Disturbios en Chile (II)

chile_desmane_crop1571695064641.jpg_258117318.jpgTal y como inicié la reflexión anterior, comienzo esta: opino aquí porque muchos amigos que no viven en este país quieren saber lo que está sucediendo. Lo hago a sabiendas de que puede que me equivoque y sea otra la verdad y a sabiendas también que habrá gente que no estará de acuerdo conmigo y me pueden crucificar. Pero así y todo necesito escribir esto como catarsis, como terapia, por todo lo que he acumulado en mi pecho esta última semana.
Dividí esta opinión personal en tres partes: los indignados, los violentistas y los saqueadores. Ya publiqué ayer “los indignados”. Ahora le toca a…
2) Los violentistas.

2a) Sospechas
Después de la evasión de los estudiantes de enseñanza media para no pagar el Metro, de repente hubo un incendio en nueve estaciones al mismo tiempo. ¿Alguien puede decir que eso es espontáneo? No creo. Después, casi simultáneamente comienzan a arder unos cuantos supermercados, más otros mercados más pequeños y hasta locales de barrio. Todos dedicados a vender alimentos. ¿Casualidad? No creo. Más tarde aparecen los ataques a bencineras (gasolineras) y luego a las farmacias. Qué raro, no incendiaban ni saqueaban jugueterías, tiendas de muebles, ferreterías, colegios, oficinas, iglesias, etc., etc. Y lo que es más extraño, ni siquiera bancos (exceptos casos aislados). Si me pongo suspicaz, podría pensar que el objetivo era dejar sin alimentos, sin combustible y sin medicinas al pueblo, para que los ciudadanos se sintieran peor, ahogados y reaccionaran sumándose a la violencia, ¿no es cierto? Para mí está claro. Por eso me incomoda que muchos con voz y poder, que también se han dado cuenta de eso, sigan callados.
Ya sé que alguien me dirá que la mía es una teoría de conspiración sin pruebas. Yo respondo: es verdad, no tengo pruebas, solo especulo por lo que vi y estoy viendo. Más bien son preguntas que me hago, porque me parece insólito esas cosas que acabo de mencionar. Para mí sería una casualidad extrema que no hubiera alguien detrás de esta violencia.
Y otros fanáticos me pueden decir que estoy haciendo una campaña para demonizar a los que protestan. No es cierto. He repetido mil veces que apoyo incondicionalmente a los indignados, porque soy uno de ellos y por otra parte, no hago campaña porque no tengo nada que ver con el activismo político. No me alcanza el tiempo para crear y los que me sigue saben que no paro de trabajar, así que no puedo ocuparme de campañitas.
Pero sigo. Vemos en la TV cómo entran a un local y hay una persona que ordena y guía el desmán y los demás obedecen. ¿Eso no significa que están organizados? Obvio.
Ojo, estas manifestaciones del pueblo chileno protestando, reitero mil veces, están super justificadas. Es un malestar justo. ¿Pero los manifestantes están realizando desmanes o aprueban los actos de violencia? Por supuesto que no. Las personas indignadas que protestan y los indignados que ven todo por TV en sus casas, no están de acuerdo con la violencia, no la apoyan. Que quede claro eso para el mundo que está viendo sólo los fuegos y los saqueos por TV.
Finalizo este punto repitiendo que puede que me equivoque al pensar todo esto. Pero nadie me podrá convencer de que algo hay detrás de estos sucesos, porque es muy evidente. Son muchas coincidencias y casualidades.
2b) Los autores
Entonces, ¿quiénes son los violentistas? Yo me atrevería a decir que los autores intelectuales y cabecillas en los pelotones, son un grupo de activistas políticos (no sé de qué color, pero lo sospecho), que desean la caída de todo, incluyendo la democracia, porque esos grupos que quieren imponerle a la mayoría su forma de pensar a la fuerza, siempre responden a una dictadura. Los demócratas convencen con palabras, con ideas, no con la fuerza.
Me imagino que sean personas aberradas, pero inteligentes y muy bien asesoradas. Insisto, eso es producto de mi imaginación, producto de mi capacidad de deducción y mi experiencia de vida. No tengo pruebas para asegurarlo.
Y pienso que esos activistas son tan astutos que saben que se les unirán en los actos violentos los anarquistas, se les unirán los delincuentes, se les unirán los jóvenes con conductas antisociales, el lumpen, algunos débiles y algunos manifestantes hasta ahí pacíficos –pocos, claro-, que pueden perder su centro en ese ambiente caótico y excitante. Eso lo saben muy bien los cerebros responsables y cuentan con eso.
Por suerte, estos terroristas (los llamo así también porque siembran el terror en la población, sin dudas), y sus acólitos y satélites, no son muchos y por suerte también, no creo que el pueblo se enganche con ellos. Por algo éstos siguen movilizándose pacíficamente y repudiando la violencia. Pero ojo, eso significa que al frustrase sus planes, esos terroristas inventarán y practicarán otras formas de violencia, otras iniciativas aún más siniestras y crueles que las que hemos visto. Hay que estar alertas. Yo les temo. Cuando vean que triunfa el diálogo, la cordura, la unión, saldrán a tratar de destruir todo eso. Y si no encuentran el momento oportuno, continuarán su trabajo en el Instituto Nacional, en todas las marchas y donde puedan, porque se alimentan de destrucción y solo respiran odio. Son tan inteligentes que logran que muchos los vean como indignados que protestan por equidad social, etc. No se dejen engañar, por favor.
