Pedagogía del humor (11). ¿Cómo deben desarrollar su sentido del humor los profesores?

descarga_4_1.jpeg¿Cómo hacer para desarrollar el sentido del humor? Fácil, haga ejericicios para estimularlo y desarrollarlo. Como toda disciplina, lleva esfuerzo, constancia y dedicación, pero como es placentero todo, no se dará cuenta de ese esfuerzo.

Pero ante los ejericicios, unos consejos:

Adopte una actitud de alegría. Eso no significa que deba comportarse como un tonto o un loco. Mantenga su mente abierta y tenga pensamientos sin censura, traviesos, hilarantes.

Vea el lado humorístico de cada situación y ría. Pero ría se de lo que hacen los otros, no de lo que son.

Por otro lado, ríase de usted mismo, sin despreciarse y aceptando sus fallas. Claro, sin dejar de ser serio y responsable con usted y con los demás, pero sin exagerar, ¿de acuerdo? Y no se olvide de esto: al no tomar las cosas con tanta gravedad echará por la borda las tensiones.

Haga reír a los demás. Experimentará un placer especial. Gozo que solo brinda un sentido del humor agudo y generoso.

El humor es más que risa. Es más gratificante que el mero entretenimiento.

Pero, ¡ojo!, tener un buen sentido del humor implica desarrollar un mecanismo mediante el cual se obtenga una perspectiva emocional o mental, consciente o inconsciente, que permita un escape temporario.

 

Y ahora sí, aquí van los ejericicios. Por supuesto, los ejercicios creativos y lúdicos que compartiremos ahora, sirven para desarrollar “los músculos” del sentido del humor, pero también para estimular la imaginación y la expresión verbal y corporal, así como para desinhibir. Después de hacerlos verá cómo mejora también su estado de ánimo: se forma un estupendo círculo virtuoso.

1) Reúna a varios familiares o amigos y trate de hacerlos reír. Pueden incluso escoger un tema y usted tendrá que improvisar chistes, muecas, gestos, observaciones, comentarios, etcétera. Cualquier recurso gestual o verbal será válido, excepto tocar al otro. Ideal cambiar de roles.

2) Sitúese ante sus familiares, amigos o compañeros de trabajo e interprete una canción por medio de gestos, en concordancia con la letra. Debe escogerse una canción cuya letra sea muy gráfica. La persona debe interpretar, si es posible, cada palabra, o cada idea. No debe cesar de hacer gestos. Las partes neutras, o que no sepa graficar, puede pasarlas imitando los gestos del lenguaje de los sordomudos. Este ejercicio admite variantes: a) Todos escuchan la canción. b) Sólo la escucha, con audífonos, el que la interpreta (puede prescindir de los audífonos si se la sabe de memoria). También es conveniente comenzar con canciones lentas, e ir tomando después canciones más rápidas, que obligan a una mayor agilidad en la improvisación y la expresión.

3) Un amigo o familiar prepara una situación que resulte incómoda para usted. Cuando le plantee la situación, usted deberá encontrar una salida más o menos ingeniosa, ocurrente, imaginativa. Si es posible humorística. De ningún modo puede evadirse, ni emplear violencia física o verbal. Tiene que actuar, pero sólo con el ingenio. Por ejemplo: él se acerca a usted junto a un supuesto policía y lo acusa de algo bastante truculento. ¿Cómo se defendería usted? Invente, improvise y termina el ejercicio cuando convenza al otro o lo haga reír.

4) Invente dos elementos o conceptos, uno de carácter concreto, y el otro abstracto. Por ejemplo: “Foca celosa”. Usted tendrá que interpretarle a uno o varios familiares o amigos la idea, empleando sólo su cuerpo, sus gestos y movimientos. No podrá hablar ni emitir sonido alguno. Sus observadores, para adivinar, podrán hacer preguntas para orientarse, pero cerradas, de modo que usted sólo podrá responder negando o afirmando con la cabeza. Representar el elemento concreto —la foca— es más fácil, pero el abstracto —los celos— es más difícil, por supuesto. Este ejercicios o lo hace usted varias veces seguidas con diferentes conceptos, o arma un juego con los presentes, dividiéndose en bandos y dándose puntajes.

