Pelayaserías - Blog de Pepe Pelayo

Insultos contra las madres

descarga_2.pngMe gustaría de una vez y por todas, dejar bien claro que no estoy de acuerdo con la expresión “hijo de puta”. Todos sabemos que practicar la prostitución no es sinónimo de ser mala persona. Se sabe que, como en cualquier otro segmento de la población, como los médicos, peluqueros, los futbolistas, los estudiantes, los ministros, etc., existen entre ellos buenas y malas personas sin que esa condición tenga que ver con sus oficios o profesiones. Las prostitutas tienen hijos y la mayoría de ellas son tan buenas madres como cualquiera y esos hijos son buenos y malos como cualquiera.

Por lo tanto, ese estigma de que ser hijo de puta es sinónimo de mala persona debemos eliminarlo.

Pongo otra expresión en la misma silla de los acusados: “esa persona es mala leche”. Como si la leche que le diera a mamar la madre tuviera culpa de que esa persona fuera un hijo de puta… perdón, fuera un ser detestable.

Popularmente se conoce que una persona “con mala leche” es alguien con permanente mal humor; mal intencionado y avieso; de mala índole.

Amigos, que poco favor le estamos haciendo a nuestras madres con esas expresiones.

Pero hay más.

Decir coño o concha de su madre, es la misma insistencia con la pobre progenitora. Creo que es un abuso con la reputación de nuestras mamás. Y me da igual que me digan mamón, por defenderlas tanto.

Pero de verdad, debemos intentar sustituir esos insultos por otros más razonables y menos injustos.

Termino con algo que de alguna manera me atañe. En su “Cancionero”  (1496), el poeta del Prerrenacimiento español Juan del Encina, encontramos la siguiente estrofa:

Yo te juro a San Pelayo

que cualquiera te deseche,

que nunca de buena leche

has mamado sólo un rayo.

En fin, que yo podría ser un hijo de puta criado con mala leche o un Santo… Conociendo a mi madre, que en paz descanse, lo primero lo descarté. Y conociéndome, lo de Santo no va conmigo. Saber entonces que no soy ni tan bueno ni tan malo; es decir, que soy un ser humano normal, me hace sentir realizado en esta vida.

 

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El Humor (IV). ¿Se puede enseñar?

ensenar-humor.jpgEn el Primer Congreso Chileno de Humor participé en la Mesa “Humor y Educación”. En un momento, el moderador (Profesor Andrés Mendiburo), lanzó el tema de si se podía enseñar el humor. Amén de lo allí respondido por mis colegas y por mí, aquello me interesó mucho y después con más calma, el tema provocó esta reflexión.

Creo que lo primero es dejar en claro qué es para mí el humor (ver la respuesta en esta página humorsapiens.com más in extenso): “El humor es la expresión de lo cómico”.

Para decirlo en breves palabras, pero algo más aclaratorias, uno experimenta en su cerebro el proceso cómico y si tiene intención de que otra persona (o millones) sientan el mismo placer cómico, envía el mensaje. Ese acto de comunicación humana con la intención mencionada, es el humor. Repito: humor es tratar de comunicar, expresar, lo cómico que uno internamente sintió.

Pero resulta que también se le llama “humor” a un estado de ánimo positivo. Incluso fue su primera acepción cuando los griegos le llamaron así a los cuatro estados del organismo. ¿Su definición? “Propensión, más o menos duradera, a mostrarse alegre y complaciente”.

Así que son dos significados distintos para una misma palabra (y no voy a mencionar a que también se le llama humorismo a un género artístico (en la literatura, en la gráfica, etc.), otro elemento que tiende a confundirlo todo cuando se desea definir el humor desde ese campo, específicamente desde la intención con que se hace, desde el contenido mismo de la obra de arte).

¿Se puede enseñar el humor como estado de ánimo? No es muy preciso el concepto de “enseñar” en este caso, mejor sería orientar, recomendar, aconsejar, guiar o algo así para adquirir y mantener el humor como talante, como disposición ante la vida y los beneficios que ofrece, etcétera. Para ello están los métodos de humorterapia y risoterapia.

