Fábula No. 4

000aa.jpegFábula del oso y el gallo

Introdúcese un enorme oso pardo de aplastante andar, con un canasta em su mano em la rústica tyenda de el gallo, un afable mercader, donde mézclase en aquest lugar la alpiste, la heno, la queso y los garrafas de miel, entre otros muchos productos esparcidos por los estantes deste surtido mercado.

De repente, el oso tómase de encima de la barra una pergamino que dícese: "Debed tener cuidado con el perro".

El plantígrado mírase a todas partes con el rabillo de sus dos ojos de él, sintióse la emoción de la peligro inminente, por lo que continúase caminando con sigilo, em puntillas de garras e y evitando tropezar con los estantes de abarrotes, a pesar de su volumen de él. Ansí, quien vase fasta el fondo de la local y al doblar a su derecha de él, de pronto encontróse con un diminuto, flaco y ridículo chihuahua, que comenzóse a ladrarle chillonamente una e otra vez.

-¿Y es deste el perro del qual debo cuidárome? –bramóle el ósose con su gran vozarrón de él, al dueño deste comercio.

-Sí, señyor oso -respondióle el buen maese gallo-. Mire, vuestra merced, hacerlo he porque antes de poner el letrero, todo el mundo pisábalo a él.

 

 

Moraleja:

A veces el tamaño sí importa y las apariencias sí engañan. Chihuahua que ladra quizás no muerda, pero es insoportable. Quien tiene de mascota un perro y un oso se vuelve canoso.

 

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