Del libro "Divina gracia. Humor convenientemente impío"

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SUBE EL TELÓN. ESTÁ ENCENDIDO SÓLO UN ÁREA EN EL CENTRO DEL ESCENARIO. DOS HOMBRES ESTÁN SENTADOS DE FRENTE AL PÚBLICO. AMBOS VISTEN COMO CARDENALES DE LA CURIA ROMANA.

Cardenal 1: ...Pues a mí no. Yo prefiero el humor verde, el negro... ¡y el púrpura! Ja, ja, ja...

Cardenal 2: Dije humo blanco, Monseñor, no humor blanco. Dije que todos querían hoy el humo blanco.

Cardenal 1: ¡Ah!... Pues eso será difícil de conseguir en este Cónclave.

Cardenal 2: Es lo que yo digo. El Cardenal Mezzati y el Cardenal Edina están emparejados.

Cardenal 1: ¿Se comprometieron?

Cardenal 2: No, digo que en la votación van parejos.

Cardenal 1: ¡Ah!... ¿Entonces el que consiga un voto gana?

Cardenal 2: No, no se trata del 50% más uno. Se necesitan dos tercios.

Cardenal 1: No presumas de matemático, hijo mío. Sé un poco más humilde ante Dios y los hombres.

Cardenal 2: Es que no se requiere la mitad de la Curia, Monseñor, se necesita el 66,3% de los votos.

Cardenal 1: ¿Y cuál es el Cardenal cuyo voto vale 0,3%?

Cardenal 2: Todo tenemos un voto.

Cardenal 1: ¡Ah, no! ¡Yo tengo dos! El de pobreza y el de celibato.

Cardenal 2: ¿Sí?

Cardenal 1: ¿Lo dudas? Pues te diré que vendí mi limusina y me compré un simple Audi A3, ¿qué te parece?

Cardenal 2: Me quedó claro. Y mejor no le pregunto sobre su condición célibe.

Cardenal 1: ¿Te cuento?

Cardenal 2: ¡Dije que no, Monseñor!

Cardenal 1: Bueno, ¿qué estamos esperando?

Cardenal 2: Que ambos candidatos terminen su campaña.

Cardenal 1: ¿Y está permitido hacer campaña?

Cardenal 2: ¡Claro que no! Por eso lo hacen lo más discretamente posible.

Cardenal 1: ¡Ah!... Por eso sólo veo diez o doce gigantografías de cada uno pegadas a las paredes y a la bóveda.

Cardenal 2: Bueno, tampoco caben muchas más en la Capilla Sixtina, ¿no?

Cardenal 1: Así es, deberían ampliar la Capilla y llevarla a Diextina o Doxetina por lo menos.

Cardenal 2: Oiga, parece que en esta ocasión se han dedicado más a prometer regalos a cada miembro.

Cardenal 1: ¿Condones para cada miembro dices?

Cardenal 2: ¡A cada miembro de la Curia!

Cardenal 1: ¡Ah!... A mí no me han prometido ningún regalo. Voy a protestar...

Cardenal 2: Ya llegarán. Están avanzando hacia acá repartiendo sus volantes.

Cardenal 1: ¿Y qué regalan?

Cardenal 2: No sé... ¿mirra, incienso...?

Cardenal 1: ¿Son Cardenales o son los Reyes Magos? ¡Tienen que dar dinero o si no, no voto por ellos!

Cardenal 2: ¿Y si ambos le regalan la misma cantidad de dinero? ¿Por quién votaría?

Cardenal 1: Primero averiguo el origen de las platas. Quizás alguno sea producto de lavado de dinero...

Cardenal 2: ¿No le gusta el lavado de dinero?

Cardenal 1: Al contrario, me gusta el dinero que gano en el Instituto para las Obras de Religión.

Cardenal 2: Se siente bien con el Banco entonces, ¿no?

Cardenal 1: ¿La verdad? Está un poco duro. Deberíamos traer un cojincito aunque sea.

Cardenal 2: Me refería al Banco del Vaticano.

Cardenal 1: ¡Aaah! Pues no, ¿no sabías que el Mayordomo del Papa me robó a mí también parte de lo que yo tenía en el Banco.

Cardenal 2: Por suerte ya él no está.