Pero sabemos que la pregunta estaba dirigida a la primera acepción de humorque mencionamos: el humor como expresión de lo cómico.

¿Eso sí se puede enseñar? Veamos.

Primero respondamos la pregunta ¿el humor es un arte? Como la definición de arte cambia en cada época, pensamiento y circunstancia social, no podría afirmar 100% que lo fuera. Sin embargo, me gustaría pensar que sí lo es. ¿Por qué? Digamos que porque tiene un lenguaje propio, tiene técnicas, reglas, etcétera. Y porque soy creador de humor y me considero artista (aunque no es un buen argumento; ¿no?).

Pero por otro lado tenemos que el humor solo se expresa dentro de otro arte. Es decir, el humorista tiene dos grandes trabajos entonces: aprender el lenguaje del humor y el de otro arte (me aparto un poco, pero esto tiene que ver con la típica pregunta de si hacer reír es más difícil que hacer llorar, ¿no es cierto?).

Entonces es evidente que el humor, como expresión de lo cómico, se puede enseñar.

Uno puede aprender ese lenguaje, esas técnicas, esas reglas. Pero es algo muy limitado, lamentablemente. Porque si los alumnos no tienen capacidad de imaginación, no poseen el don de la creatividad, si no tienen estimulado y desarrollado el sentido del humor, ¿para qué les sirve aprender ese lenguaje? Y esas carencias no se enseñan, por supuesto. Aunque sí podemos hacerle la consciencia a los educandos de lo necesario y fundamental que es desarrollar todo eso. Y que con ese lenguaje aprendido se pongan a crear con el nivel de creatividad que tengan, con sus niveles de imaginación, etcétera, pero siempre tratando de superarse.

¿Entonces hace falta ir a la universidad para crear humor? Por supuesto que no, porque la base de la mayoría de esas carencias mencionadas es de índole cultural. Se puede desarrollar todo con lecturas, por ejemplo; con querer saber, con curiosear, con cuestionarlo todo, con viajar, aprender más de cada arte y consumirlo más, con ponerle más atención a los que se ve, se escucha y sucede en la vida, etcétera, etcétera.

Mientras más vocabulario posean, mientras más “esquemas” en el cerebro tengan (como dicen los psicólogos integristas), más fácil y con mayor frecuencia se producirá el proceso cómico en sus cabezas, que es la base de la creación humorística. Por supuesto, con el añadido de vivir lo más posible en un estado de ánimo positivo, alegre, ya que de lo contrario no “nacerán” los deseos de experimentar el proceso cómico y menos tener deseos de expresarlo (el humor), ya que ambos conceptos de humor forman un círculo virtuoso.

En resumen, pienso que se puede enseñar el lenguaje del humor, pero que se hagan humoristas los alumnos solo por aprenderlo, no lo creo.

Además, no olvidar que si alguien quiere ser humorista escénico, debe aprender también el lenguaje teatral, actoral y tener consciencia de si posee o no vis cómica; porque ya sabemos la cantidad de mediocres que se suben a los escenarios haciéndose los graciosos y despreciando esos lenguajes artísticos. Lo mismo para el que quiere ser caricaturista, porque para ello debe aprender el lenguaje de las artes visuales, de lo contrario vemos lo que sucede en el humor gráfico, donde alguien sin saber dibujar bien le pone texto a par de “globitos” de una imagen y ya se cree caricaturista. Y así con la música, el cine, etcétera.

En fin, se puede uno matricular en un curso para aprender humor. Tengo amigos que lo imparten. Incluso hasta utilizan algunos materiales de humorsapiens.com, algo que me enorgullece. Y les deseo el mayor de los éxitos a todos los alumnos que pasan por ahí.

