Disturbios en Chile (III)

marcha1.jpgSubo esto hoy viernes, porque sé que mañana sábado pocos leen estas cosas. Además, estoy aún excitado por lo que acaba de suceder.

Pues bien, termino el tercer capítulo de mi opinión sobre los tristes hechos que hemos vivido en mi país de adopción, escritos con el objetivo de satisfacer la curiosidad de muchísimos amigos que, muy preocupados, me han preguntado.

De nuevo también aclaro que no pretendo que lo expresado aquí sea la absoluta verdad, ya que no soy especialista en ningún campo relacionado con estos fenómenos sociales. Y también aclaro que lo hago convencido de que muchos no estarán de acuerdo conmigo. Pero me arriesgo a pesar de lo peligroso que podría ser eso en estos tiempos de intransigencias y fanatismos, porque a mi edad sería inmoral no decir lo que pienso.

Dividí mis reflexiones en tres: “los indignados”, “los violentistas” y “los saqueadores”. Ya publiqué mi pensar sobre los dos primeros, dejando explicado y clarificado que soy un indignado más y soy un férreo anti violentista. Ahora voy para el tercer grupo.

3) Los saqueadores.

Entre la “fina” labor de los violentistas estuvo abrir a la fuerza los supermercados y mostrarles a los espectadores que podían saquearlos. A ellos no les interesaba entrar a llevarse un producto, porque sus objetivos eran solo destruir y hacer cómplices a los ciudadanos. Y menciono supermercados porque fueron los más atacados, pero también hubo otros negocios como farmacias, bencineras (gasolineras), hoteles y hasta humildes kioskos. Yo apuesto a que pensaban que “los pobres indignados por no tener dinero para pagar el Metro, se lanzarán a vaciar de alimentos esos supermercados”. “La imagen del exitoso Chile se desplomará ante el mundo que verá cómo pasan hambre sus habitantes”, ese sería el titular preparado.

Pero, ¡oh!, desilusión para ellos: no fue así. Los saqueadores solo robaban equipos electrodomésticos, ropas, etc., pero nunca alimentos. No dudo de que por esa frustración decidieran no sólo abrir los supermercados a la fuerza para que los saquearan, sino también incendiarlos (por si no saben mis amigos de fuera de Chile, un buen número de los muertos en estos desmanes fueron o violentistas o saqueadores que quedaron atrapados en las llamas por no tener tiempo a escapar (esa información me llegó por los periodistas de TV).

Entonces, ya viendo la función de los violentistas-terroristas, los dejo ahí (ver mi segunda reflexión) y me enfoco en los saqueadores.

Yo divido a los saqueadores en dos grupos: los delincuentes profesionales y los circunstanciales.

Los profesionales los conocemos. Roban (con violencia o no) para lucrar con sus botines, ya sea para drogarse o presumir entre sus pares, ya que las neuronas no les da para otra cosa.

Les digo circunstanciales a los delincuentes que en la vida cotidiana no lo son, pero estando en el momento y en el lugar de la tentación, de pronto les invade el diablillo y se lanzan a saquear. No podemos tomarles lástima a este grupo, porque no están robando por necesidad. Lo hacen por el placer morboso de que les llega fácil y gratis algo que aprecian demasiado como un televisor plasma y otros electrodomésticos. Para ellos, en ese momento de excitación no están haciendo algo malo. Se justifican y se convencen diciéndose, por ejemplo, que los dueños de los supermercados son millonarios y eso pequeños “hurtos” no les hará daño, o que si no se lo roban ellos se lo robarán otros, etc.. Bueno, se vio que muchos iban a robar en autos que cuestan miles de dólares, lo que nos dice que esos delincuentes circunstanciales no son muy pobres que digamos.

¿Y qué hacen después del saqueo? Me imagino que si se les rompió el televisor o el que tiene es más antiguo, usan el botín en beneficio propio. Pero también pueden hacer lo mismo que los profesionales que se aparecen al otro día a venderlos en las ferias populares, etc., y convertirlos en dinero sonante para sus placeres individuales.