2c) Estrategias.
Yo estoy convencido de que se rigen por un manual de guerrilla urbana. Miren, ya después de iniciada la violencia, ellos se pueden hasta retirar un poco porque la cosa camina sola. Los psicólogos y psiquiatras saben que lo que se piensa y se siente en grupo, en hordas, en pandillas, no es lo mismo que cuando uno está solo. Estoy seguro de que un infeliz va por una calle, ve una señal de tránsito y sin importarle sigue su camino; pero por la tarde pasa por el mismo lugar sumado a una turba que grita consignas y ve que sus compañeros rompen un semáforo y enseguida le viene a su mente excitada la idea de romper la señal de tránsito. Y va y la arranca y la retuerce sin saber muy bien por qué. Nos volvemos seres primitivos al andar en manadas. Baja en nosotros los niveles éticos, se relativizan.
Sin contar que los delincuentes violentos se tomarán las calles, provocando más terror, algo “bueno” para los terroristas. Eso también lo saben, por eso los hacen sus aliados.
Yo me pongo muy contento cada vez que me cuentan que en una marcha los mismos manifestantes repudian a los violentistas (encapuchados o no). Eso es lo que hay que hacer.
2c) Cómo enfrentarlos.
Quiero dejar bien en claro que las manifestaciones del pueblo, esta necesidad de presionar a los políticos para que se haga justicia social, ese estallido de cacerolas no es producido por los violentistas. Eso se iba a dar estuvieran o no los terroristas. Lo que aquí estoy diciendo es que esa gentuza se aprovecha de las circunstancias. Si no hubiera malestar, si no existiera esa conciencia de injusticia y abuso, nadie hubiera protestado y los violentistas no hubieran tenido la oportunidad de salir de las sombras en estos días.
¿Pero cuál es el mejor método para combatir a esos violentistas-terroristas-delincuentes?
Unos apoyan al gobierno en su decisión de soltar a los militares contra ellos. Otros no, porque aún recuerdan lo que hicieron los militares cuando la dictadura de Pinochet, donde torturaron, mataron y desaparecieron a miles. Y tienen temor de que se enojen los militares y vuelvan a dar un golpe de estado. Ojo, la aplicación de la violencia es tan repudiable si viene de grupos terroristas, como si viene de los militares. En ambos casos es imponerle su pensar a la mayoría por la fuerza.
Está difícil la cosa, porque a mí tampoco me gustan los ejércitos per se. Si fuera por mí no existirían. Pero si la mayoría de la población acepta que existan, por democracia los tengo que aceptar. Me da miedo la idea de “soltarlos”, porque están formados para matar y no están entrenados para las labores de orden público. Pero por otro lado, también veo que los carabineros y la policía de investigaciones están sobrepasados.
No es fácil decidirse, porque el asunto tiene sus pro y sus contra. Pero amigos, si no hay mano dura contra esos monstruos es muy probable que se inflen, crezcan, se sientan más seguros y hagan desastres mayores.
A mí siempre me ha extrañado que estén ahí, agrupados, haciendo sus desmanes y ninguna policía los capture. Porque una redada bien pensada es fácil. ¿Cómo no se pueden rodear y apresarlos? ¿Los uniformados no quieren arriesgar su pellejo porque saben que es por gusto, ya que los apresan y salen libres enseguida? ¿Lo hacen porque les conviene que sigan destruyendo para que la gente los rechace más? Nunca he entendido esa parte.
Pero en fin, no sé bien cómo acabar con los terroristas. Espero que alguien con suficientes neuronas, más experiencia, gran sentido común, tacto, honestidad y ética se encargue de erradicarlos, poniendo en una balanza los costos y los beneficios.
Pero de lo que sí no tengo duda es de que los gobiernos deben gastar más plata en inteligencia, porque si la hubiéramos tenido ahora, se hubieran detectado a tiempo lo que planificaban los violentistas y la actual hubiera sido una protesta ejemplar.
A propósito, una amiga bien intencionada comentó que si no hubiera habido violencia los políticos no hubieran atendido los reclamos del pueblo. Es una opinión a tener en cuenta, por supuesto, pero no la comparto. Y pongo el ejemplo de Pinochet, que se cayó sin violencia.
2d) Concluyendo
Amigos, con la misma fuerza y decisión con que les exigimos a los políticos que vivamos en una sociedad más justa, equitativa, con más oportunidades y con mayor calidad de vida para todos, sin abusos, explotación e injusticias, exijamos también la erradicación de estos violentistas-terroristas-delincuentes.
No les dejemos que se tomen nuestra democracia, nuestra libertad y quizás hasta nuestras vidas.
Y hasta el cansancio repito: los violentistas no son los indignados que se están manifestando tocando sus cacerolas. Los terroristas son muy pocos, los indignados somos millones.
Ojo, no estoy metiendo en el saco de la violencia a los saqueadores, aunque estén relacionados. Esa reflexión es el tema del tercer texto que subiré mañana.
Y recuerdo. Si no estás de acuerdo conmigo y me lo quieres decir, hazlo. Sólo pido que sea con respeto, sin descalificar, sin vulgaridades y menos con violencia.

Nota: Ojo con la gente que dice "no estoy de acuerdo con la violencia, pero..." y ahí bla, bla, bla... Eso solo significa que en sus corazoncitos justifican de alguna manera la violencia, porque no han pensado bien el asunto o por maldad.

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