No. 116
Me desaliñé, dejé de asear mi ropa y mi cuerpo y con esa apariencia de hippie mis padres me regañaron, gritándome: “¡sé pulcro””.
Entonces me vestí todo de negro, me maquillé bien pálida la cara, y me imbuí en un silencio lúgubre,
y con esa apariencia gótica mis padres se enfurecieron de nuevo.
¡Ya no sé cómo satisfacerlos!
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