Pero por favor, recuerden: recibir el diploma que lo acredita a usted que pasó esos cursos, no significa que ya es un creador de humor. Mejor dicho, no necesariamente significa que con esos conocimientos ya pueda ponerse a crear humor. Si quiere ser buen humorista, es en ese momento que comienza el verdadero curso, donde todo depende de sus deseos de desarrollarse, de superarse, de su tenacidad, del autoconocimiento de sus limitaciones y de su consciencia de la importancia de lo que hace.

Y finalizo con una exhortación. Por favor, es muy importante que se imparta humor (sobre todo como estado de ánimo y su aplicación para mejorar la calidad de vida) en las universidades e Institutos técnicos y profesionales. Así que no solamente pido cursos para formar humoristas, sino para que nuestros futuros profesionales salgan mejor preparados y formados para la vida. Y donde más me interesa que se crean esos cursos es en las Escuelas de Pedagogía, Psicología y Medicina, ya que trabajan directamente con personas, muchos de ellos con niños y muchos de ellos con emociones negativas.

Claro está, también abogo, por supuesto, por enseñar humor en las Escuelas de Arte. Para que nuestros artistas sean mejores cada día en la creación humorísticas y no se sientan ellos de segunda, como históricamente nos han calificado los agelastos, geliofóbicos, hiperserios y tontos graves.

 

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Vocación política

images_6_0.jpegEsto tengo que decirlo, aunque algunas personas se molesten.

En Chile hemos sido testigo últimamente de un considerable aumento de chistes contra los políticos de parte de los humoristas. Algo así como haciendo leña del árbol caído, dicen algunos.

Lo siento, pero como humorista me veo en la obligación de dejar bien en claro mi opinión sobre ese tema. Y es este:

Quizás hayan políticos de todas las ideologías que gobiernan pésimo, de acuerdo.

Quizás los haya de todas las ideologías que hacen leyes desastrosas, si es que las hacen, por supuesto.

Quizás un buen número de ellos –de todas las ideologías-, son corruptos, es cierto.

Pero no debemos olvidar que también existe un grupo de políticos, de todas las ideología, con sana vocación de servicio público… o de servicio sanitario público, no estoy muy seguro.

 

 

 

No. 140

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Un equipo de espiritistas, santeros, mentalistas y mediums en general,

acaban de hacer contacto con los hermanos Kouachi, ejecutados en París.

Y al contactarlos, los terroristas contaron que llegaron al paraíso prometido

y enseguida llegó Alá y les preguntó: "¿Ustedes fueron los que mataron

a los humoristas de Charlie Hebdó?".

"¡Síí" -gritaron con orgullo los yijadistas. Entonces, Alá, que es grande de verdad

pero con sentido del humor, les mostró las 72 vírgenes prometidas...

y los castró a los dos.

 

Yo creo que...

el-subjuntivo-para-opinar.jpgYo creo que la mayoría de los políticos, tanto de izquierda como de derecha NO son corruptos.
Yo creo que en Chile NO son culpables los acusados en el caso PENTA.
Yo creo que la presidenta chilena NO sabía ni sabe lo que hace su hijo.
Yo creo que en Chile NO se esté incubando el populismo.
Yo creo que los presidentes de Corea del Norte, Rusia, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Irán, China, E.U., Angola, Argentina, Siria y Venezuela NO son malas personas.
Yo creo que los Pinochet y los Castros NO se les debe clasificar como dictadores.
Yo creo que Netanyahu y Hamas NO quieren que haya más guerra.

Yo creo que el surgimiento de grupos neonazis, stalinistas, populistas, ultraconservadores, nacionalistas etc. en Europa NO es malo para la democracia.
Yo creo que los extremistas islámicos NO son asesinos, ni bárbaros.
... Yo creo que... estoy hablando mucha mierda...

 

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No. 94

Cuando el hombre es muy testarudo, es imposible cambiarlo.

Por ejemplo, ayer se me metió entre ceja y ceja...

un tenedor que me lanzó mi mujer

y hasta que no me lo sacaron en urgencias del hospital no paré.

¡Así soy yo!