¿Pero qué sucede exactamente en sus cerebros, como para justificar sus actos delictuales, cuando no es habitual que lo hagan? No lo sé bien, deberían estudiar ese fenómeno con mayor profundidad.

Pero me imagino algunos elementos a tener en cuenta. Por ejemplo, el consumismo.

En nuestras sociedades se exacerba el consumismo, la gente vale más porque tiene más. Y eso se convierte en una enfermedad. “Tenemos que cambiar el auto porque la gente está viendo que se ha hecho viejo”, “hay que comprarse un celular de tal marca porque dicen que es el mejor y todo el mundo lo está adquiriendo”, “hay que cambiar los muebles del living porque son del año pasado”, “me compré esta tenida porque es de tal marca y tengo que lucirla en la fiesta de mañana”, “en vez de arreglar el piso y las paredes que se están cayendo, mejor gastamos el dinero en comprar un buen televisor y un equipo de audio” y así, mil frases más que reflejan esa enfermedad, porque se endeudan hasta el cogote para alcanzar esas metas estúpidas.

A eso le añadimos el exitismo que nos inculcan de niño. La competitividad. Nos forman para que siempre estemos compitiendo y para ganarles a todos. Ya a los colegios no les interesa la formación integral de sus estudiantes, sólo les importa que saquen buenas notas en la prueba de actitud (para entrar a la universidad) y así conseguir más padres que quieran matricular a sus hijos ahí. Es mejor estudiar carreras donde después se gana mucho dinero, sin importar si existe vocación o no. Y la educación pública por el subsuelo.

Nos forman para que seamos clasistas. Para que discriminemos. Sin que desarrollemos la solidaridad, la empatía, la sensibilidad social, etc.; es decir, puro y duro individualismo.

Les enseñamos a los niños evadir impuestos, a evadir pagos del transporte, a comprar productos piratas, etc., etc. y después los regañamos porque dicen mentiras.

Para mí, todo lo dicho hasta aquí, y más, es la base del por qué ha bajado tan fácilmente el nivel ético en estos tiempos, ese mismo nivel ético que hace que se produzcan los saqueaos sin cargos de conciencia.

Entonces, enlazo esto con la primera parte cuando hablé de “Los indignados”. Muchos estamos muy molestos por las injusticas sociales, obvio, pues debemos tener claro que estos antivalores ayudan bastante a ese malestar por como se está viviendo.

Seguro estoy de que estas deformaciones están en la lista de pedido y exigencias en estas protestas. Por lo menos están en las mías y en la de una pila de gente que conozco.

Por lo tanto, la solución es cambiar de verdad, eliminando todas esos lastres. Pero una medida para mejorar es que suban los sueldos, claro, y esa y otras medidas similares deben aplicarse con urgencia. Pero otras medidas para curar, para cambiar la sociedad, serán a mediano y a largo plazo. Porque para ello se necesita un vuelco muy positivo en la educación, por ejemplo. Esa es la base, invertir en educación y no sólo dinero.

Sólo así podemos pensar que un día veremos abiertos y sin guardias los supermercados y no los saquearemos, si no tenemos extrema y real necesidad.

Sólo así podemos luchar contra los violentistas, porque les costará más trabajo manipularnos, lavarnos el cerebro.

Sólo así votaremos por políticos decentes e íntegros. No pienso que se logre el 100%, del pedido, pero hay que ser optimista. Claro, si las autoridades y los poderosos siguen actuando como hasta ahora y no cambian su mentalidad, seguiremos al debe con la calidad de vida y entonces tampoco la educación sería la solución completa, aunque se mejoraría mucho, sin dudas.

Y por favor, recuerde que cuando digo educación, no me refiero a instrucción.

Conclusión de los tres capítulos:

* Muchos indignados en protestas pacíficas y eso es fantástico, excelente. Apoyemos todo ese clamor social.

* Pocos violentistas-terroristas, pero astutos, organizados y eficientes. Buscar cómo acabar con ellos, porque son dañinos, muy dañinos. Gente mala.

* Más saqueadores de los que hubiésemos querido. Son producto de carencias valóricas, de cómo estamos viviendo y formando a nuestros hijos.

