Mi gran amigo

1_28.jpgEste argentino un día fue a Cuba en los años 80 y nos contaron que era alguien muy cómico. A nuestro grupo, “La Seña del Humor”, le interesó verlo actuar en La Habana, donde estábamos presentándonos en esos momentos. Cuando lo vimos quedamos maravillados de su ángel, su talento, su humor lúdico, fresco, novedoso y su gran dominio del público. Actuaba, cantaba, componía, escribía libros, grababa discos, jugaba y se sabía mil chistes buenísimos.
Por suerte le gustó nuestras actuaciones cuando fue a vernos y decidimos actuar juntos. Lo llevamos un día a Matanzas, nuestra ciudad natal, y trabajamos mano a mano en el Teatro Sauto. La pasamos de maravillas. Y hasta armamos una fiestecita en mi casa donde él fue la figura central como guía de sus divertidísimos juegos.
Y pasó el tiempo. Y me radico en Chile. Y en todo ese tiempo nunca nos vimos ni supimos uno del otro.
En los años 90, cierto día se presenta en Chile y me entero. Fui a verlo. Desde ese encuentro nunca más nos hemos separado, logrando una amistad que pocas veces se consigue cuando conoces a alguien a los 40 años o más. Y me refiero a una amistad de verdad, de esas donde uno confía totalmente en el otro y le confía lo más que puede al otro.
Lo visitamos en México donde vivía, ha visitado varias veces nuestra casa en Santiago, hemos visitado varias veces su casa en Buenos Aires y hemos roto varios teléfonos de tantas veces que nos hemos quedado hablando horas, a pesar de haber hablado el día anterior. Miles de correos electrónicos han estado a punto de colapsar las empresas telefónicas.
Recuerdo que cuando renuncié a mi trabajo como Director de Humor del Área de Entretención de Televisión Nacional de Chile y no sabía qué hacer, porque en mi querido país adoptivo no es fácil vivir del teatro, este hombre estuvo ese fin de semana en casa de visita y me convenció de que me dedicara a escribir libros de humor para niños, porque confiaba que yo podía hacerlo y porque hacía falta en Latinoamérica. Y él sí sabía del asunto, ya que era uno de los autores infantiles más vendidos en Argentina y en un montón (sino todos) los países de Hispanoamérica y ya estaba posicionándose muy bien en España.
Gracias a él y a su empujón, comencé a escribir libros.
Y cuando me hice de cierto nombre en el medio, las editoriales comenzaron a programarme en actividades, porque a imagen y semejanza de mi amigo, también monté un show donde actúo, leo, cuanto chistes, canto y juego para los niños.
Entonces cayó por su propio peso que compartiéramos escena juntos y lo hemos hecho en las Ferias Internacionales del Libro de Buenos Aires y de Santiago, en colegios y centros culturales y hasta en su programa de radio en México y en su programa de televisión en Argentina. Bueno, hasta nos presentamos para adultos aquí en Chile.
Este señor ha ganado innumerables premios internacionales como el White Ravens en Alemania 3 veces, el Grammy Latino en Estados Unidos, Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, Premio casa de las Américas en Cuba, 5 Premios Gardel, el Gran Premio Alija (IBBY Argentina), etc., etc., etc..
Pero lo más importante para mí ha ganado el Premio a uno de los mejores seres humanos que he conocido.
¿Por qué le rindo este humilde homenaje si no es su cumpleaños, ni se ha ganado un nueva distinción, ni se conmemora un fecha importante en nuestra larga amistad? Porque me envió estas fotos que encontró hurgueteando en sus archivos y me di cuenta de que nunca en público le he dicho que lo quiero muchísimo y no quiero arrepentirme de no haberlo hecho cuando ya no tenga oportunidad.
(Me envió las tres primera fotos, las otras tres las agregué yo).
Mi gran amigo se llama Luis Pescetti, como ya lo saben muchos desde que comenzaron a leer esto.
 
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