Nuevo libro. Mi número 76

crianza.jpgAcaba de salir publicado mi libro No. 76.

Éste, en coautoría con Rudy (Marcelo Rudaeff, 1956), psicólogo y humorista literario, gráfico, escénico y audiovisual argentino.

Es el 4to libro de la saga de los señores Ortega y Gasset.

Tratan sobre la formación de los hijos, basándose en los Cuentos Clásicos Infantiles.

Para mi gusto personal, uno de los más cómicos de la saga.

Lo pueden ver en…

https://www.amazon.com/-/es/gp/product/B0CS9LVY1X...

¡Un champaña entonces por el nuevo hijo!

La saga:

1-"Los señores Ortega y Gasset. Crisis de identidad" (Prólogo de Daniel Rabinovich de Les Luthiers).

2-"Los señores Ortega y Gasset.  Crisis económica.

3-"Los señores Ortega y Gasset. Crisis de parejas.

4-"Los señores Ortega y Gasset. Crisis en la crianza de los hijos".

Ahora, para la persona interesada o curiosa, aquí les copio los dos primeros e-mails del nuevo libro.

From: ortega@muy.com.plicado

To: Gasset@mag.net.ico

Subject: dilema.

Mi muy Gasset

Le envío al presente mensaje a ver si usté, en su finita sabiduría o en su subvalorada inorancia puede ayudar a este pobre individuo aquí cyberpresente.

Conocerá usté a mi hijo Húbermas, sabrá que en realidad se llama Huberto Tomás, pero le decimos así para ahorrar espacio y sabrá usté que desde muy pequeño a la hora de dormirse le contamos un cuento. Y entenderá usté por obvios motivos, que Caperucita es uno de los cuentos con los que incrementamos sus conocimientos literarios. Pues bien, ¿me creerá usted que el muchacho, a pesar de tener seudónimo y apellido de filósofo, no lo entiende?

Cada vez que la madre le pide a Caperucita que vaya a llevarle algo a su abuelita, y la chiquilla parte, Húbermas me dice: ”para, para, papá, no entiendo... ¿esa Caperuza de verdad hace lo que su madre le pide?”

¿Usté entiende lo que él no entiende?

¿Sí, no, nosabe/no contesta, todas son correctas?

¿Podría usté ayudarme, Gasset?

Espero atónito su repositiva misiva.

Ortega.

From: Gasset@rnostodos.com

To: Ortega@mag.net.ico

Subject: Re-dil ema

Entranable ortega:

Debo senalar que su carta provocó en mi casa una fiesta al son de zamponas y castanuelas. Yo anoraba ese gesto. Sí, desde un ano, más o menos. Esto no es un regano. No lo es, pero pensé que usted era de baja calana, dueno de una personalidad maranera, como una pirana, una alimana, un ave de rapina, lleno de artimanas y patranas. ¡Pero yo nunca le hice dano ni me empené en que pareciera un extrano! !Por eso, mi sueno era recibir una carta suya disculpándose y por ello ando risueno y con un alegre guino en mi rostro! Mi querido companero…

Perdón, pero ttttttuve que cambiar de ttttteclado,  porque ese tttttteclado en inglés es sin “ñ” y me tttttortttttura. El tttttema en esttttte instttttanttttte es que esttttte ttttteclado es uno antttttiguo que ttttttengo para botttttar, porque la lettttttra “ttttt” se queda pegada, Ortttttega…

¡Ahora sí! Fui y me compré un teclado made in usa, de uso, en la “Feria de las pulgas” que se arma los domingos en la plaza, frente a la casa, por lo que puedo —sin más inconvenientes— responderle al fin.

Claro que conozco a su hijo. Como sé que usted conoce a Américo Diosdado Gasset, mi hijo, al cual le decimos cariñosamente “Amediogas”, juntando las tres primeras letras de su nombre para ahorrar letras, ahorrar gas —algo vital en estos tiempos—, ahorrar espacio como dice usted y para ahorrar tiempo. Y como el tiempo es money, le doy una moneda cada vez que lo llamo. Acto seguido él la echa en una alcancía. Alcancía que yo vacío cuando él no me ve, para darle las monedas de nuevo cuando lo llamo y así ahorro dinero, ya que no tengo que darle otro dinero, sino el mismo. Pero lo más importante es que así le enseño el valor positivo del ahorro. ¡Es que no es fácil ser papá, Ortega!

En cuanto a su consulta, le señalo que no me tiene que decir sobre el valor positivo de la lectura en la formación de los niños. Yo lo sé muy bien. Yo sé del valor positivo de leerles cuentos de noche a los hijos. Por suerte, con Amediogas no he tenido problemas con eso. Yo le muestro en Netflix las películas infantiles con esos cuentos clásicos y le leo el subtitulaje hasta que se duerme, porque de libros no quiere saber nada.

Cuando ayer recibí su mensaje, le puse el largometraje “Caperucita”. Lamentablemente, Amediogas no llegó despierto a la parte que en que a Caperucita la mandan a casa de su abuelita, por lo que no puedo darle otra opinión infantil, pero sí le comentaré algo desde mi punto de vista, ya que yo sí me empujé completa la película. Mire, Ortega, según yo, su hijo tiene razón al preguntar eso, porque estos son otros tiempos. Por poner un ejemplo, yo nunca he entendido en ese cuento el por qué Caperucita no solo no se asusta, sino que continúa muy normal cuando escucha por primera vez hablar al lobo. ¡Un lobo hablando! Oiga, si eso me pasa a mí, aún estuviera corriendo. Y los niños se dan cuenta de esas fallas, Ortega, porque los niños en estos tiempos ya no creen ni en Papá Santa Noel Clauss, ni en los duendes, las hadas, ni siquiera en las cigüeñas, aunque uno le restriegue el ave en su cara, amigo mío, ¿no es cierto?

Bueno, espero que le haya servido mi análisis sobre su consulta y espero que me siga informando de los avances de su hijo con Caperucita. yo haré lo mismo por mi parte.

¡Ya tenemos una buena excusa para continuar con nuestra descontinuada relación—comunicación!

Estamos a mano. Y a—manos frías, a—brazos calurosos.

Gasset.

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