Amigos en las buenas y en las malas

images_7_0.jpegAnoche escuché a un político decir: “los empresarios que están presos son mis amigos y yo se los dije en una carta y lo reafirmo aquí públicamente, aunque también dije que si cometieron alguna irregularidad deben pagar por ello. Pero los amigos tienen que serlo y demostrarlo en las buenas y en las malas”.
Al margen de un juicio político que no haré, lo que me interesa aquí es hacer una reflexión valórica.
¿Qué sucede con la frase “con los amigos en las buenas y en las malas”? Aparentemente es algo tan fuerte y hasta obvio dirían algunos que no hay por qué cuestionarla. Pero me quedé pensando y tengo bastantes dudas.
 
Por ejemplo, si un amigo estafa a un desconocido, o evade impuestos, o roba algo, etc., y a nosotros no nos perjudica directamente, al contrario, ese amigo se ha portado de maravillas hasta ayudándonos en los malos momentos, estoy seguro de que aunque consideremos que actuó mal éticamente, lo perdonamos, lo apoyamos y seguimos siendo amigos y ahí sí cabe “en las buenas y en las malas”.
¿Pero qué pasa si ese amigo mata, desfalca, delata, traiciona o le hace algo grave, a otro amigo nuestro, aunque no de él, o no tanto de él? ¿Yo podría seguir confiando en ese amigo? ¿Si viola a la joven hija de ese otro amigo, para seguir en el ejemplo? ¿O practica la pedofilia con el hijo de ese otro amigo? ¿O lo estafa y lo lleva  la quiebra a ese otro amigo? ¿Seguirá siendo amigo nuestro “en las buenas y en las malas? Insisto, no digo que nos haga algo malo a nosotros porque ahí es obvio que se rompe la amistad porque la traicionó. Me refiero al caso del amigo que se porta muy bien con nosotros hasta en las malas, que es una intachable persona conmigo y los míos, hace grandes favores, etc, pero es una malísima persona para con otros, incluyendo a gente que uno quiere por ser tan amigos como él. ¿Seguiríamos amigos en las buenas y en las malas? ¿Podemos ser amigos “en las buenas y en las malas” de asesinos confesos, de torturadores, violadores, verdugos, dictadores, etc.? No es fácil la respuesta, porque para enjuiciar y castigar la conducta de alguien que nos quiere y nos ayuda siempre, hay que vencer algo muy fuerte que sentimos. ¿Hasta dónde llegan las emociones y la fidelidad por alguien como para dejar de apreciar y cumplir con los valores humanos y éticos que tenemos como principios?
Así, sin profundizar mucho, me inclino por declarar que no es tan cierta esa frase de “amigos en las buenas y en las malas”, y eso no significa que no crea en el gran valor de la amistad y la fidelidad. 
¿Y ustedes?
 
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