Libros piratas en el Día Mundial del Derecho de Autor

El día 23 pasado fue el Día Mundial del Libro, pero también el Día del Derecho de Autor. Al respecto, una reflexión:

La edición 2016 del “Informe 301”, elaborado por la Oficina de Comercio Exterior Norteamericana (USRT por su sigla en inglés) y cuyo objetivo es llamar la atención de los países en relación a la lucha contra la piratería, situó nuevamente a Chile en la lista negra de las naciones que tienen problemas con el resguardo de la propiedad intelectual.

La respuesta del Gobierno chileno no se hizo esperar: la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales calificó de "unilateral" el informe "Special 301". La instancia del Ministerio de Relaciones Exteriores destacó en un comunicado que "Chile ha trabajado en lograr una sólida institucionalidad en materia de propiedad intelectual, siendo hoy un referente en la región".

El ente chileno mencionó en respuesta algunos ejemplo como la Ley de Propiedad Intelectual y la creación del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI). Mencionó además el establecimiento de la Brigada de Delitos contra la Propiedad Intelectual (Bridepi).

Una referencia más es la implementación del registro en línea de obras en el Departamento de Derechos Intelectuales de la Dirección de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Lo anterior "ha permitido a Chile implementar regulaciones en materia de propiedad intelectual para crear un ambiente seguro y estable".

Yo dudo mucho de lo que dice el Gobierno.

Y solo voy a copiar aquí lo que le expresé sobre el tema, al colega Mauricio Paredes en su campaña contra la piratería.

Existen personas, llamémosles inocentes, que creen que los niños deben leer los libros sin importar si son piratas, si son fotocopias, etc. Están en un error, el niño quizás lea ese bodrio (con hojas, sueltas, mal ordenadas, o imágenes hechas borrones, faltas de páginas, etc, etc), pero jamás va a convertirse en un lector, al contrario. Rechazará ese objeto feo y poco funcional.

También es falso el argumento de que los niños leen libros piratas porque los libros son caros (que los son, sin dudas) y la muestra es evidente: las bibliotecas están vacías la mayoría de las veces.

Como autor, yo estoy a favor de que los niños lean en las bibliotecas, con libros objetos buenos, como ellos se merecen, completamente gratis, aunque eso signifique que no ganaré derecho de autor. No me importa. Prefiero ganar niños lectores, porque además, al final, si se convierten en lectores me van a leer a mí en algún momento.

Así que no veo razón alguna que justifique el pirateo. Las personas que lo practican están equivocadas y no se dan cuenta, o tienen mucho resentimiento y actúan con la emoción, en base a frustraciones sociales e ideológicas que proyectan en esa supuesta "campaña tan humanitaria y humanista".

Y por último, es cierto que les estamos enseñando a los niños que las cosas ilegales se pueden hacer y no pasa nada. Una ética que nos tiene boquiabiertos por la frecuencia en que aparecen en nuestros políticos, empresarios, etc. ¡Qué lindo ejemplos le damos!

A propósito, siempre me he preguntado si no existen políticos corruptos involucrados en el negocio del pirateo, porque no hay motivos para no legislar al respecto. Y esta lacra social lleva años de años. Ni siquiera empresas transnacionales, muy poderosas, han podido vencer al pirata, ¿por qué será? No sé.

En fin, soy escéptico en esta lucha contra el pirateo. Ojalá E.U. o cualquier presión internacional tenga algún éxito.

Por lo pronto, mi granito de arena es explicarle bien a los bienintencionados(as) profes y padres, que no se dan cuenta del daño que les hacen a los niños al incentivar la compra del lamentable burdo libro pirata o peor, darles fotocopias para que lean esos inocentes.

 

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