Conversión
Las noches bohemias de los sábados en Phuket son intensas. Pues anoche necesité mucha espiritualidad para nivelarme. Fue por eso que a las doce en punto le di doce vuelvas a una ceiba tailandesa y lo conseguí: me convertí. Hoy por la mañana, al despertar, lamentablemente no me acordé a qué o en qué me había convertido. Así que para saberlo comencé a tantear. En estos instantes estoy entre el budismo y el hinduismo, aunque hasta ahora no percibo ninguna señal.
En la foto aparecen dos altares populares, a la izquierda de ustedes el budista y al otro lado el hinduista.
Al medio un simple y humilde turista con tremenda resaca…
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