Cardenal 1: Una vez me dijo que prefería trabajar con Batman en la Baticueva que no con el Papa en el Baticano.

Cardenal 2: ¿En serio?

Cardenal 1: Así es. Yo le dije que estaba en un error.

Cardenal 2: Le dijo que era un error pensar así de su labor de servicio, ¿no es cierto?

Cardenal 1: No, le dije que era un error escribir así esa palabra. Le expliqué que Baticano se escribe con “V” de Basílica.

Cardenal 2: Claro... sí... Bueno, sobre lo que hablábamos, ¿y si los dos Cardenales siguen empatados en todo? ¿Por quién votaría usted?

Cardenal 1: ¡Ah!... Para decidirme les pediría un palco vitalicio en el Bernabeu y otro en el Camp Nou.

Cardenal 2: ¿Y si los dos se lo dan?

Cardenal 1: ¡Pues voto por lo dos y ya!

Cardenal 2: Se darán cuenta enseguida que un Cardenal votó dos veces.

Cardenal 1: No importa. Convenzo a toda la Curia de que es mejor elegir a dos Papas. Se podrían llamar Juan Dos y Juan Dos punto Cero; o Compay Segundo y Camilo Sexto, ¡qué sé yo!. A los colegas les encantará la idea.

Cardenal 2: ¿Pero les gustaría compartir el Papado a los dos candidatos?

Cardenal 1: Deberían estar bien empapados de la nueva situación.

Cardenal 2: ¿Y si se odian?

Cardenal 1: Que disimulen.

Cardenal 2: ¿Y si se quieren?

Cardenal 1: Que se casen.

SE ESCUCHA UN SONIDO AGUDO Y ALARGADO, COMO SALIDO DE UNA GRAN SIRENA.

Cardenal 2: ¡Está sonando ya el pitazo!

Cardenal 1: ¿Hay fuego?

Cardenal 2: No. Es el aviso de que se nos acabó el tiempo.

Cardenal 1: ¡Nooo! ¡Oooh! ¡Nooo!

Cardenal 2: No se ponga así, Monseñor.

Cardenal 1: ¡Oooh! ¡Nooo! ¡Oooh!

Cardenal 2: ¡Cálmese!

Cardenal 1: ¡Oooh! ¡Nooo! ¡Oooh!

Cardenal 2: Bueno, siga no más.

Cardenal 1: No, ya no, con esa actitud suya no lo hago más.

Cardenal 2: Es que no se debe poner así, Monseñor. Mire, mañana cuando nos saquen al patio a caminar y tomar

sol otra vez, podemos continuar.

Cardenal 1: De acuerdo, pero lo retomamos en la parte en que están llegando con los regalos.

Cardenal 2: De acuerdo. Pero ahora vamos, dele...

Cardenal 1: Espera, debemos saludar al público.

Cardenal 2: No se preocupe, cuando salgamos mañana al patio ellos estarán ahí mismo en platea y en palcos.

Cardenal 1: ¿Están como nosotros?

Cardenal 2: Sí, presos de sus pecados.

Cardenal 1: ¡Oyeee! ¡Te mimetizaste con el personaje!

LOS HOMBRES SALUDAN AL PÚBLICO VARIAS VECES, PORQUE LOS BIS SE REPETÍAN POR DOQUIER. FINALMENTE HACEN MUTIS. AL PONERSE DE ESPALDAS EL PÚBLICO OBSERVA

QUE AMBAS TÚNICAS POR DETRÁS TIENEN PINTADAS LAS LISTAS NEGRAS DEL TÍPICO UNIFORME DE REOS. SE ESCUCHA UNA FUERTE EXCLAMACIÓN: “¡OOOOH!”.

TODO EL PÚBLICO ENTONCES SE PONE DE PIE, PERO ENSEGUIDA SE ACERCAN LOS GUARDIAS QUE ESTABAN DE GUARDIA Y SE LLEVAN AL PÚBLICO A SUS CELDAS CON

CIERTA PASIVA RESISTENCIA.

 

 

Del libro "La divina gracia (humor convenientemente impío)"

Autor: Pepe Pelayo

Ediciones Humor Sapiens, 2020.

238 páginas.

Aquí, para. los interesados...

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