5) Este ejercicio se llama “Frankestein”. Usted sabe que ese monstruo fue creado a retazos, y las costuras se le ven. Del mismo modo, entre sus familiares o amigos se puede armar un “Frankestein” —una breve telenovela, o cuento— a partir de una propuesta o capítulo inicial que usted prepara o improvisa. Entonces lo cuenta, y los demás, por turno, aportan su capítulo correspondiente, cada uno siguiendo al anterior. Cuando le llegue a usted inventa el capítulo final, o si son pocos los participantes, se hacen más rondas.

6) Consiga de alguien una o varias preguntas disparatas, absurdas y usted, por escrito, debe responderla de la manera más graciosa posible. Por ejemplo, un amigo le dice o le envía por escrito la siguiente pregunta: “Entra a un baño público. De pronto ve un ángel orinando a su lado; y le dice que hay un problema en el cielo: se está discutiendo sobre si enviar o no otro diluvio a la Tierra, y aún no se logra decidir nada. ¿Qué le dirías al ángel, antes que acaben de orinar, para contribuir a una decisión?”. Vaya probando su respuesta entre sus familiares y amigos, lo que posibilita que usted la siga enriqueciendo hasta quedar satisfecho.

7) Usted buscará fotografías sugerentes (de amigos, familiares, en revistas, en la prensa, en Internet) y concebirá un pie de foto o globo humorístico que le cuadre a cada una. Después se lo muestra a sus allegados o compañeros de trabajo, teniendo así también la posibilidad de enriquecer su creación.

8) Seleccione un chiste que le haya dado mucha gracia, que sepa que usted lo puede contar sin esfuerzo y apréndaselo bien. Piense cómo lo contaría; es decir, cómo mover las manos en cada frase o palabra importante, qué expresión poner donde haga falta, dónde y de qué dimensión serán los silencios necesarios para ayudar al efecto chistoso, si lo hará con una sola voz o con varias por ser varios los personajes del chiste, o resolverá eso ubicando en el espacio a su alrededor a los personajes y dirigiéndose a ellos, si al interpretar a un personaje hace falta mostrar un gesto característico, una inflexión de voz, etc. Y cuando lo tenga ya totalmente montado busca el público adecuado (uno que no se vaya nunca a ofender o disgustar con su chiste y ¡cuéntelo! Si no se rieron, o lo hicieron poco, o le criticaron algo, o usted se dio cuenta que podía mejorarlo, entonces no lo cuente más y de nuevo estudie su montaje. Cuando esté satisfecho de cómo lo cuenta y ya vea que es eficaz, monte otro y así sucesivamente hasta tener un repertorio. No es para convertirse en humorista profesional, es solo para que sienta el placerde hacer reír a los demás y para ejercitar su poder de comunicador, porque esa misma experiencia le servirá para, ante cualquier auditorio, contar anécdotas, leer en voz alta, dar opiniones y comentarios simpáticos y muchas más cosas.

9) Escoge a un familiar, amigo o colega que quiera ser cómplice en esto. De repente se acerca a él, lo observa como reconociéndolo de otra época, y de pronto le dice “¡Amigo(a)!”, y lo abraza efusivo, diciéndole: “¡Oye, cuánto tiempo!”. Luego lo mira y le dice: “¿Te acuerdas de la fiesta de Fulanito(a)?”, y comienza a reírse como si el recuerdo fuera muy cómico. Se mantiene tocando y abrazando al otro y riéndose sin poder contenerse hasta que el otro esté riéndose también. Conversen un poco inventando recuerdos y se despiden.

10) En complicidad con un familiar, amigo o colega, invente un diálogo telefónico. Por ejemplo, usted lo llama y le dice: “Bueno, cuéntame, ¿viste lo de allá?” Él le puede responder: “No, yo vi lo de acá. ¿Tú también?” y usted contesta: “No, yo no, ¡pero qué risa me dio! Y se ríe. La conversación puede durar lo que usted quiera.

Conclusión: si practica estos ejercicios, más los ejecicios para reír más y mejor y asimila las recomendaciones para estar de forma permanente con buen estado de ánimo (ambos aparecen en esta misma página), está sin dudas absolutamente capacitado para aplicar la Pedagogía del humor y lo que es más importante: para ser una persona más feliz, disfrutando de una gran calidad de vida.

 

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