* Hay que cambiar el rumbo y perfeccionar nuestra democracia, nuestra sociedad, para lograr que todos tengamos la mayor calidad de vida posible.

* Con medidas a corto, mediano y largo plazo podemos triunfar. Y no olvidar lo bastante que hemos logrado como país (porque mucha gente en estos momentos ve todo malo y no es así. Hemos conseguido cosas importantes. No partimos de cero).

* Cuidado con los populismos. Vendrán políticos de izquierda y de derecha diciéndonos que tiene la solución mágica para resolver los problemas en pocos días. Falso. Solo quieren llegar al poder engañándonos, porque ninguna solución es de corto plazo. Sólo se necesita que nunca se dejen de tomar medidas y no quitar el pie del acelerador de dichas medidas.

* No reelegir a políticos que hayan demostrado incompetencia, que hayan cometido corrupción, que se hayan alejado de la ciudadanía. No más, por favor. Y menos elegir a los de extrema derecha o de extrema izquierda.

* Es fundamental que nos escuchemos entre todos, que nos liberemos del odio, que nos unamos, que haya paz y respeto, que seamos tolerantes e inclusivos, que recuperemos la confianza entre nosotros, entre las instituciones.

* Que valoremos la democracia. Jamás a las dictaduras de derecha o de izquierda.

Dije al inicio que aún estaba excitado. Sí, porque fui testigo de la marcha más grande en la Historia de Chile. Hoy 25 de octubre de 2019, más de un millón y medio de personas. Viejos, mujeres, niños, jóvenes, todos unidos, cantando, bailando, caminando pacíficamente. Primera vez en mi vida que veo una movilización espontánea tan grande. Palabra de honor que me emocioné. Fue la mejor respuesta que pudo dar el pueblo de Chile. Con esa gigantesca marcha, golpeamos a los violentistas que pensaban que podía acabar con la democracia. Golpeamos a los políticos corruptos e ineficientes. Golpeamos a los abusivos poderosos. Porque los violentistas-terroristas antisistémicos, los políticos desprestigiados y los poderosos hijos de p., ahora tendrán miedo. ¿Sucede una colusión? A la calle de nuevo. Salen libres los delincuentes de la calle y los de cuello y corbata? A la calle de nuevo. ¿Roban los corruptos? A la calle de nuevo. ¿Destruyen el Instituto Nacional los terroristas? A la calle de nuevo. ¿Se violan los derechos humanos impunemente? A la calle de nuevo. ¿Tráfico de influencias? A la calle de nuevo. ¿No crean leyes para mejorar la calidad de vida de todos? A la calle de nuevo. Chile ya tiene cómo defenderse. Fue muy esperanzador ver esa masa humana desfilar tan pacíficamente y ver los pocos y débiles disturbios que provocaron los violentistas. Esa imagen espero que recorra todo el mundo. Estoy orgulloso de ser chileno. Espero no defraudarme.

Porque ahora hay que ser fuerte para rechazar a los políticos que se van a querer subir al carro del triunfo. Y muchos dirán que ellos fueron los que hicieron “despertar” a los chilenos.

Y esos cerebro tenebrosos en las sombras tratarán de que sigan las movilizaciones, pero dirigidas a satisfacer sus objetivos políticos.

No es fácil, pero hay que decirles a esos políticos que la Gran Marcha Pacífica del 25 de octubre no defendía ningún color político. Ojalá nos mantengamos firmes.

Esta ha sido mi humilde opinión sobre los disturbios en Chile. Espero que mis amigos en el exterior hayan entendido aunque sea un poco, porque sabemos que los medios (TV y redes sociales sobre todo), desinforman bastante.

Como digo siempre, no significa que yo tenga la verdad ni mucho menos. Si alguien aporta y me convence de otra cosa, o me hace ver desde otro ángulo o me enseña otra manera de analizar todo esto, yo feliz de cambiar mi opinión.

Y recuerdo lo siguiente otra vez: si no estás de acuerdo conmigo y me lo quieres decir, hazlo. Sólo pido que comentes con respeto, sin descalificar, sin vulgaridades y menos con violencia.

 

marcha2.jpg

firma3_5.jpg

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.