¡Basta, Iglesia Católica!

descarga_29.jpegQuizás algún amigo o amiga haya firmado una carta para apoyar a la Iglesia por la resolución de la ONU pidiéndole que echen a los pedófilo de sus filas. Si es así, tienen todo el derecho a hacerlo, Obvio. Yo no los cuestionaría jamás, porque uno es libre de hacer lo que mejor cree que hace. Por lo tanto, no quiero que piensen que los critico o los cuestiono. Sólo me interesa dar mi punto de vista y quizás eso los ayude a profundizar en el asunto, o a que vean una arista del problema que no habían tenido en cuenta, etc.

Mi reflexión es esta:

-Nadie tiene derecho a meterse en los asuntos internos de la Iglesia. Excepto cuando esos asuntos afectan a la humanidad.

-Las doctrinas de la Iglesia, la fe, sus sacramentos, sus principios, sus rituales, sus bases, etc., etc., no creo que nadie pueda decir o argumentar que son dañinos para la humanidad. Al contrario.

-Pero, lamentablemente, esos valores que acabo de mencionar de la Iglesia, son subjetivos, son letra muerta, hasta que los hombres lo llevan a cabo, o no. Porque la Iglesia está constituida por hombres.

-Sabemos que los hombres tienen virtudes y defectos. Existen muchos santos que le han dedicado sus vidas a esa tan buena causa, dando un ejemplo de cómo se hacen realidad esas doctrinas, principios, etc. Pero hay que ser ciegos para no ver o saber que existen hombres dentro de la Iglesia que son corruptos, que son pecadores, que son todo lo contrario a lo que predican y están ahí formando parte de la Iglesia. Y dentro de esos están los pedófilos.

-Entonces, ¿qué ha hecho casi siempre la Iglesia cuando se ha enterado de esos abusos? O mete la cabeza en la tierra como el avestruz para no saber, o esconde los problemas debajo de la alfombra. Pero cuando es un escándalo que no puede ocultar, “vende el sofá”, como dice el chiste; es decir, traslada al victimario a otro lugar donde no lo conozcan. Pero si el lío es más escandaloso aún, entonces no tienen otro remedio que juzgarlos, e imponerles un “castigo”, como no dejarlos que funcionen más como sacerdotes. Sin embargo, a muchos no los expulsan de la Iglesia. Y ésta los acoge en monasterios y seminarios, y lo cuidan y lo miman como si nunca hubieran sido malas personas. En Chile hay casos así. En E.U. hay más y ya hace rato que se ha destapado ese pozo demoníaco por el mundo. Esos son hechos, no mentiras ni inventos de nadie.

-Entonces ¿quién es el más perjudicado en todos esos problemas de pedofilia? ¿La Iglesia? No, las víctimas. Sabemos cómo sufren y las consecuencias que traen esas violaciones.

-¿Qué debe hacer la Iglesia entonces? Limpiar su imagen, que la gente vuelva a creer en sus guías espirituales. Y eso sólo puede hacerlo echando de sus filas a esos pedófilos, no encubriéndolos. Si no hace eso se daña la Iglesia. Por lo tanto, es de tonto o de malas personas no hacer nada contra esos degenerados y no hacer algo a favor de las víctimas, pero sobre todo, no hacer algo para que no sigan ocurriendo esas barbaridades. Por ello la Iglesia debe hacer algo positivo. Por la justicia humana y divina, por su imagen, por las víctimas y por las posibles futuras víctimas. Y no lo ha hecho. Fue poco lo que hicieron Juan Pablo II y Ratzinger. 

-Por suerte, el 16 de enero pasado, Francisco I explotó y dijo públicamente horrores de esos pedófilos y hasta les pidió disculpas a las víctimas. Hay esperanzas de que quiere hacer cosas buenas este Papa, pero la presión que viene de la parte corrompida de la Curia y de la parte “pecadora” del clero en general, es muy fuerte, lamentablemente.

-Así, la parte de la humanidad que está sufriendo a causa de esos pedófilos y la indiferencia de la Iglesia, ha pedido ¡al fin! a través de la ONU, que la Iglesia eche a esos malos hombres de sus filas. La ONU se lo pide ahora, y no es meterse en sus asuntos internos por gusto, es porque su forma de actuar le ha hecho daño a las víctimas y si la Iglesia no corrige eso pronto, esa parte de la humanidad seguirá sufriendo. Por ello tenemos derecho a meternos, a exigir.

-Es lo menos que pueden hacer, repito, por sus víctimas, por la justicia divina y humana, por la buena imagen de la Iglesia y sobre todo para que esos crímenes no vuelvan a ocurrir. Es un derecho nuestro como humanidad exigirle eso a la Iglesia. Y deben acatarlo.

-Insisto, no se trata de desprestigiar a la Iglesia, al contrario, cumpliendo lo que se les pide limpiará su imagen, algo que todos, creyentes y ateos, necesitamos. Todos confiamos en el cambio que promete hacer el nuevo Papa. Pues que empiece con esta justa medida.

-Claro, la parte más conservadora, los recalcitrantes, los que defienden los intereses de esa parte podrida de la Curia y del clero, piensan distinto y buscan y buscarán estrategias, argumentos y lindas palabras para convencernos de lo contrario de lo que acabo de señalar aquí. Y arrastrarán inocentes lavándoles el cerebro.

-No obstante, yo no pierdo las esperanzas de que la Iglesia haga lo correcto.

-Pero, ¿por qué escribo esto? Yo no pertenezco a otra religión enemiga de la Iglesia Católica, ni pertenezco a una ideología que la rechaza. Sin embargo, considero que es mi deber defender a mis niños lectores y también a los niños que no me leen y también a los niños que odian leer. Al revés de lo que cualquier malpensado puede entender al leer estas líneas, yo quiero defender, sobre todo, a los niños de familias católicas, porque son los más cercanos y más expuestos a esos hombres que se escudan en la Iglesia.

 

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