesar de los muy numerosos estudios científicos y controversias de todo tipo que hemos leído sin encontrar suficientes fundamentos, es posible que el “Bisonte encogido”, la “Gran cierva” y el “Caballo ocre”, como otras bellísimas figuras rupestres de las “Cuevas de Altamira”, sean caricaturas de ciertos importantes personajes de la “Cornisa Cantábrica” con que se divertían los homo sapiens o hombres sabios (seres humanos) ancestrales; primates que ignoraban lo que el futuro les significaría a nosotros sus descendientes…

Por supuesto que es posible y vale la pena avanzar en encontrar aunque sea algún atisbo comprobable en tal sentido pues, seguramente, los magdalenienses también se reían de sí mismos y de muchas más cuestiones que socializaban, donde el juego estaba siempre presente.

Tenemos una prueba irrefutable: si eran inteligentes seguro que jugaban y reían, como también lo hicieron, por caso, en la “Cueva de Leang Tedongnge”, Sulawesi, Indonesia y la “Cueva de Lascaux”, Dordoña, Francia.

Además, las relativamente enormes distancias entre sí de esos y otros núcleos poblacionales ancestrales, nos permiten inferir sus pocas posibilidades de interconexión, abonando que todos tenían en común la misma condición humana y las carcajadas, apaciguadas risotadas, etcétera.

HITOS

Son muchos y muy valiosos los aportes de quienes, desde diversas perspectivas, han contribuido al estudio y comprensión del humor.

Al respecto, sin duda, Pepe Pelayo (1953) es uno de los exponentes principales a través de décadas de empeño fructífero tanto en la creación como en la difusión de una de las más destacadas peculiaridades del ser humano: la risa y la sonrisa.

Su estilo lleva al lector a situarse frente al autor con cualidades docentes en un diálogo fructífero mediante preguntas retóricas y, por caso, afirmaciones coloquiales y las con rigor científico, citas de autores, esquemas o gráficos intercalados adecuadamente que facilitan permitiendo, de ser necesario, volver a repasarlos, etcétera.

A la mañana, al retomar la lectura de esta obra interrumpida la noche anterior se nos escapa: buen día profesor… esperando una sonrisa de bienvenida.

En épocas conflictivas, contradictorias y de exacerbación individualista encontrar un libro generoso es una magnífica oportunidad que a veces nos da la vida.

UN ENSAYO INSOSLAYABLE

Ante una cuestión con muy diversas aristas y evoluciones, “Teoría humor sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste” es su valiosa tesis que reúne en sí mismo varias características destacables como, por ejemplo, ordena y sintetiza, es didáctico y ameno en su desarrollo; también  muy útil tanto para los que se suman al estudio atinente como para los que ya han pasado años tratando de dilucidar los recónditos meandros atinentes, provoca debates que ojalá sucedan, establece claramente los puntos de vista sustentados alentando a que se generen nuevos aportes, etcétera.

Otra valiosa contribución es su capacidad para identificar cuestiones muy distintas: humor, cómico, risa, chiste, espontáneo, intencional, individual, social, esquemas mentales, los emisores y los receptores, etcétera, haciéndolo con precisión que coadyuva a los aprendizajes, reflexiones y discusiones.

Es decir, Pepe Pelayo demuestra ser un ensayista cabal.

POR EJEMPLO

“Desde que el ser humano se ocupó y preocupó del porqué de su risa, tanto desde el campo científico―académico, como en sus diálogos con la almohada y conversaciones de sobremesa, ha tratado de encerrarla en una definición, ha intentado clasificarla, de diseccionarla, y como siempre ocurre, han ayudado mucho a precisarla y detallarla, pero también, con sus diferencias de enfoques y opiniones, a lograr un buen embrollo para entenderla. (…)

El chiste es una forma del humor, una forma de comunicar socialmente lo cómico, ¿no es cierto? Es la más amplia y variada de las formas. Es tan inclusiva que existe el chiste irónico, el chiste satírico, el chiste paródico, el chiste caricaturesco, el chiste embromado, el chiste sarcástico, etcétera. Es decir, se adapta a las demás formas humorísticas. Es la base, la célula, la médula del humor. (…)

Humorista es el que comunica el arte de hacer reír. Ese es el llamado humorismo. Como decidimos llamarle humor a la expresión de lo cómico, el humorismo es lo más elaborado de esa expresión. (…)

Por supuesto, no tenemos la verdad, ni creo que nadie la tenga ciento por ciento. Este es un campo aún en estudio, en investigación, como decía. Mientras tanto, especulamos como cualquier hijo de vecino. Y compartimos esta Teoría aquí, para provocar que se profundice sobre el tema.

Pero independientemente de la Teoría, sí nos interesa ―y mucho―, que cada día hayan más humoristas, sean artistas o ‘centros de mesa’ sociales, sean que nos hagan solo reír a carcajadas, o sea que nos hagan pensar y sentir más allá de la risa. Sean bienvenidos todos, porque todos necesitamos pensar, ¡por supuesto!; pero hay mucha gente que necesita sólo reír también, no nos olvidemos de eso. (…)

Todos somos necesarios. Y que los seres humanos escojan el momento y el lugar para consumir lo que necesiten; sea sólo reír o sea sólo elevar el espíritu con un humor que nos haga pensar. (…)

Para tratar de sobrevivir y ser feliz, antes hay que intentar comprender la vida. Para comprenderla tenemos que tener espíritu comprensivo. Para adquirir ese espíritu hay que estimular y desarrollar el sentido de lo cómico. (…)

Cualquier mensaje que envía una fuente con intención de hacer reír a uno o más receptores y lo logra, eso es humor (…)

En este campo, en estos momentos, nada es ciento por ciento seguro y es amplio el espacio para pensar distinto y contradecirnos. No hay que temerle a eso. (…)

Gracias y que el humor sea con usted”. (2)

COLOFÓN

Hoy. ¿Qué sería de la humanidad actual si recordara cotidianamente que en sus orígenes los homo sapiens también iniciaban el humor sapiens, como parte del proceso de la inteligencia?

El pasado mañana está abierto pero, al menos, contamos con “Teoría humor sapiens. Lo cómico, el humor y el chiste” de Pepe Pelayo y eso es mucho.