
Estoy haciendo un Diccionario del Humor
y veo que la mayoría de los humoristas fallecidos
nacen en un lugar y van a morir a Ibídem.
No sé dónde queda exactamente ese sitio,
pero desde ya le pido a mis seres queridos
que cuando muera me entierren allí,
al lado de tan prestigiosos colegas.
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