Hoy marché por Santiago de Chile

yo.pngLo hice apoyando las protestas en Cuba. En apoyo moral a esa gente que arriesgó su vida lanzándose a la calle pacíficamente, a expensas de sufrir la represión violenta del gobierno ordenada por el presidente.
No sé si el miedo a esa represión inhibieron las protestas. No sé si la militarización de las calles cubanas para evitar más manifestaciones da el resultado que el gobierno espera.
Pero marché igual.
Y me sentí contento de ver a más de 5 mil cubanos, chilenos, venezolanos, etc., unidos en una misma causa. Dije 5 mil, aunque pudieron ser más.
Pero con la misma convicción y pasión que marché, también en estos momentos confieso que creo que no lo haré más.
¿Por qué? Porque hubo dos momentos amargos que no deseo volver a vivir.
Uno, la extrema izquierda (Partido Comunista, MIR, etc.), demostrando una vez más su poco sentido democrático, se reunió frente a la Embajada de Cuba en Chile, punto donde saldría la marcha nuestra, para insultarnos con todo su odio y resentimiento acumulado. Incluso, llegaron a agredir físicamente a un doctor cubano y lo hirieron.
No hay manera de que entiendan que existen otros que piensan distinto y que tienen derecho a expresarse. Me dio mucha rabia y asco todo eso.
Y dos, había un cartel entre los manifestantes a favor de Pinochet, algo que no tiene nada que ver con la causa cubana y que incluso nos perjudica, porque desprestigia la razón qua allí nos reunía. Es como repudiar a una dictadura para apoyar otra.
Pero hubo algo peor. Al final, cuando llegamos a la sede de la ONU, se "improvisó" un escenario político y un militante de un partido de extrema derecha (Republicano), tomó la palabra para dar su apoyo a la libertad de Cuba. Lindas palabras, pero que también desprestigia la causa. Parecía aquello un acto de campaña política chilena. No me gustó.
No sé si los organizadores de la marcha tuvieron que negociar con ellos para conseguir el audio, o dinero para carteles y pancartas, o gestión para asegurar medios de prensa, o cosas así, pero les digo que aún con buenas intenciones -como creo que fue-, fue una mala decisión.
Yo no me arrepiento de haber marchado, porque cumplí con mi objetivo de salir a las calles simbólicamente, como agradecimiento a los cubanos que se la jugaron en la Isla en estos días. Pero creo que no lo hago más. O lo haría, pero sólo si me aseguran que no me van a utilizar para otros objetivos gente que no me representa.
No creo que son demócratas ni los extremistas de izquierda que nos insultaron y agredieron al inicio, ni los extremistas de derecha que nos "apoyaron" al final.
Cuba necesita democracia, no más totalitarismos.
Gracias a los organizadores de todas maneras porque la marcha en sí fue muy buena, gran convocatoria y gracias a todos los que nos acompañaron solidariamente.
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