 

No. 147

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Conozco a una persona que se restriega tanto al asearse,

que ahora nada más tiene necesidades fricciológicas.

 

No. 146

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Gota a gota se llena la taza. Por eso la naturaleza es sabia:

cada día me caen más gotas por fuera de la taza de mi inodoro.

 

¿Por qué tanto ensañamiento contra Arjona?

a1_0.jpgMucha gente adora a Arjona y la mayoría de la crítica lo despedaza.

Analicemos. Una obra artística puede hacer daño, puede ser beneficiosa y puede que no pase nada con ella. ¿La obra de Arjona hace daño? No creo. Daño causaría si sus letras fueran vulgares, groseras, ofensivas o cosas así y no lo son. ¿Y si como dicen los críticos sus letras fueran cursis, pretensiosas, sin poesía, o algo así, haría daño Arjona? No sé, muchos dicen que si se le da a consumir al masivo público algo de bajo nivel artístico, forman mal su gusto y ya nunca serían capaz de disfrutar de algo verdaderamente artístico, que eleve el espíritu.

Yo creo en eso, pero hay límites y no es tan fácil decidirse al enjuiciar, porque las letras de la mayoría de los cantantes populares son más planas y vacías que las de Arjona mil veces.

Sabemos que más del 90% son manidas del tipo “te amo, te amo, te amo”, “no puedo vivir sin ti”, “lo eres todo para mí”, “te quiero, te quiero, te quiero”, etc. Y las canciones de Arjona casi todas son historias de amor, a veces con pretensiones seudo filosóficas, o con fondos supuestamente sociales, etc., pero siempre intenta salirse del promedio, eso no se puede negar. Quizás sea un mal poeta. De acuerdo. Sin embargo, creo que siendo malo es mejor que la mayoría de los letristas populares.

Así que me parece que esa campaña en contra de Arjona es desproporcionada. Quizás la comenzó alguien que le jode que llene estadios y que venda tantos discos y haga tantos recitales, etc. Esas cosas siempre pasa. Claro, que le guste a las masas populares no garantiza que sea un producto de calidad artística. Sabemos que el mal gusto y la mediocridad impera en este Planeta. Pero en este caso, yo afirmo que me hubiera gustado que esa energía gastada por los críticos cagándose a Arjona, la usaran para criticar al regueton, por ejemplo. El más digno representante en estos momentos de la peor vulgaridad y el peor mal gusto que se haya conocido en el mundo artístico. Y son pocos los que alegan de eso. Injusticia. Ese ritmo monótono y esas letras groseras huelen mal. Quizás también huelen mal mis reflexiones, por ejemplo (los hediondos no se huelen, dice el refrán), pero “para gusto se han hechos los olores”, dice otra máxima popular.

 

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El Humor (III). "Es... lo que me da la gana que sea"

pelayo.jpgLa definición de Humor que más abunda: “Humor es el que hago, digo o me gusta a mí, no el que hace, dice o le gusta a otro”.

Comienzo así esta reflexión, porque muchos “opinólogos y humoristas definen el humor de esa manera sin darse cuenta. Sobre todo los que defienden ese humor crítico, ácido, bien burlón, sarcástico, agresivo, ofensivo y hasta humillante. Y por supuesto, usando sus burlas con nombre y apellido.

Por ello necesito aclarar (y aclararme) algo en este punto.

¿Ese humor que acabo de describir es válido? Bueno, primero hay que saber si lo que se hace es realmente humor. Porque muchas veces se confunden los conceptos a causa de la risa y los aplausos, como ya he señalado en otros textos. Existen humoristas que hacen reír y no hacen humor.

Por ejemplo, decir la cruda verdad da risa, tocar temas tabúes en público da risa, hacer burla con escarnio (donde la víctima no se puede defender) da risa, etcétera, pero esto se hace o dice sin elaborar artísticamente para que se ajuste al real concepto de humor. Esas risas que producen entonces son fáciles, obvias y no son fruto del placer humorístico, ni el estético. Pero como las dice o hace un “humorista”, muchos piensan que es humor.

Una vez separado entonces ese concepto que enturbia todo, sigamos con la respuesta de si ese humor es válido.

Claro que sí, siendo realmente humor toda modalidad, todo tipo de humor, de cualquier forma y contenido es válido. Lo contrario sería violar lo sacralidad de la libertad de expresión.

Así que es válido, es aceptable todo tipo de humor: el blanco, el burlón, el negro, el absurdo, el verde, la ironía, el sarcasmo, la sátira, el que se hace solo para reír, el que se hace para reír y pensar, etcétera, incluyendo ese ofensivo, ácido y agresivo que mencioné. Y si alguien se siente ofendido por un chiste, que lo ignore o lo denuncie por los canales democráticos.

Pero esto mismo que estoy diciendo lo esgrimo como argumento contra los que definen el humor a su gusto y/o conveniencia. No es válido eso de que “humor es solo lo que hago, digo o me gusta a mí”.

Por suerte el humor es más que cada modalidad, tipo, forma o contenido. Entonces, por favor, si dicen públicamente que “el humor tiene que ser comprometido”, “para que el humor sea humor tiene que doler”, etcétera, sólo están diciendo una verdad a medias, porque humor es lo contrario también. Y solo consiguen confundir o malformarle el gusto a la gente.

Y en cuanto al humor que hacen los militantes de ese humor burlón, ácido, agresivo, les doy alguno datos:

Molière, en el prefacio de Tartufo, dijo: "El deber de la comedia es corregir a los hombres entreteniéndolos". Pero como el humor critica a la autoridad, pero a nadie en particular para que sea universal y haga pensar más, Moliere en “El enfermo imaginario”, esa comedie-ballet de tres actos, satiriza a la profesión médica, pero no a uno o varios doctores en específico, sino, no hubieran trascendido sus obras.

Otro ejemplo, Les Luthiers no critica ni nombra a tal o más cual político, pero hace la sátira “El himno nacional”, donde hace basura a las autoridades corruptas. A nadie se le olvidará ese mensaje si disfrutó este número alguna ve.

Ojo, en ambos casos, el humor está muy elaborado artísticamente y se enmarca en la verdadera definción de humor (ver diccionario humorsapiens.com).

¿Significa que es “malo” hacer humor contingente?, por supuesto que no. Las sociedades deben estar bajo el prisma del humor satírico para corregir en lo posible los errores y las malas prácticas. Por ejemplo, es importantísimo el trabjo de los humoristas gráficos editorialistas, por hacer pensar a la sociedad día tras día, abriéndole los ojos.

Los “standuperos” hacen también lo mismo. Algunos con ingenio, pero muchos para sacar la fácil carcajada como ya reflexioné anteriormente. No sé por qué. Siempre he pensado que ellos, al subirse al escenario y decir cosas “importantes”, se vuelven “dioses”, sienten que están sobre el Bien y el Mal y por lo tanto, su trabajos se hacen mediocre. Es muy fácil notar la diferencia con los que practican esa modalidad escénica con talento, inteligencia, profesionalismo y humildad.

En resumen, ese humor contingente, sobre la actualidad bien específica incluso, es importante –haciéndose bien, insisto-, PERO NO ES EL ÚNICO HUMOR QUE EXISTE.

El humor no es privativo de una ideología o una corriente política, ni de una corriente artística.

Yo hago un humor para hacer reír y un humor para hacer pensar riendo. Pero defiendo la existencia de todo tipo de humor, aunque no me guste.

Esto es entonces para algunos colegas y “opinólogos”: por favor, no sean tan soberbios y fundamentalistas al definir el humor. Todos los que hacemos humor somos humoristas, el payaso, los clásicos del humor del todos los tiempos, ustedes que hacen ese humor “tan trascendental” (este fue un desliz irónico, disculpen) y hasta este humilde obrero del chiste inocuo (de nuevo caí, disculpen).

 

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